Armadores, compradores y otros trabajadores de la lonja de El Puerto han unido sus voces para denunciar el estado en el que se encuentran las instalaciones. Cada mañana, desde las 4.30 horas, tienen lugar las ventas de pescado fresco buscado por muchas personas, desde dueños de pescaderías hasta hosteleros que incluyen productos del mar en su carta. Normalmente, a las 6.30 horas, ha finalizado el proceso. Sin embargo, el martes pasado se alargó hasta las 9.15 horas. La cinta de subastas donde se pesan las especies se quedó totalmente paralizada y no es la primera vez que ocurre.
“Desde que la cambiaron hace un año, se avería de vez en cuando, hay algo que no funciona bien y nos deja tirados”, explica Francisco Rodríguez Morato, presidente de Asodeco, la asociación de compradores de productos pesqueros de El Puerto.
Asegura que cuando la máquina se para, “tenemos que pesar el pescado y vender, como se hacía antiguamente, a la voz, que es bastante más lento”. Estos incidentes afectan al desarrollo habitual de la lonja. Muchos compradores, que proceden de distintas ciudades como Las Cabezas de San Juan, Lebrija, Algeciras, Bornos o Ubrique, se ven obligados a marcharse sin el pescado.
“Se marchan porque tienen prisa, deben abrir la pescadería que está a 80 kilómetros. Tardamos en pesar casi una hora, cuando la cinta lo hace automáticamente”, explica Francisco a lavozdelsur.es. El personal va a diario con preocupación por si ese día la cinta se queda parada.
Ante esta situación, los armadores pierden dinero porque la mayoría de compradores acaban volviendo de vuelta sin la compra. Para los trabajadores de las vendedurías, también supone pérdidas. “Los problemas con la cinta se están volviendo habituales y afecta a los barcos, que dejan de venir por la inseguridad que les transmite vender aquí”, cuenta Pepe Cuevas, de la vendeduría Rocus S.L.
Según comenta, la cinta “atrasa la venta, los compradores se tienen que marchar y eso conlleva que se devalúen los precios”.
El presidente de los armadores de El Puerto, Antonio Ares, de familia pesquera, también ha manifestado su malestar por el estado de la cinta. “El informático es de Galicia cuando hay un problema, no lo soluciona en el momento, hay que esperar al día siguiente. Nosotros necesitamos un informático desde que se abren las instalaciones hasta que cierran”, sostiene Antonio, que lamenta que, después del cambio de cinta porque la anterior tampoco funcionaba, esta vuelva a dar problemas.
Los trabajadores de la lonja han denunciado la situación a la Autoridad Portuaria, pero aseguran que, aunque le transmiten que “no nos preocupemos”, el problema persiste. Los compradores y armadores también manifiestan que los mandos que utilizan durante las ventas están obsoletos y, los nuevos, están guardados, porque no hay suficientes para todo el personal.
“No podemos renovarlos a unos sí y a otros no, llevamos esperando los mandos desde enero”, dice Francisco, que señala, además, que la rejilla que rodea la lonja “está rota”. Según el presidente de Asodeco, han pedido que la cambien en varias ocasiones, pero “se han caído ya dos personas y no lo hacen”.
También menciona la zona de aparcamiento donde cargan las cajas de pescado. “Está llena de charcos y baches. A veces se han caído cajas y se han tenido que tirar recién compradas”, dice Francisco.
Los trabajadores de la lonja observan con indignación otros rincones de las instalaciones. “Las pocetillas están rotas y el muelle está lleno de cagadas de gaviotas, no son capaces de coger la manguera y limpiar”, expresa Antonio. Para él, “está todo hecho un desastre, aquí se mueve muchísimo dinero, a qué la solución le dan porque esto ya clama al señor”.
La Autoridad Portuaria traslada que "es verdad que hay un problema y estamos intentando ponerle solución de la mejor forma posible". Según explican a este medio, "estamos en ello, hemos puesto una medida en marcha con fondos europeos para evitarlo. Esperamos solucionarlo lo antes posible".
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