Hablar de arquitectura y urbanismo es hablar inexcusablemente de Berlín. Más allá de la enorme cicatriz del pasado que separaba las dos Alemania y partía la urbe en dos, la cosmopolita capital europea enamoró desde el minuto uno a la jerezana Estrella Trillo Ollero (1988). No fue la Bauhaus, quizás tampoco fue el Reichstag de Norman Foster. Pero había algo que le sedujo desde el principio, ya fuese por la profesión que había elegido, ya fuese por sus zonas verdes y su frenética actividad cultural. Lo anterior, unido a la falta de oportunidades en casa, le llevó a hacer las maletas. Esta joven arquitecta, que cursó una beca Erasmus en Mainz, llegó en 2013 dispuesta a emprender su carrera profesional en la ciudad del Spree tras licenciarse un año antes en Arquitectura Superior por la Universidad de Sevilla. Habla alemán, inglés y francés y estudió piano durante diez años, ha colaborado en estudios e investigaciones -uno sobre la arquitectura bodeguera jerezana-, pero visto el panorama en su país y en su tierra no se lo pensó dos veces y puso rumbo a Alemania.
Hace año y medio que Estrella trabaja para el estudio berlinés Architekturbüro Civitas, al que llegó después de lograr hace un par de años una beca Leonardo concedida por el Ayuntamiento de Jerez. "Estuve en el lugar adecuado en el momento correcto", explica, ya que después de acabar la carrera, "estuve seis meses en Sevilla, plazo que agradezco a mis padres, preparando el portfolio y buscando trabajo, pues sinceramente me hubiese gustado por aquel entonces quedarme allí". En cambio, "por desgracia, en todos los estudios que busqué las condiciones laborales eran nefastas: o eran prácticas, o no me pagaban por trabajar al no tener experiencia laboral". Consciente de la realidad de la recesión y el crash inmobiliario, letal para su gremio, se enteró por medio de una amiga de la convocatoria municipal de la Leonardo y subrayó en rojo su próximo destino.
"No fue fácil encontrar un estudio en Berlín e incluso tuve que pedir un plazo extra de dos semanas al Ayuntamiento para continuar la búsqueda, pero al final lo encontré y aunque no me pagaban nada por esos tres meses, entre la Leonardo y la ayuda de mis padres, conseguí hacerme un hueco en la ciudad. La calidad de vida en Berlín es bastante buena, no es una ciudad cara para ser una capital y ofrece muchas oportunidades culturales sin coste", relata Estrella. Ahora incluso ha logrado mudarse. Vive a diez minutos del trabajo, de Alexanderplatz -la mítica plaza que fue meollo de la antigua Alemania comunista- y de la academia donde cursa nueve horas semanales de alemán para perfeccionar el idioma teutón. Desde la azotea de su casa se ve la emblemática torre de televisión berlinesa. Sus más de 200 metros son visibles desde casi toda la urbe pero ella la tiene muy cerca de casa, como también el Ayuntamiento rojo o el paseo bajo los Tilos. Su adaptación fue muy rápida, dice, "gracias a que conocía ya a bastante gente en la ciudad", lo que se unió a la fascinación que le despertaba esta enorme metrópoli. "El comienzo en Berlín fue bastante bueno. Llegué en verano y los parques siempre estaban llenos de personas disfrutando del sol", rememora.
No descarta encontrar un trabajo mejor, sabe que en el sur los arquitectos ganan más, pero le parecen irresistibles los casi 892 kilómetros cuadrados de esta ciudad-estado y capital germana. "Si quisiera ganar mucho dinero como arquitecta no estaría en Berlín, iría al sur de Alemania, allí pagan mejor, pero prefiero vivir con menos y disfrutar de la ciudad". En este año y medio que acumula en el estudio para el que trabaja, Estrella ha hecho y aprendido de todo. Desde cómo funciona un estudio de arquitectura hasta cómo se construye una cubierta ajardinada según la normativa alemana. "Me quedo con el proyecto para una guardería en un pueblo de Brandemburgo que hemos llevado a cabo entre mi jefa y yo, y en el cuál estoy trabajando ahora en los planos de ejecución", mantiene, aunque asegura que también ha intervenido en un inmueble residencial, la rehabilitación de la cubierta de una antigua iglesia de piedra, un edificio de oficinas...
Fue Henry Ford el que dijo que solo hay algo más caro que formar a las personas y que se marchen: no formarlas y que se queden. Estrella es muy pesimista ante el horizonte actual para los jóvenes españoles. "Veo un panorama muy desesperanzador. Es una pena que tantos jóvenes tan preparados nos tengamos que ir. Para mí fue muy fácil salir: una beca, muchas ganas y amigos en Berlín que me ayudaron a que me integrara en la ciudad rápidamente… Para otros no es tan sencillo". Sobre su ciudad natal no lo duda: "Desde mi campo, me provoca mucha tristeza volver a Jerez y encontrarme cientos de casas descuidadas y desocupadas en el centro y ver cómo toda la periferia se masifica con cientos de nuevas construcciones". "Creo que esta comparación puede extrapolarse a la situación actual. Se está descuidando el origen del problema y no se asumen riesgos. Los jóvenes hipercualificados salen porque no se han buscado soluciones al problema. En España se han perdido las ganas de escuchar nuevas ideas y apostar por ellas", resume.