Los ayuntamientos de Jerez y El Puerto confían desde hace tres años en la llegada de una inversión de 3,5 millones europeos, procedentes de los fondos europeos de la Iniciativa Territorial Integrada (ITI), para la recuperación y revalorización del río Guadalete para convertirlo, entre otras cosas, en un foco de atracción de turismo de naturaleza entre ambos municipios, con un sendero que iba a conectar el puente de La Cartuja con el molino de mareas portuense. La realidad a día de hoy es que la histórica inversión, como ya ha dejado entrever la Junta de Andalucía —canalizadora de la inversión—, corre serio peligro.
Para empezar, corre peligro, como ha podido saber lavozdelsur.es, "porque ni hay proyecto, ni nunca lo hubo". Fuentes de máxima solvencia han asegurado a este medio que "desde el principio de esta iniciativa, hace ya más de tres años, se vio que los técnicos que la Junta (antes con PSOE y ahora con PP y Cs) no tienen proyecto para el sendero del Guadalete; o al menos lo tienen tan bien guardado que nunca se ha visto". De hecho, aseguran, también desde el principio todo lo referente a este tema se ha tratado de forma “extraoficial", ya fuese de palabra o con correos electrónicos, sin un papel oficial, salvo la misiva que remitió recientemente al Ayuntamiento de Jerez la responsable territorial de la Junta de Cultura y Patrimonio, Mercedes Colombo, alertando de la paralización de las actuaciones y el riesgo de la pérdida de los fondos.
Colombo aseguraba que la Junta ha hecho un "enorme esfuerzo" por gestionar los terrenos afectados por la supuesta actuación, pero la realidad, advierten las mismas fuentes, es que solo el Ayuntamiento de Jerez en este tiempo ha movido ficha por poner a disposición de la iniciativa los suelos necesarios —como ha ocurrido también con los suelos para el fallido Centro Tecnológico del Motor y del futuro Museo del Flamenco de Andalucía, también inversiones de la ITI para Jerez que se esfumarán si no se remedia a tiempo—. Eso ha significado una dura negociación con el Obispado por los terrenos del entorno de la Cartuja, y también con una empresa privada. Solo resta la cesión de los suelos del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), una empresa pública estatal cuya actitud en este asunto "es también para nota: pura burocracia y falta absoluta de agilidad administrativa, queriendo sacar dinero de la operación como sea por unos terrenos que tiene abandonados y a merced de usurpadores". Terrenos públicos para un uso público para los que el Estado también demanda su parte del pastel. "Un sinsentido", aseveran.
Sin embargo, lo más espinoso de este controvertido asunto, como ya denunciaron en su día organizaciones como Ecologistas en Acción, es que el supuesto sendero fluvial ni tan siquiera discurriría por la ribera del cauce, de ahí que eso esté generando todo el lío burocrático para adquirir o lograr la cesión de terrenos afectados por la idea original del, digamos, no proyecto. "Todo este sinsentido, y probablemente perder los fondos, se habría evitado si la Junta de Andalucía hubiera hecho su trabajo; un sendero del río Guadalete lo lógico es que vaya por la ribera del río Guadalete, es decir por el dominio público hidráulico del rio Guadalete. ¿Por qué no va por ahí y no se habrían tenido que gestionar cesiones de terreno ni nada? Porque la Junta no tiene delimitado el dominio público hidráulico en el río: nunca lo ha hecho y es su competencia", señalan las fuentes consultadas.
¿Y por qué no se hace? "A decir de algunos técnicos porque no se quieren meter con los propietarios colindantes de esta zona inundable, que es algo impopular". "Si eso se hubiera hecho —la delimitación—, el sendero discurriría por dónde tiene que ir, por el lado del río, no por el medio de El Portal o por una vía verde en la antigua vía del tren, un camino tugurioso por al lado de la depuradora de El Portal, pero como no está el dominio público hidráulico delimitado no se puede hacer". Esta situación es desconocida para muchos de los grupos políticos, como Adelante —que llevará al Parlamento este proyecto—, e incluso para conservacionistas que, un cuarto de siglo después, siguen peleando porque al menos se haga realidad el remiendo inicialmente prometido. "Todos por una razón u otra se están callando, y al final esto también se ha convertido en otra arma política porque está claro que a los responsables de este sinsentido les importa muy poco el sendero y mucho la confrontación", remarcan.