El sol radiante deja caer sus rayos sobre una marea baja que descubre las rocas del río Guadalete. Mientras los madrileños ya están buscando trenes para visitar su ciudad favorita de la costa —una ardua tarea ya que el servicio es escaso— unos obreros trabajan para levantar la estación intermodal de autobuses que se situará frente a ese tren tan buscado desde la capital española.
A unos metros, los coches transitan por la entrada de El Puerto, hecho insólito al que todavía muchos vecinos no se acostumbran. Ya no es lo que ha sido durante más de 10 años. Las obras han dejado de ser eternas y ya no hay por qué avergonzarse de esa bienvenida marcada por vallas, cubos y palas. Algunos portuenses ni siquiera tienen recuerdos de aquel paisaje existente antes de que se convirtiera en un enclave minado de críticas.
No hay aparcamiento subterráneo de 500 plazas con dos plantas. El proyecto se esfumó dejando a la zona tal y como estaba y taparlo ha sido una solución aplaudida pero también juzgada. Pozos Dulces revive con una promesa hecha añicos y una querella criminal para David de la Encina. Cuando el alcaldable del PSOE pasea por esta zona lo primero que se le pasa por la mente "son los 10 millones de la Edusi que conseguimos en el mandato anterior para la reconstrucción del parque Calderón, un logro del gobierno socialista". Y, al mismo tiempo, lamenta que este proyecto fuera "un caramelo envenenado que nos dejó a toda la ciudad el PP, un boquete que cuando en 2015 llegamos al gobierno llevaba tres años abierto".
Un hombre pisa con fuerza el suelo. “Aquí abajo hay una ‘hartá’ de millones tirados”, dice Juan, de 71 años, sentado en una silla justo encima de lo que iba a ser el parking. Este portuense viene todos los días a “echar la mañana” junto a su amigo, que vende cangrejos y otras especies al lado de las plazas de estacionamiento.
El vecino lanza sus peticiones al aire al mismo tiempo que otros obreros —no los de la estación— realizan sus tareas luchando contra el calor. “Le pediría a los políticos que roben menos y que hagan más cosas por la ciudad. Que no se partan la cara diciendo que defienden a los españoles, si solo miran sus bolsillos”, manifiesta uno de los más de 85.000 habitantes de este municipio costero que brilla por sus playas, su ambiente y su centro.
Al casco histórico es al que ha echado el ojo el equipo de Germán Beardo (PP) que quiere convertirlo en el epicentro de El Puerto con decenas de rehabilitaciones en marcha. Revitalizar la zona a base de nuevos proyectos que no han cesado de salir en la prensa en los dos últimos meses antes de las elecciones. Se notan las fechas electorales. Cielos 25, Los Jardines de Albareda con la recuperación del Palacio de Winthuyssen, Palacios 62, la Casa del Reloj, Roque Aguado, la Casa de Las Cadenas y un sinfín de inversiones que pretenden atraer a la población al centro, donde también contemplan un gran gimnasio un hotel boutique o apartamentos turísticos. Hasta el arquitecto que diseñó Las Setas de Sevilla se ha fijado en la zona. Rescatar bodegas abandonadas también está de moda.
Para algunos, vivir en el centro es un lujo debido a los precios desorbitados de las viviendas. En cambio, el alcalde de la ciudad, Germán Beardo, defiende que es viable. “El centro no es especialmente caro si se compara con otras ciudades como Cádiz. De hecho, hay muchas rehabilitaciones en marcha que están ofreciendo un precio de mercado muy interesante como la promotora Araucaria Residencial en calle Ganado 67 y varias con VPO. Por tanto, creo que en el equilibrio está la virtud y el resurgimiento del centro está siendo la clave del éxito”, señala a lavozdelsur.es.
Juan mira a su alrededor. Pronto, a dos pasos se encontrará con los nuevos Juzgados que se mudan del polígono de Las Salinas, al centro y con el mítico Casino Bahía de Cádiz. Ambos compartirán sede en Las bodegas El Cortijo, un emblemático lugar al que muchos portuenses tiene un cariño especial por los bautizos y comuniones que se han celebrado entre sus paredes. Si todo va viento en popa, la zona resurgirá y se llenará de vida. Al menos eso es lo que esperan con ganas los comerciantes y hosteleros que tantos años llevan sufriendo las consecuencias de las obras.
Adela está al frente del conocido bar San José, ahora transformado en un bar con platos latinos caseros, desde hace cinco años. “Esperemos que haya más movimiento cuando ya esté todo arreglado, las obras nos han perjudicado bastante”, comenta esta colombiana afincada en la ciudad durante 23 años que se ha llegado a plantear echar el cierre al negocio. La escena que se encontró cuando aterrizó, nada tiene que ver con la que ve ahora. "En los 2000 se veía más gente, ahora aquí no se mueven ni las moscas", dice.
“Todos los años me dicen aguanta, aguanta, que ya este año va a progresar. He conseguido este negocito con mucho sudor y lagrimas, como me dice. Pero estoy esperando a ver si este año veo que con la obra, ponen esto bonito”, cuenta desde el local donde prepara comida colombiana y empanadas. Pese a todo, la hostelera no pierde la esperanza desde la entrada de la ciudad. “Esta zona debería tener más vida”, dice Adela, que reclama que se sigan haciendo eventos por la zona, como los recientes conciertos de la motorada en el parque Calderón. “Que no nos dejen abandonados , que siempre estamos a la cola. Todo el mundo se va para allá y esta zona, muerta”.
La colombiana señala hacia la plaza de la Herrería donde este miércoles ya huele a Preferia. Allí se observan mantoncillos y farolillos que no están colgados en los bares de Pozos Dulces. El entorno luce hasta alumbrado especial y un tablado donde se entonarán sevillanas el fin de semana antes de la fiesta grande. Un camión abandona la plaza mientras un camarero coloca un farolillo rojo de Osborne, la firma que está de celebración por el 150 cumpleaños de su mítico Fino Quinta.
A escasos metros, más obreros tienen la frente llena de sudor porque El Puerto vuelve a mirar a su río. Antes de junio, debe estar finalizada la primera fase de las cuatro contempladas en el proyecto que busca dinamizar la margen izquierda del Guadalete. Un Paseo Fluvial en el parque Calderón que también incluye un hotel, espacios de trabajo y un complejo de ocio. Casi 37 millones de euros y cerca de 300 puestos de trabajo supondrán esta intervención que se suma a la ruta a pie entre el casco bodeguero y la zona peatonal del núcleo histórico.
“Con el polverío me he hartado de limpiar”, comenta la jerezana, que espera que estos trabajos repercutan positivamente en los negocios de la zona. Se pasa el día en esta caseta verde donde apenas gana unos 20 euros al día. “El autónomo. Son muchos impuestos y este quiosco con las chucherías, las patatas y los refrescos no sale adelante. Horas hay que echar por un tubo, si no, no se puede”, cuenta Manoli. Ella enchufa y desenchufas las neveras para ahorrar y madruga para llegar al quiosco desde Jerez, ciudad en la que reside.
De su boca sale una petición, más ayudas para los autónomos. Mientras ellos luchan a diario 3.339 personas de entre 25 y 45 años se encuentran sin empleo en El Puerto, según datos del SEPE. ¿Qué puede hacer el alcalde para revertir esta situación?
“Seguir trabajando en la línea que llevamos, convencido de que es la correcta y avalada por los resultados, atrayendo más empresas que quieran apostar por nuestra ciudad, impulsar el emprendimiento, facilitando la llegada y el asentamiento de firmas importantes en nuestros polígonos, que creen empleo y riqueza, que confíen en el talento de los portuenses, incrementando líneas de formación con la Junta en nuestros centros educativos, para que esas empresas encuentren aquí a los profesionales que necesitan y con la cualificación que demanden”, sostiene Beardo que, a escasas semanas del 28M pone en valor los proyectos en marcha en lugar de reivindicar los problemas que siguen doliendo a la ciudad.
“Sinceramente, y creo que es una evidencia, no porque lo diga yo, sino porque los datos así lo reflejan, El Puerto ha avanzado muchísimo en los últimos cuatro años y tiene que seguir haciéndolo. Continuar con los proyectos en marcha y, por supuesto, planteándose nuevos retos que sitúen a la ciudad en el lugar que se merece. Tenemos todo a favor para seguir haciéndolo”, expresa.
De la Encina sí comparte los problemas que nota en la localidad que quiere gobernar. "Duelen mucho el desempleo, el abandono de las barriadas, el desprecio a los colectivos sociales, la decadencia del centro. Tenemos una maravillosa ciudad que vamos a volver a recuperar con medidas y propuestas realistas y ejecutables, porque tenemos la experiencia y la capacidad de trabajo que ya demostramos; y porque llevamos años de la mano de los colectivos, de cada barriada, de los empresarios, etcétera, recibiendo sus necesidades sus ideas y su apoyo", apunta el socialista, que tiene "la mejor de las sensaciones" para las elecciones, que, para él, es "la del cariño y el apoyo de muchas personas y de colectivos que nos paran diariamente por la calle".
Todavía queda mucho por hacer en una ciudad que estrena paseo de madera junto al mar, celebra la nueva bandera azul del puerto deportivo de Puerto Sherry se prepara para bailar al ritmo de Luis Fonsi y Abraham Mateo en el Puro Latino. El verano se acerca con media Policía Local enfurecida y asociaciones sociales indignadas. “El Puerto mira al futuro con ilusión y ganas, a pesar de las muchas dificultades que nos hemos ido encontrando en el camino”, afirma el alcalde. Trabajar por esa ciudad “amable, sostenible, moderna y accesible”, es su meta. Quién sabe si las pulseras y los cuadernillos para colorear de David Calleja servirán para remover conciencias o adormecerlas.
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