Todavía le está creciendo el pelo del lateral izquierdo de su cabeza. Hace un año, Ana Peregrina se rapó media cabeza con mucho gusto. Otra aventura laboral se le presentaba a esta actriz portuense de 44 años que lleva media vida entre tablas y cámaras. Formaría parte del elenco de Honor, la nueva apuesta de ficción de Atresmedia Televisión en colaboración con Portocabo que se estrenó hace poco más de una semana en Atresplayer.
En esta adaptación española de la exitosa serie israelí Kvodo, Ana se transforma en Pati, la mano derecha de la jefa de una banda de narcotraficantes. “Acabamos de salir en la trama”, dice con una sonrisa mientras se resguarda del sol bajo la sombra de un árbol.
El levante sopla con fuerza, pero no tanto como este lunes, y golpea el rostro de esta mujer cuyo nombre aparece en FilmAffinity, IMDb o SensaCine y, en otra época, en la lista de una clase del colegio José Luis Poullet de El Puerto. Nació en el hospital, "Frontela", en esta ciudad donde se le despertó el amor por la interpretación.
Cuando entró en el instituto Mar de Cádiz, ya apuntaba maneras, le encantaba participar en las actividades —lo mismo hacía de Lazarillo que la presentación con una obra de teatro del periódico trimestral— y se apuntó a las escuelas de teatro municipal. Durante el Bachillerato, se formó en cursos de verano de la UCA con el actor Manuel Morón. “Yo sabía que lo que quería era irme a Madrid. Con 14 años yo se lo decía a mi madre, pero me convenció para terminar de estudiar”, cuenta Ana a lavozdelsur.es. En casa eran cuatro hermanos y su padre había fallecido. Era consciente de que “si me iba, me tenía que buscar la vida, pero lo tenía claro, sabía que tenía que estar allí”.
"Mi físico siempre ha sido un handicap"
Cuando cumplió con sus deberes académicos, en 1999 voló a la capital madrileña, al centro neurálgico del teatro, y su sueño se hizo realidad. Tras completar su formación en la Escuela de Arte Dramático de Juan Carlos Corazza, comenzó a compaginar la interpretación con otros trabajos, —fue taquillera del Circo del Sol— pero no fue nada fácil.
“Mi físico siempre ha sido un hándicap. Nada más llegar a Madrid fui con mi foto a una agencia y me dijeron: mira, si quieres ser actriz lo primero, adelgazas, y quítate el acento. Esa fue mi primera entrada en la profesión”, explica la portuense que lleva toda la vida compaginando su pasión con otras ocupaciones.
Ana no se rindió y con la cabeza bien alta luchó para hacerse un hueco en la escena. Su primera película importante llegó en 2009, Yo también, dirigida por Álvaro Pastor y Antonio Naharro. Con actores como Lola Dueñas o Pablo Pineda. Una obra que se llevó dos goyas y conchas de plata en el Festival de Cine de San Sebastián. Fue allí donde la portuense se vio en la pantalla grande por primera vez. Desde entonces, su carrera siguió su curso y trabajó en obras como Ansiedad de Eduardo Casanova, Eres tú, de Alauda Ruiz de Azua o 500 euros, de Samuel Miró, por la que fue reconocida con el Premio a la Mejor Actriz en el Festival Internacional de Venezuela FICCOC.
También ha aparecido en la serie Madres, de Telecinco y Prime Video, o en la mítica La que se avecina y se ha sumergido en el mundo del microteatro.
"Se me ha desencasillado antes de encasillarme"
Los personajes que ha encarnado no siguen un patrón. “Creo que a mí se me ha desencasillado antes de encasillarme. Yo pensaba hace lo típico, la gordita andaluza graciosa. Lo hice, y yo decía, que me encasille y por lo menos poder trabajar, bendito encasillamiento. Pero no fue así, he tenido papeles muy diferentes e interesantes”, comenta.
En sus más de 20 años de trayectoria, Ana puede contar con los dedos de una mano los castings a los que se ha presentado. Todos estaban marcados por su apariencia física. Según cuenta, “en los guiones siempre tenía que salir las palabras gorda o corpulenta, siempre tenía que poner que soy gorda. ¿A una gorda no le pasan cosas?”.
Pati en la serie Honor es la primera de la lista en la que su cuerpo ha pasado a un segundo plano. “Lo que más me gusta de este personaje es que no tengo que justificar que estoy gorda, es maravilloso, como en la película Barbie, donde hay una Barbie gorda y no tiene que justificarlo, se le da normalidad”, expresa Ana, que alza la voz para romper los cánones.
Cuando empezó en este mundo, buscaba referentes de actrices con su físico y se fijaba en Kathy Bates y Queen Latifah porque “en España no había”. Durante la conversación, la portuense comparte uno de los comentarios que escucha con frecuencia y que provoca su indignación.
"Echo las cartas por videollamadas, la energía se transmite"
“Hay que tener cuidado con sacar gente gorda porque promueve la obesidad. En la serie soy narcotraficante. ¿Eso no se promueve, solo la obesidad? Quiero pensar que poco a poco eso se está normalizando. Cuando en el cine aparece gente practicando malos hábitos, no se dice nada”, sostiene.
Durante su carrera, Ana ha investigado personalidades, caracteres, miradas o gestos para meterse en la piel de los personajes. Algo que, en parte, ha alimentado un don que le acompaña desde que tiene uso de razón. Además de actriz, la portuense es echadora de cartas de la baraja española. Lo hace por videollamada, “mejor cara a cara, la energía se transmite”.
De su bolso saca una baraja de cartas que tiene solera. Y mucha, en el dorso presenta un anuncio de Soberano, “el de cosa de hombres”. Es con la que realiza las sesiones a las personas que se interesan por su habilidad especial. Nadie le ha enseñado este “sexto sentido” y asegura que comenzó a echarlas instintivamente. “Mis abuelos jugaban mucho a las cartas y un día cogí la baraja y me puse a echarlas, nunca vi nada antes ni nadie me había hablado de esto, en mi época no había internet”, afirma Ana, que solía poner en práctica su don con su familia y amigos hasta que decidió dedicarse a ello bajo el nombre Peregrina de Caminos.
“Esto es pura intuición. Todos la tenemos, hay gente que la desarrolla más y otra que la desarrolla menos. Yo me he dado cuenta de que la intuición se desarrolla y crece. Las cartas son un mero canal”, explica desde el banco.
Ana no sabe que le depararán los próximos años, si habrá una segunda temporada o si otra película llamará a su puerta. No es adivina. “El futuro no se puede predecir, que yo diga esto es muy contradictorio, pero otra cosa es lo que está para ti. Yo te pongo las cartas sobre la mesa”, comenta la portuense, que se está formando en numerología, otro mundo que le apasiona. De momento, espera que la serie tenga éxito y que los senderos de su vida estén llenos de felicidad.
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