Una visita a Coripe, junto a la Vía Verde de la Sierra, para admirar este singular árbol.

En otras ocasiones nos hemos ocupado en entornoajerez de árboles y arboledas singulares de nuestro entorno y aún de algunos ejemplares que por su excepcionalidad han sido declarados 'Monumento Natural'. Hoy nos vamos a ocupar de uno de ellos, una encina centenaria: el Chaparro de la Vega, que podemos admirar en la localidad sevillana de Coripe, junto a la Vía Verde de la Sierra.

Para llegar hasta esta monumental encina, tomaremos la carretera C-339 que une Algodonales y Coripe. La carretera cruza la Vía Verde en un punto en el que se alza la Estación de Coripe, a 3 km de este pueblo serrano.

Desde la estación, cuyo antiguo edificio ha sido remozado como infraestructura hostelera y de servicios para la Vía Verde, parte un sendero perfectamente señalizado que nos conduce directamente al Chaparro de La Vega tras recorrer algo más de un kilómetro. El camino, habilitado para la circulación de vehículos, discurre en su primer tramo por la Vía Verde de la Sierra (en dirección hacia Puerto Serrano). Justo antes de cruzar el impresionante Viaducto de Coripe sobre el Guadalporcún, se desvía a la izquierda de la traza siguiendo paralelo al curso fluvial que nos acompaña a nuestra derecha. El río se encajona aquí a los pies del imponente Cerro del Castillo y, al poco, el paisaje se abre en una llanada despejada de vegetación donde se adivina ya desde lejos la silueta del Chaparro.

Llegamos así a La Vega, un hermoso paraje abierto entre los cerros circundantes, donde crecen plantíos de nogales regados con el agua retenida en una pantaneta cercana. No faltan aquí tampoco, dispersas por las laderas de la que fuera una antigua dehesa, encinas, pinos piñoneros, acebuches, retamas, palmitos… Y en este lugar, ocupando el centro de un extenso prado y atrayendo también todas las miradas, se alza una de los árboles más singulares de cuantos puedan admirarse en nuestra Comunidad: el Chaparro de La Vega.
Cuando se apuntan las notables dimensiones de este ejemplar de encina (Quercus ilex L. subsp.ballota), las cifras y los números apenas puedan darnos una idea remota de la armonía de sus formas, de la equilibrada composición que conforman su grueso tronco, sus portentosas ramas y su gran copa aparasolada.

Lo primero que sorprende al visitante es el diámetro de su tronco, próximo a 1,20 m. En la base, su perímetro supera los 4,50 m. y medido a 1,30 m. del suelo, se aproxima su contorno a los 4 m., lo que da idea de la regularidad del fuste que se divide en gruesas ramas secundarias a una altura aproximada de 2,50 m.

Si nos situamos bajo su copa, que llega en su punto más alto hasta los 13 m. de altura, podremos admirar la poderosa estructura que componen sus ramas que, armoniosamente distribuidas, dan lugar a una inmensa copa de casi 30 m. de diámetro. No es de extrañar que la encina proyecte una superficie de sombra próxima a los 600 m2 bajo la que, como presumen los vecinos de Coripe, cabe literalmente todo el pueblo. Estas considerables dimensiones se ven superadas por la belleza y armonía de sus formas que hacen de esta gran encina un Monumento Natural incomparable.

En función del perímetro de su tronco, se ha calculado la edad del Chaparro de la Vega en torno a los 300 ó 400 años, si bien no faltan quienes le atribuyen más de 500. A buen seguro, el magnífico porte de esta centenaria encina ha permitido que sea respetada y cuidada a lo largo de los siglos y haya sobrevivido al hacha, al carboneo y al fuego.
Sea como fuere, el Chaparro de la vega es “venerado” y admirado por los vecinos de todos los pueblos cercanos (Algodonales, La Muela, Puerto Serrano, Olvera, Montellano, Morón…) y especialmente por los de Coripe, a cuyo término municipal pertenece el paraje de La Vega. En este lugar se celebra la conocida Romería de Coripe que se celebra en honor de la Virgen de Fátima y congrega cada segundo domingo de mayo a numerosos visitantes de las poblaciones de la Sierra Sur de Sevilla y de la Sierra Norte de Cádiz. A decir de muchos, la romería no es sino un pretexto para “peregrinar” hasta el Chaparro de la Vega, en torno al cual se ha levantado una zona recreativa frecuentada ya durante todo el año

La visita a este Monumento Natural justifica, por sí sola, una excursión que podrá completarse con los atractivos que nos ofrecen otros parajes cercanos. Así, podremos realizar un cómodo recorrido por la Vía Verde desde la Estación de Coripe hasta Zaframagón (6 km en dirección Olvera), o adentrarnos en el cercano túnel bajo el Cerro del Castillo que, con 990 m., es el de mayor longitud de la Vía Verde. Un paseo por las riberas del Guadalporcún, una visita a Coripe, a La Muela o a la cercana Sierra de Lijar, podrán ser otras tantas opciones con las que completar nuestra excursión al Chaparro de la Vega.

Cuando ya de regreso a casa contemplamos este magnifica encina a vista de pájaro, cuando la carretera gana altura, camino de Algodonales, entendemos aún mejor por qué fue declarada como Monumento Natural.

 

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Jorge Miró

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