Frigiliana, un pueblo de Málaga, ha tenido un contratiempo. Su oficina de Correos ha cerrado por la jubilación del cartero y la compañía aún no ha renovado el alquiler del local, de forma que ha colocado una furgoneta para los servicios básicos, que no son todos.
Los vecinos, unos 3.300, se ven obligados a hacer las gestiones en plena calle; además, no pueden acceder a la custodia del dinero, apartados postales o mesa de clasificación de correspondencia, entre otros.
El sindicato CCOO ha denunciado que esta situación ha provocado una "acumulación puntual" de forma que se han quedado más de 2.500 cartas sin repartir.
El mobiliario de Correos se ha quedado en el interior del antiguo local, algo que "imposibilita la clasificación de la correspondencia para su posterior reparto, acumulando en la actualidad más de 2.500 cartas pendientes de reparto".
Correos asegura que el problema está resuelto y ha contado a EFE que ha llevado a cabo "las medidas organizativas necesarias para continuar ofreciendo el servicio en el mismo horario". Según indica, "aunque hubo cierta acumulación puntual de envíos en el comienzo de esta reorganización, no existen actualmente envíos pendientes de reparto".
También explica que los actuales volúmenes de envíos "se están gestionando conforme a los plazos de calidad y entrega comprometidos con los clientes para cada tipo de producto" y se están "valorando distintas alternativas" para abrir otro local en Frigiliana.