“A la media hora de estar contigo te preguntan: ¿Te puedo llamar papá? Eso es muy fuerte”, dice Juan Molina, quien ha acogido temporalmente a más de un menor para ayudarle así a integrarlo en la sociedad. No hay dos casos iguales. En unas ocasiones, el menor proviene de una familia que, simplemente, se desentiende de él y no le aporta los cuidados que necesita. En otras, es el padre o la madre quien le pega y, en el peor de los casos, abusa sexualmente de unos pequeños y pequeñas que nacen en entornos desestructurados. El trauma les acompaña toda la vida. Es la Administración —en este caso la autonómica— la que detecta los problemas y acoge a los niños en centros de protección de menores, de donde pueden salir si encuentran a una familia que los acoja o que los adopte.
Hay diferencias entre acogimiento y adopción. En el primer caso, el pequeño se integra en una familia de forma provisional hasta que pueda volver con la biológica o se determine la medida de protección más apropiada para el menor. El segundo caso supone la desaparición de los vínculos jurídicos, personales y familiares entre el menor adoptado y su familia biológica. Es lo que explica Molina, que también es secretario de la Asociación de Familias Solidarias para el Desarrollo (Afasode), que presenta su última campaña en Jerez. César Muñoz lo acompaña. Él también es miembro de la asociación y, a su vez, familia adoptiva y acogedora. Hace poco se tuvo que despedir de una pequeña que tenía acogida. “El día que se fue estuvimos toda la tarde llorando, pero luego pensamos en el tiempo que hemos disfrutado de ella, que le hemos servido de puente para que recale en un centro, y mientras le has dado cariño y estabilidad… por lo que es muy gratificante”, asegura. Ahora esa niña tiene una familia de acogida y pudo estar en un hogar mientras se dilucidó el proceso.
Los menores que acoge, dice, “nos enseñan mucho a los adultos y a los niños de la casa”, insiste Muñoz, quien asegura que una vez que se prueba, es raro quien no repite y sigue acogiendo a menores. Más de 350 buscan familia solo en la provincia de Cádiz, una cifra que aumenta hasta los 13.000 contando a los pequeños que hay en centros de protección de menores de todo el país. “No hay más familias de acogida por desconocimiento”, señala César, quien quiere que con la campaña puesta en marcha por Afasode, llamada Ningún niño, ninguna niña sin familia. Doy un paso adelante, se reduzca esta brecha y cada vez más niños encuentren el calor de un hogar. “Sabemos que los atienden muy bien en los centros de acogida”, dice Juan Molina, “pero les falta un vínculo afectivo, que es el motor de nuestras vidas”. El secretario de Afasode señala que hay que acoger a pequeños “por justicia”, porque “se merecen que la sociedad dé una buena respuesta a sus problemas”.
Juan Molina, secretario de Afasode, durante la entrevista con lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA.
Pero, ¿qué requisitos hacen falta para acoger? “La gente piensa que se necesita un gran sueldo y una buena casa, pero nada de eso, lo principal es tener motivación”, apunta Molina. Él lo sabe bien. Ya ha acogido a varios menores porque se siente responsable de la situación que sufren muchos de ellos. “Nos encantaría no tener que acoger a ninguno, nos gustaría que se lo quedaran sus padres, sería muy buena señal”, dice. Pero no es así. Por eso es tan importante la labor de asociaciones como Afasode, gracias a la cual —y a la de otras organizaciones—, durante 2017 un total de 729 menores de la provincia encontraron familia. Ahora mismo sigue habiendo más de 900 menores bajo tutela de la Junta en la provincia, 523 de ellos acogidos en familias, 396 con su familia extensa (abuelos/as, tío/as) y 127 en familias ajenas.
Con estos acogimientos se intenta encauzar la vida de unos pequeños que tienen infancias traumáticas que pueden desembocar en situaciones de todo tipo. “Esta labor tiene una gran trascendencia para la sociedad, porque se puede evitar que haya futuros delincuentes, abusadores o agresores”, dice Molina, quien pide a las administraciones que realicen una labor de prevención. “Asuntos sociales debe dedicar esfuerzos a las familias en riesgo de exclusión”, apunta.
¿Qué tipo de familias de acogida existen? “Hay de todo”, cuenta César. Gracias a la asociación, que forman 149 núcleos familiares de toda la provincia, conocen el caso en una “súper abuela” que cuida de los siete pequeños que le quitaron a su hija, hay una familia “tradicional” con cuatro hijos biológicos que tiene tres acogimientos temporales y un menor como familia colaboradora —lo asisten durante un número determinado de días— y una familia homoparental que cuida de un niño de doce años en calidad de acogimiento permanente. “Cualquiera es válida”, insiste.
César Muñoz tiene a menores adoptados. FOTO: MANU GARCÍA.
La ONG nació en 2013 como asociación de cooperación internacional, momento a partir del cual comenzaron a acoger a niños de los Balcanes. “Teníamos a 3.000 familias”, recuerda Juan Molina, quien rememora que durante los meses de verano venían al país pequeños que huían de la guerra. Pero en 2014 cambiaron el leit motiv de Afasode y comenzaron a luchar por los derechos de los menores acogidos en centros tutelados por la Junta. “Es un problema que no se conoce en la calle”, apunta Juan.
Afasode impulsa también otra campaña que busca que los jóvenes que cumplen la mayoría de edad ganen en autonomía. Emprendiendo el vuelo es el nombre del proyecto que busca otorgarle una oportunidad a estos adolescentes que, normalmente, buscan refugio en el albergue municipal, “aunque no hay una continuidad, porque no pueden permanecer mucho tiempo”, apunta César. Por eso firmaron un convenio con la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (Avra) para que les cediera un piso donde poder acoger a estos jóvenes. “Son carne de cañón”, explica Molina, quien espera que los reciba la teniente de alcaldesa de Acción Social, Carmen Collado, para abordar esta situación con la delegación que dirige, después de las conversaciones mantenidas con la Junta. Para el secretario de Afasode, se trata de “una necesidad social”.
El lunes 21 de mayo ofrecen una sesión informativo sobre acogimiento en el colegio Hijas de San José de Jerez a las 19:00 horas; y el 30 de mayo proyectarán la película Desamparado en el campus de la UCA de Jerez. Las personas interesadas se pueden poner en contacto con la asociación a través del teléfono 661 308 866.