Navarro Hermanos se vestía hoy lunes de luto. No ha podido abrir sus puertas. Porque el gerente, Carlos Ruiz, fallecía este domingo por un problema de corazón, que le cogió paseando con su perro. Apenas sobrepasaba los cuarenta años y nadie podía esperar algo así. Carlos era una persona no solo conocida en Jerez, sino también querida y respetada.
Su impulso al motor se hacía notar especialmente cuando se acercaban las fechas del Gran Premio, pero sus iniciativas en la ciudad iban más allá. Por ejemplo, en la Semana de la Movilidad. O en ese trabajo más silencioso que es el del Consejo Local del Motor. Entre los motoclubes, e incluso en el Ayuntamiento, ha sido un varapalo. Deja un vacío porque se preocupó por contribuir desde Navarro Hermanos en el crecimiento de las dos ruedas en la ciudad. "Un empresario y aficionado que deja un recuerdo de afabilidad y compañerismo en un sector económico, como es el del mundo del motor, tan enraizado en nuestra ciudad", lamentaba el Ayuntamiento en una nota de pésame.
Por eso, muchos moteros de la ciudad, casi un centenar, han estado en la tarde de su velatorio en el Tanatorio de Jerez. Han hecho rugir sus motores como homenaje a sus familiares, que han agradecido el gesto mientras se rompían de dolor. Un homenaje que la pandemia ha impedido que fuera como tantos de sus amigos habrían deseado, estando cerca, pero que ha tenido que ser con distancias en una caravana de unos metros.
Descanse en paz.