Birrópolis, algo así como el territorio o ciudad de la cerveza, es el nombre que figura en el establecimiento que ha abierto en la calle Remedios, en pleno centro de Jerez, que promete ser un lugar de parada obligatoria para los amantes de la cerveza.
Esta iniciativa vienes de la mano de un grupo que lógicamente adora la cerveza y la conocen, pero no una cualquiera. Están especializados y aspiran a tener las más reconocidas marcas a escalas europea y nacional. Así están dispuestas en el local con once grifos para las más prestigiosas, además de tener más de un centenar de referencias en nevera (latas y botellas).
Esta es la apuesta de Alberto Cala, que aprendió a apreciar este producto en los dos años que estuvo en Edimburgo. En la capital de Escocia descubrió que la cerveza va mucho más allá de lo que se conoce en España. Por este motivo, Cala habla de conceptos como la salud y la libertad. La salud por poder servir cervezas de gran calidad y con una elaboración artesanal y ‘sana’; libertad porque no está sujeto a exclusivas que lo aten a alguna marca, como suele suceder en la mayoría de los negocios de hostelería.
“En Edimburgo me di cuenta de que este producto superaba con creces lo que yo conocía de él y lo que la industria cervecera española nos vende. Esto es como elegir un queso industrial y un queso artesanal”, sentencia. “Tenemos cervezas elaboradas con los máximos estándares en calidad en el producto final y en su producción”, señala Alberto, que pone ejemplos de marcas como la de Malanda Red Bots, del maestro cervecero de Rota Pablo Mora, “el mejor de Andalucía”.
A escala europea tiene firmas como la Ayinguer, elaboradas al sur de Munich por una pequeña cervecera familiar, “de las mejores de Baviera”. De esta icónica marca tendrán diferentes variedades elaboradas según la temporada. También servirá la Weiphtenel, de la cervecera más antigua del mundo que sigue en activo.
“Es un lugar para los muy cerveceros”, dice Alberto, que no duda en afirmar que “aquí encontrarán las mejores cervezas a los mejores precios”. Avanza que en un futuro no descartan ampliar con una mayor gama. Las cañas van desde los 2 a 2.50 euros y las pintas americanas (47 centilitros) desde 3.50 a 5 euros.
En cuanto al local, donde antes hubo un restaurante, abren “con lo básico, tipo taberna de montaña y poco a poco iremos completando la decoración”. Cuenta con una terraza con mesas altas, también servirán vinos de Jerez y de la Tierra de Cádiz.
Asimismo, tiene una vertiente gastronómica pero en plan tapeo con las clásicas propuestas frías y montaditos, “todo enfocado para acompañar a las cervezas”. Para Alberto Cala no es la primera vez que emprende una iniciativa hostelera con la cerveza como argumento. Antes estuvo al frente de La Bodega del Lúpulo, pero con la diferencia de que en Birrópolis no se vende al por mayor: “Es una evolución pensaba más hacia el público que a la venta y sobre todo para los visitantes al estar en un lugar muy transitado por los turistas”.
Esa es la clave de la elección del local, una calle que se localiza en un entorno en el que florecen iniciativas hosteleras de todo tipo. Ahora reaparece un lugar que “se echaba de menos para los amantes de las cervezas de calidad y con marcas de reconocido prestigio a escalas nacional e internacional y a precios accesibles”. Explica que los proveedores “no son complicados de localizar. Solo hay que tener inquietud, confiar en un producto y lo que es más importante, gustarte y conocer este mundo”.
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