Un "oasis" forestal entre pinos y alcornoques centenarios. Así define Pedro Álvarez, ganadero de Coag Cádiz, el bosque isla del que vive en San José del Valle. Entre placas fotovoltaicas existe un refugio natural, una finca-dehesa de 164 hectáreas de alto valor ecológico.
Este ganadero de Torrecera es el encargado que esta finca que hasta 2017 solo se dedicaba a la saca de corcho. Como arrendador de las tierras, ha puesto en valor todo el potencial de un bosque con árboles centenarios donde el ganado extensivo se cría “en la gloria”, ajustando la carga ganadera a la productividad de la finca, lo que ayuda a la sostenibilidad medioambiental y económica de la explotación.
En la actualidad, también ha introducido cerdos ibéricos que aprovechan al máximo las bellotas que sueltan los Quercus. En total tiene 260 cerdos ibéricos que llegan a la finca con unos 40 kilos de peso y salen con 160 kilos y más de 12 meses, adquiridos directamente por una prestigiosa y conocida marca de jamón ibérico. Según detalla Coag, durante ese periodo, los cerdos, dirigidos por el capataz Antonio, deambulan por cientos de hectáreas entre alcornoques, pinos, chaparros, lentiscos, palmas y jaras.
En la finca también se divisan 200 ovejas. "Es una actividad ganadera que, a día de hoy al menos, se puede considerar rentable a pesar de los vaivenes de los precios, que no muestran estabilidad a medio y largo plazo", explica.
Esta explotación de ganadería extensiva es un ejemplo del buen hacer profesional y el aprovechamiento de los recursos naturales de manera sostenible, contribuyendo a la protección del medio ambiente.
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