Ke Paza Killa es el perfil de Instagram en el que se esconde una "artistilla de medio pelo", tal y como se define, que ha hecho 17 grafitis en El Puerto de Santa María, unas obras que caminan entre esa delgada línea que separa al arte de la desobediencia y rebeldía.
Sus pintadas, que ya ella mismo se ha encargado de borrar, devolviendo el blanco a las fachadas grafiteadas, estaban acompañadas por mensajes escritos en Êttandâ pal andalûh, una tipografía empleada en 1870 para realizar los rótulos de las calles de Sevilla en 1870.
Aunque había intentado mantener su identidad oculta, el agente 12.529, un experto policía Local de El Puerto que ha identificado ya a más de 200 grafiteros de toda España, ha dado con esta mujer de 36 años. "No es una delincuente al uso, ha hecho una pequeña locura y se la ha pillado", ha destacado el referido policía a El País. "Le dije los indicios y cuando vio que no tenía escapatoria, se mostró muy sorprendida de que diésemos con ella. Alucinó bastante y se arrepintió", ha añadido el agente.
La grafitera, tras ser pillada, ha mostrado una buena voluntad. En sus pintadas también se vio que no tenía intención de dañar el patrimonio, ya que en todo momento eligió propiedades privadas que no estaban calificadas como monumentos.
Eso sí, su modus operandi seguía un patrón bien definido. Las calles no eran elegidas al azar, al igual que tampoco los textos empleados en los mensajes, que guardaban relación con frases y momentos vividos con una antigua pareja con la que quería tomar la relación.