Hace cinco siglos, Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano iniciaban y terminaban en el puerto de Sevilla una de las mayores hazañas marítimas de la historia: la primera vuelta al mundo. Iban a bordo de la Nao Victoria, un buque que se construyó por encargo de la Monarquía Hispánica en los astilleros de Zarautz. Su nombre, Victoria, se inspiraba en la iglesia de Santa María de la Victoria de Triana, donde Magallanes juró servir al rey Carlos I.
La réplica de esta histórica embarcación estará atracada estos días en Puerto Sherry hasta este domingo, abierta a todo aquel que quiera visitarla, recrear algo de esa gran aventura que fue la primera circunnavegación del mundo y sentirse parte de una expedición emblemática.
El barco es una obra maestra de carpintería de ribera, hecho de roble y pino y siguiendo el máximo rigor histórico. Si bien no se sabe con exactitud cómo era la Nao Victoria, se cree que tenía la estructura de una carraca artesanal cantábrica.
Esta Nao Victoria que ahora llega a Puerto Sherry ha realizado ya numerosos viajes por todo el mundo. Entre los años 2004 y 2006, completó su propia vuelta al globo, haciendo escala en diecisiete países y recorriendo más de 26.000 millas náuticas. Ha visitado ya más de un centenar de puertos en Estados Unidos y en Europa.
Hasta el domingo, el público podrá recorrer sus cubiertas, bajar a sus bodegas y conocer las vivencias de su tripulación; una oportunidad única para acercarse a un hecho histórico tan señalado y para poder viajar, aunque solo sea durante un rato, en el tiempo.
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