En Málaga capital hay un lugar de lo más curioso en la calle Ollerías. Asomarse por la puerta del Pasaje Meléndez es como viajar en el tiempo. Este callejón se mantiene intacto desde hace más de cinco siglos cuando en época musulmana, era una barrera.
Este es el nombre se se usaba para llamar a estas calles sin salida que solían estar presididas por arcos. Cuando caía la noche, los vecinos cerraban la puerta como medida de seguridad.
En la actualidad, este precioso rincón malagueño es un reducto de aquellos tiempos. En esta zona, a finales del siglo XVIII se encontraba la Real Fábrica de Medias de Seda, según recoge La Opinión de Málaga.
Su nombre hace refrencia a Sancho Meléndez, un cantero del siglo XVII que trabajó en la Catedral y en los conventos de San Francisco o San Agustín. Con el paso del tiempo, la estructura se conserva, sin embargo, las fachadas de los edificios están en mal estado.
Aunque el Ayuntamiento de Málaga arregló en 2014 algunos elementos deteriorados, el aspecto de los inmuebles salta a la vista. Aun así, los vecinos que siguen viviendo en él, se esmeran por adornarlo con flores y macetas, incluso siguen sacando sillas para las charlas al fresco.
Un sitio con encanto que se añade a la lista de imprescindibles para ver en esta capital andaluza que, en esta época, rebosa de visitantes.