Ciudadanos ha comenzado a reorganizarse a nivel andaluz. Es una decisión de inicio de curso, de vuelta al cole. En todas las provincias ha habido cambios salvo en Granada, donde se mantiene el alcalde, Luis Salvador, el hombre fuerte de la Andalucía Oriental y quien ya rivalizó con el líder en la comunidad, Juan Marín.
Precisamente, en la casa de Marín, está uno de los cambios más importantes. Hasta ahora, era el también sanluqueño Sergio Romero el que dirigía el partido a nivel provincial. Y a diferencia de lo que puede ocurrir en otros partidos, Romero ha mantenido un importante perfil público con continuas declaraciones, apariciones en ruedas de prensa incluso de un perfil previsto más municipal. Romero actuó, primero, como estilete contra la Junta en Cádiz, gracias a su posición en el Parlamento, y posteriormente como defensor, desde la llegada al poder. Y en ese papel influía también que Romero es el portavoz del grupo andaluz en el Hospital de las Cinco Llagas. Referido a ello, el ya ex responsable de Cádiz ha inidicado que "en Ciudadanos hay un solo proyecto, hay un solo sector, que es el del compromiso, el del trabajo, la unidad, el trabajo en equipo. Es lo que venimos haciendo y, fruto de ello, es que estemos sacando adelante muchas iniciativas para los andaluces", en declaraciones recogidas por Europa Press.
Sin embargo, ese clan de la manzanilla no ha pasado por sus mejores momentos en los últimos tiempos. Romero, primero, no interesó para entrar en el Gobierno andaluz, aunque estaba en la lista de posibles. Quedó a un lado para mantener un cargo orgánico, puro de partido, como es la portavocía. No existe, en realidad, según diversas fuentes, un entendimiento absoluto entre los dos sanluqueños.
En las elecciones autonómicas de 2018, Ciudadanos Andalucía prácticamente alcanzó su techo electoral en todo el país. Un 18% de votos que solo han sido superados históricamente por los de la jerezana Inés Arrimadas y los de Ignacio Aguado en la comunidad, amén de otros resultados municipales. Después llegaría el horrible 2019 de Ciudadanos, de ser el tercer partido en abril al quinto en noviembre, en las Generales. Y ese proceso de renovación lo acabará pagando Romero.
Porque uno de los damnificados de la caída de noviembre fue el que había alcanzado el Senado en abril, el líder en Jerez Carlos Pérez, candidato a la alcaldía un mes después de las Elecciones Generales. Fueron apenas unos meses del todo al nada. Repasemos. Abril, senador. Mayo, tercer partido en las municipales de Jerez. Junio, renuncia al liderazgo local para centrarse en Madrid mientras mantenía el acta como concejal raso. Noviembre, sin Senado. A eso le ponen remedio ahora.
Porque Pérez es, a diferencia de muchos líderes de Ciudadanos en Andalucía, arrimadista. Desde antes, incluso, de que la jerezana llegara a la dirección nacional. De hecho, Pérez fue quien la casó en una bodega al Norte de la ciudad cuando aún Arrimadas era la sucesora de Albert Rivera en Catalunya, no en Madrid. Ahora, en el pulso entre Marín y la dirección nacional, el sanluqueño desplaza a una persona, Sergio Romero, con la que no tenía especial afinidad, aunque deja en la plaza de la provincia de Cádiz a un defensor de Arrimadas y, en un futuro, quizás, un contrapeso a su poder llegado el momento, con elecciones previstas para 2022 en Andalucía, cuando Ciudadanos tendrá que repensarse para hacer frente a unas posiblemente duras elecciones.
Ni siquiera está claro que Marín vuelva a ser el líder naranja. Está por ver si existe abierta contestación, lo cual sorprendería. Pero si de verdad Arrimadas quiere hacerse con Andalucía, Pérez entra en la batalla como pieza importante. Es la vuelta a la actividad política de alguien que ya parecía estar fuera.
Comentarios