La empresa, persona física o jurídica que quiera explotar un nuevo apartamento turístico en el casco antiguo de Chiclana (dividido en las célebres mitades de La Banda y El Lugar) tendrá que pagarlo.
Antes de acceder a los beneficios de alquilar ese piso por días, de forma efímera, para visitantes rotatorios, tendrá que construirlo en un terreno que esté sin ocupar, un solar, o en una finca abandonada, vacía y en estado de ruina.
Es la novedosa propuesta, equidistante entre la prohibición total y la libertad de apertura de pisos turísticos, propuesta por alcalde de Chiclana, José María Román.
Con esta medida, que puede sentar precedente en otros municipios, se trata de fomentar a la vez la reforma de los edificios y espacios más deteriorados de un casco antiguo mientras se protege la superviviencia de los alquileres residenciales, de larga duración, amenazados por la expansión de la vivienda turística.
Este miércoles, Román ha anunciado que el Ayuntamiento prepara una ordenanza y ha destacado que su primer objetivo es "facilitar el alquiler en la ciudad y que el uso turístico no impida el acceso a la vivienda".
La medida delimitará un perímetro, coincidirá con el centro urbano, en el que las viviendas "no se podrán destinar a uso turístico" en todos aquellos pisos y casas disponibles para el alquiler estén al alcance de los demandantes de vivienda habitual, los arrendatarios comunes, permanentes.
La nueva ordenanza pretende "limitar la proliferación descontrolada de viviendas de uso turístico, como está ocurriendo en los cascos antiguos de muchas ciudades", de forma que el parque de viviendas se está volviendo insuficiente para los residentes habituales.
"Lo que queremos, es que afloren viviendas para todo el año -aclara el alcalde- y que no le digan a la gente que solo se las pueden alquilar para diez meses", agrega el alcalde.
Revitalizar el casco
La peculiaridad de la ordenanza radica en su única excepción: solo podrán operar como nuevas viviendas turísticas las que se construyan en solares abandonados o en edificios en ruinas ubicados en el casco histórico, mediante rehabilitación integral.
"Con estas decisiones -añade José María Román- queremos impulsar el alquiler en la ciudad para los chiclaneros, poniendo freno al crecimiento de las viviendas turísticas y a la vez, promover la rehabilitación del casco antiguo para tener una ciudad más bonita y más amable".
En suma, explica el Ayuntamiento, son mecanismos para lograr un equilibrio entre la oferta de vivienda y la necesidad de residencia habitual, con miras al futuro y evitar la falta de alojamientos, así como la subida de precios por un déficit de parque inmobiliario.
Chiclana cuenta en la actualidad con más de 90.000 habitantes y 2.224 viviendas de uso turístico inscritas en el Registro de Turismo de la Junta de Andalucía, que ofertan en conjunto 13.251 plazas. La estimación municipal es que, teniendo en cuenta las plazas no regladas, la oferta real alcance las 80.000.
El Ayuntamiento de Chiclana, a través de la Delegación Municipal de Urbanismo, ya inició en primavera una consulta pública, previa a la elaboración de la denominada Ordenanza Municipal de Viviendas de Uso Turístico.
Una herramienta, a través de la cual tanto colectivos como particulares pueden presentar cuantas sugerencias estimen oportunas de cara a su redacción definitiva y entrada en vigor.
"El objetivo -abunda el alcalde- es tratar de garantizar el acceso a la vivienda a toda la ciudadanía, por lo que consideramos imprescindible que el centro esté libre de la presión de las viviendas turísticas, para quienes han crecido aquí y quieren seguir viviendo en Chiclana y que, por otra parte, el turismo pueda seguir funcionando con normalidad en la costa".