"Esto es como preguntar en agosto qué ropa te vas a poner en enero", replicaba el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, al ser cuestionado por el último barómetro de mayo de Metroscopia para El País, que sitúa al partido liderado por Pedro Sánchez como cuarta fuerza política en intención de voto si hoy se celebraran elecciones generales. Solo unos días antes, el propio Sánchez valoraba la última encuesta del CIS, que colocaba su partido como tercera fuerza política, asegurando que demostraba que son la "única alternativa" para reactivar el voto progresista. En ambos sondeos, pese a las diferentes reflexiones, había coincidencia: Cs se sitúa cabalgando en cabeza. En el caso del primer estudio de opinión, uno de sus responsables es Francisco Camas García (1986), un joven politólogo jerezano que trabaja desde hace tres años y medio como analista en Metroscopia, una de las empresas demoscópicas más importantes de España.
Desde su puesto en la sede, en la zona norte de la capital madrileña, de esta compañía dedicada a tomar el pulso a la sociedad española, el también colaborador de El País y experto en temas de género repasa para lavozdelsur.es su trayectoria personal, la actualidad política, los prejuicios en torno al mundo de la demoscopia, e incluso mira de reojo a su tierra natal, "a la que me gustaría devolver algún día lo mucho que me ha dado". En este sentido, habla de Jerez como una ciudad "con un tremendo potencial, pero creo que vive un poco anquilosada y con unas inercias políticas, culturales y sociales que no le permiten sacar el jugo de lo que puede dar. Eso es labor de los políticos pero también de la gente, sobre todo de la gente joven. Conozco a mucha gente que ha salido sin quererlo y no puede volver".
Si rebobinamos al principio de todo esto, con apenas 17 años, Camas García salió de Jerez para estudiar en Granada, "entonces la única ciudad andaluza donde se podía estudiar Ciencias Políticas". Pero, ¿cuándo empezó a interesarse por la política y cuándo decidió ser politólogo? Fue bastante antes de eso. "Lo tenía muy claro desde el instituto, donde ya le daba vueltas a la cabeza; me veía los debates del Parlamento andaluz cuando era pequeño, era así de friki, y siempre tenía un interés por lo común y ese ideal, sobre todo cuando eres más joven, de querer aportar tu granito de arena para cambiar las cosas. Granada me cambió. No fue solo salir de mi ciudad, sino que me abrió las puertas de la universidad, una ciudad con muchísimos universitarios, donde conocí a muchísimas personas, y poco a poco me fui desencantando más de la política y me fui enamorando más de la politología, en el sentido de la ciencia y la teoría política".
Cuando uno escucha reflexionar a este joven sociólogo jerezano tiene pocas dudas sobre dos cuestiones: sabe lo que se trae entre manos y ama lo que hace. Eso no quita para que la política le suponga una constante "relación de amor-odio". Algo parecido a lo que actualmente le ocurre a muchos ciudadanos tras años y años de crisis y permanente descrédito de las instituciones públicas y la clase política. Como él mismo cuenta, y como muchos comprueban cada día desde hace siglos, de la teoría a la práctica política hay un gran trecho marcado sobre todo por el juego del poder, los egos, los intereses personales, el sectarismo y el partidismo.
"Me gustaría que la gente estuviera más contenta con sus políticos y que los políticos estuvieran a la altura"
"La ciudadanía espera muchísimo más de lo que los políticos le dan, hay una disparidad tremenda entre lo que a la gente le gustaría y lo que realmente al final encuentra. Que la política sea uno de los tres principales problemas de este país lo dice todo; ese desencanto, esa desafección, ese descrédito respecto de la política... pero bueno, creo que al final es amor-odio, porque en esta época que estamos viviendo, desde 2014 y 2015, ha crecido de nuevo el interés por la política, ha aumentado la audiencia de los programas relacionados con la política... la gente se engancha y se reengancha, aunque no pensemos que todo el mundo está pendiente de lo que sucede y a todo el mundo le interesa". Ese salir y entrar del, en demasiadas ocasiones, pantanoso terreno político es, a su juicio, "normal". "Los ideales están para perseguirlos y tratar de alcanzarlos, y la política es lo que se hace en el camino. Es esa transición para tratar de cambiar las cosas. Me gustaría que la gente estuviera más contenta con sus políticos y que los políticos estuvieran a la altura".
¿Está tentado a veces por pasar de la teoría a la acción?
Te mentiría si te dijera lo contrario, la política me interesa y me emociona, y por supuesto que uno siempre ha pensado en dar el paso, pero al menos las pequeñas dosis o feedback que he tenido desde dentro de la política siempre me han echado un poco para atrás… Vista desde fuera, la política es una cosa y vista desde dentro es otra. Aun así, admiro a la gente que se dedica a la política y que se dedica de manera honesta, que lo hace porque le gusta y cree, y reconozco que tienen un valor importante, aunque sea políticamente incorrecto decirlo, pero está ahí y ese trabajo 24 horas hay que reconocerlo. Yo prefiero en todo caso verla desde fuera y analizarla desde fuera, y lo más objetivamente posible, ahí me siento más cómodo.
El momento político parece muy incómodo...
Estamos en un momento político bastante incierto, con bastante incertidumbre, nadie quiere salirse del molde, cuesta mucho arriesgar, falta frescura, y estamos en un momento de cambio porque nos abocamos a nueva cultura política de coalición. En una sociedad como la actual con cuatro partidos competitivos los políticos están condenados a entenderse, y parece que todavía ni ellos están preparados, ni creo que nosotros, la ciudadanía, está preparada para asumir lo que es ceder, llegar a acuerdos, que no se pueda cumplir a rajatabla con el programa electoral... Es un cambio que debe producirse también en la gente. La España del futuro está abocada a la búsqueda de consenso, y eso requiere tiempo, es un cambio de raíces, profundo, y eso no es fácil porque hasta hace no mucho había dos partidos que se disputaban el poder y ahora tendrán todos que currárselo un poco más. Las expectativas están puestas en ellos y la gente desde luego ya tiene claro que no quiere volver a tener mayorías absolutas, y quiere que se mantenga esta pluralidad política en la vida y en la sociedad. No hay añoranza del sistema anterior, este nuevo está para quedarse y habrá que convivir con eso.
"Nadie se come un filete o chuletón crudo, a la gente le gusta que esté más o menos hecho, pero cocinado"
Vamos a hablar de encuestas. Que si no dan una, que si responden a intereses ocultos, que si tratan de influir en la gente... ¿Qué tal se le da usted la cocina? ¿Hay mucho mito en eso de las encuestas prefabricadas o más de un demoscópico podría concursar en MasterChef? "(Risas) Es una metáfora muy graciosa e ilustrativa para definir lo que nosotros decimos que es una estimación de voto. Preguntamos a la gente cuál sería su intención de voto si las elecciones fueran en un momento determinado, y esa respuesta espontánea es cruda, por lo que requiere de un cierto cocinado. Nadie se come un filete o chuletón crudo, a la gente le gusta que esté más o menos hecho, pero cocinado". Prejuicio número uno desterrado. Prosigue Camas García con su explicación: "Hay que traducir ese estado de ánimo espontáneo en términos de votos, y entonces es una cuestión necesaria, metodológicamente está muy estudiado, y todos los que nos dedicamos a esto hacemos nuestra propia cocina electoral, cada uno con sus criterios, no hay cocina perfecta, y hay gente que se dedica más al sushi y otra que tiene unos criterios más invasivos. En todo caso, son aproximaciones, descripciones de la realidad, y esa cocina es necesaria, aunque al mismo tiempo esté abierta a las interpretaciones y críticas. Yo estoy muy contento con la cocina que hacemos aquí y, de hecho, la gente se sorprenderá pero muchas de las estimaciones que se publican salen de mi propio ordenador, así que hay que perder un poco ese mito de las conspiraciones".
"Si te digo que el paro, los políticos y la corrupción son los principales problemas de este país, seguro que a nadie le sorprendería. Y esos son datos de encuestas"
Otra duda. ¿Se cree sus propias encuestas o, como los políticos, solo las que le favorecen? El joven doctor en Ciencias Sociales lo tiene claro: "Hombre claro que creo en las encuestas (risas)… Las encuestas no favorecen a nadie, son un espejo y reflejan lo que la gente nos dice. Llamamos a la gente y la ciudadanía generosamente nos contesta y nos da su opinión, y nos dice su predisposición a acudir a votar a un partido o a otro. Trasladamos ese mensaje y damos ese mensaje de opinión pública. No es una cuestión creerlas o no creerlas, hay que creérselas sí o sí porque es lo que la gente dice. Otra cosa es que lo que la gente dice, sea luego lo que va a hacer". ¿Y cómo creerse lo que la gente dice hoy si mañana lo mismo hace otra cosa? "Puedes tener una actitud, una creencia, una predisposición y al final decidir una cosa u otra, pero evidentemente las encuestas digamos que tienen una consistencia y una fiabilidad desde hace 80 años; es el instrumento más fiable, con sus defectos, que tenemos para medir la opinión pública y la realidad en toda su complejidad. Lo curioso de todo es que la gente que pone en duda las encuestas se refiere a las encuestas políticas, pero no caemos en la cuenta de que hay encuestas de todo. Si te digo que el paro, los políticos y la corrupción son los principales problemas de este país, seguro que a nadie le sorprendería. O si te digo que la amplia mayoría de la sociedad española sigue pensando que estamos en una sociedad machista y está a favor de la igualdad de género. Y esos son datos de encuestas. Nosotros ya jugamos con eso y estamos completamente blindados ante esas críticas porque esas encuestas participan del juego político. A veces es verdad que somos como un chivo expiatorio demasiado fácil pero es normal porque forma parte de la competición política".
¿Y a la gente le gusta participar, le dan muchas largas?
Mayoritariamente, la gente en España participa en las encuestas, le encanta dar su opinión en general. Evidentemente, si no hay nadie o no te pueden atender... también hay quien piensa que somos de Orange, Jazztel o Movistar, y que llamamos para dar el tostón, pero es sorprendente lo que la gente está dispuesta a participar. Hay anécdotas de todo tipo, como por ejemplo una encuesta que hicimos sobre hábitos sexuales de los españoles, y preguntamos de todo. Una de las preguntas era si alguna vez había sido infiel a su pareja y en una ocasión un señor nos respondió, muy muy bajito, que sí. Hasta ese punto. La gente está encantada con dar su opinión. Lo que se ve en los medios es que hacemos barómetros políticos mensuales y tal, pero nosotros hacemos encuestas todos los días, entre 600 y 700 entrevistas. En el mejor de los casos llegamos a hacer 150.000 entrevistas al año, tenemos 150.000 conversaciones con españoles y españolas, tenemos mucha consistencia, medimos diariamente la opinión de los españoles, y entonces cuando decimos lo que decimos lo decimos con bastante seguridad. No nos aventuramos a decir cualquier cosa, ni mucho menos. Eso no quiere decir que las cosas no puedan cambiar en una realidad cambiante, y nosotros tenemos que adaptarnos a esa realidad para medirla mejor. Este trabajo de investigación social es de artesanos, es un trabajo de ensayo y error, y vas aprendiendo con la experiencia.
"En el mejor de los casos llegamos a hacer 150.000 entrevistas al año, tenemos mucha consistencia, medimos diariamente la opinión de los españoles, y cuando decimos lo que decimos lo decimos con bastante seguridad"
¿La ola de Cs es un invento de los poderes económicos o es real?
No sé qué va a pasar dentro de un año o dos años, puede pasar de todo, pero lo cierto es que hoy el estado de ánimo de los españoles es bastante claro: hay una apuesta de una parte bastante importante por Cs, que parece desde el mes de enero pasado que sigue siendo la primera tendencia, aunque veo difícil que pueda crecer más, ya hay una tendencia a estabilizarse, y sobre todo porque el PP está en su peor momento histórico, nunca antes ha tenido una fidelidad de voto tan baja de sus propios votantes, que ahora están diciendo que votarían a Cs, aunque no sepamos si luego lo harán o no. La tendencia goza de cierta consistencia y este modelo es de 1-3, un partido destacado y otros tres por detrás. Hay una gran novedad: que los partidos nuevos suman más que los viejos, y se ha producido un sorpasso simultáneo, es decir, por un lado la suma de Podemos y Cs es mayor que la suma de PSOE y PP, y se ha producido por la izquierda y la derecha. El de Podemos al PSOE es un poco más precario, están un puño, y estadísticamente la diferencia no es significativa. Pero sí lo es que el electorado de izquierda está bastante desmovilizado y desconcertado, no sabe qué hacer, si irse a Podemos, si votar al PSOE... Hay votantes del PSOE de 2016 que no sabe qué haría, aunque sepa que no votaría a Podemos. Ambos partidos están por debajo de los resultados de las últimas elecciones, por lo que tampoco son buenas noticias para la izquierda en este momento.
En todo caso, la estimación de voto es la punta del iceberg, las entrañas de una encuesta están en conocer cuál es la opinión de la gente y en el caso del PP, sus propios votantes ni siquiera consideran que Rajoy deba repetir como candidato, y creen que tiene una crisis grave que le puede llevar a perder más votantes, o valoran más a Albert Rivera y a Ciudadanos. Son muchos indicadores que hacen ver que el PP tiene un problema muy importante que hace dudar hasta a los mayores de 65 años, su electorado más fiel, su caldo de cultivo más conservador o menos predispuesto a un cambio. Y eso es para hacérselo mirar. Ellos pensaban que si la economía iba bien al PP le iría bien, pero aunque sea cierto que los indicadores macroeconómicos del país van a mejor, sabemos por nuestras encuestas que la amplia mayoría de la gente no ve esa mejora a nivel personal, no la percibe en su bolsillo, y eso es un factor determinante para el voto.
Usted puede considerarse de la generación ‘millennial’ y, a diferencia de lo que se cree, está muy interesado por la política. ¿Se siente bicho raro o es habitual en su entorno?
Sabemos que los jóvenes en España actualmente han recuperado muchísimo interés por la política, tanto como en la Transición, y eso no había pasado nunca antes. Los millennials están muy metidos en lo que sucede en la política española y hay un cambio generacional. Dicho esto, a nivel personal, no puedo negarte que me siento un bicho raro. Pertenezco a una promoción de politólogos jóvenes y muchas de mis amistades, de las personas con las que mantengo contacto, son del mundillo, y soy consciente que no todo el mundo es así, ni a todo el mundo le interesa; pero aun así, creo que los jóvenes actualmente están recuperando ese interés por una nueva manera de hacer política, y creen que se pueden cambiar las cosas si se hacen las cosas de otra manera.
Movimiento feminista: "Es cierto que tengo mis dudas respecto a cuál va a ser la traducción de estas demandas legítimas y mayoritarias a nivel político. Eso siempre es un tránsito difícil aunque inevitable e irreversible"
A veces este sociólogo jerezano, por sorprendente que parezca, no piensa en política y aparca el análisis de datos y la investigación demoscópica por unas horas. "Tengo muchas inquietudes, entre muchas otras, el análisis de género: mi tesis doctoral fue sobre igualdad de género y jóvenes en España; y mis aficiones, siempre que puedo, son jugar al baloncesto, mi música, y mi piano". Y como experto en género, ¿es el principio de un cambio real en pos de la igualdad o esta nueva ola feminista quedará en nada siendo engullida por el marketing y el capitalismo salvaje? "Veo absolutamente un punto de inflexión, y lo recordaremos en el futuro cuando tengamos más perspectiva. 2018 se recordará, especialmente en España, como un año en el cual las mujeres, de todas las edades e ideologías, salieron a la calle e hicieron una manifestación sin precedentes, diciendo basta ya, hasta aquí hemos llegado, esto ya es intolerable, tanto la pelea por la brecha salarial como la violencia de género... El argumento moral es absolutamente abrumador, y he analizado concienzudamente los datos que tenemos sobre eso, y por eso la amplia mayoría de la sociedad española creía que la huelga del 8M estaba justificada, tantos hombres como mujeres apoyan este movimiento, y es un cambio sin parangón en España. Es cierto que tengo mis dudas respecto a cuál va a ser la traducción de estas demandas legítimas y mayoritarias a nivel político. Eso siempre es un tránsito difícil aunque inevitable e irreversible porque sin duda estamos en un punto de inflexión con un movimiento de mujeres, dirigido por mujeres y que está transformando las conciencias de la gente con muchos mensajes sobre la mesa que cuestionan cosas que antes ni siquiera se cuestionaban".