Un ejército de soldados viejos son los vigías de las calles. Impasibles ante el tiempo, con el cuerpo semienterrado en las arterias de la ciudad y las escamas que el salitre deja a sus pies. Los guardianes de hierro aguantan temporales y siglos. Sus oídos ensordecieron bajo la tierra mientras sus bocas se beben el cielo. Cuando llegaron al mundo nadie predijo su destino. Concebidos para atacar y condenados a proteger. Un total de 115 cañones amparan las esquinas de Cádiz, "la única ciudad del mundo que dispone de tal cantidad de piezas de artillería con esta función", según nos cuenta Antonio Ramos Gil, autor del libro Guardacantones de Cádiz: cañones y esquinales, con un máster en Patrimonio histórico y arqueológico y miembro de la Asociación Cádiz Ilustrada.
Estas piezas se colocaban en las esquinas para protegerlas del roce de los carruajes. "Estamos hablando del Cádiz del siglo XVI, XVII y XVIII, sobre todo a partir de 1712 cuando se instala en Cádiz la Casa de Contratación de Indias. Los cargamentos de toda Europa confluían aquí para embarcar hacia Centroamérica. Todo el trasiego de mercancías desde el muelle hasta las casas, por calles tan angostas, deterioraban las esquinas. Por ello decidieron utilizar los cañones inservibles, enterrando tres séptimas partes de los mismos y dejando el resto como defensa", argumenta Ramos Gil. ¿Desde cuándo hay cañones en las esquinas de Cádiz? Pues ya en el año 1697 existe un documento por el cual se ordenaba que los cañones se incrustaran en las esquinas, porque antes estaban separados de las mismas y dificultaban el tránsito de los coches, además de acumular basura en el hueco que quedaba entre la pared y la pieza de artillería y generar malos olores. ¿De dónde proceden los cañones? Sobre todo de los naufragios, pero también son aquellos que salían defectuosos de fábricas o eran dañados en la batalla.
Un total de 115 cañones amparan las esquinas de Cádiz, "la única ciudad del mundo que dispone de tal cantidad de piezas de artillería con esta función".
Como curiosidad, todos los cañones están colocados con la culata enterrada, excepto tres, que se encuentran en la esquina de Sagasta con Sargento Daponte, la plaza de la Cruz Verde y Cruz, y la esquina de Diputación con la avenida del puerto. Este último es un cañón anglo-holandés. Existen dos teorías sobre la colocación de estos cañones. "La primera es que se trata de un cañón enemigo y para que no disparen más se colocan con la boca de fuego hacia abajo. Pero hay otra, menos poética, y es que simplemente el cañón por la parte de la boca esté destruido y se ha colocado bocabajo para aprovecharlo". Los guardacantones surgen más adelante, a finales del siglo XIX, porque la necesidad de proteger las esquinas continúa, pero ya no se fabrican cañones. "Entonces se empiezan a emplear los esquinales de fundición, que tienen el ángulo de la esquina y cumplen la misma misión protectora. El 99% de esas piezas de fundición se fabricaron en talleres de Cádiz, ya que la capital gaditana contaba con cinco fundiciones".
Normalmente los colocaban los dueños de las fincas, además de para proteger como símbolo de prestigio. "Hoy en día se plantea la cuestión sobre de quién son los cañones. Hay varias teorías, ya que históricamente ha habido de todo. Ha habido momentos en los que el ayuntamiento se consideraba el dueño. A principios del siglo XX el consistorio recibió una oferta por la cual un señor pretendía comprar todos los cañones y guardacantones que había en Cádiz a 100 pesetas la tonelada. Se trata de la época de postguerra, donde había falta de material de hierro para las fundiciones y se compraba todo. Afortunadamente el ayuntamiento dijo que no". Actualmente el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) los define y los protege al mismo tiempo. Al tratarse de elementos arquitectónicos adosados a un edificio tienen el mismo grado de protección que tenga el edificio. No sólo eso, sino que además se han definido como Elementos de Interés Etnológico. Por lo tanto, los propietarios tienen el deber de protegerlos, restaurarlos y custodiarlos. "Se está trabajando para establecer un protocolo para que todo el mundo sepa cómo proceder cuando vea un expolio o simple deterioro de alguna de las piezas".
El Ayuntamiento de Cádiz acaba de iniciar una ronda de reuniones con las asociaciones, grupos de trabajo y entidades que trabajan por la protección y conservación del patrimonio histórico de la ciudad con el objetivo de contar con su participación en la elaboración del Plan Estratégico para la Recuperación, Conservación y Puesta en valor del Patrimonio Histórico Municipal de la ciudad de Cádiz. Según informes de distintas épocas hay lugares donde había un cañón y actualmente ha desaparecido, casi cuarenta esquinas en total. Sin embargo, sólo hay una decena de cañones aproximadamente disponibles actualmente ubicados en un almacén que podrían ser recolocados en su lugar. "De los que permanecen en su sitio los hay que datan incluso del siglo XVI, y algunos de ellos están ya los pobres en el esqueleto, porque hay muchos que han estado bajo el mar y se ha salinizado. Al estar desprotegidos, reciben el agua del riego, las defecaciones de los perros, los productos de limpieza de los vecinos, etc., y hay algunos a los que les falta mucho material. Se podría frenar ese deterioro mediante una intervención de choque con productos antioxidantes", advierte Ramos Gil.
"Se está trabajando para establecer un protocolo para que todo el mundo sepa cómo proceder cuando vea un expolio o simple deterioro de alguna de las piezas".
En el transcurso de los encuentros que el Ayuntamiento mantendrá en las próximas semanas con las asociaciones que trabajan por la conservación del patrimonio, se trabajará en torno a diversas estrategias en las que, en principio, se estructurará el Plan Estratégico de Patrimonio Histórico, tales como el impulso de la rehabilitación, la recuperación, conservación y mantenimiento del Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Cádiz; la creación de modelos que faciliten la participación ciudadana; facilitar la difusión y conocimiento del Patrimonio Histórico, la sensibilización a la ciudadanía; la dinamización social y económica de la ciudad de Cádiz así como el fomento del turismo cultural; Smart-city&Patrimonio Histórico y el impulso a la cooperación institucional.
Antonio Ramos Gil resalta la importancia que tiene la divulgación de este patrimonio, "es algo de todos los habitantes de Cádiz y la gente tiene que concienciarse, pero también hay que darlo a conocer al que viene de fuera". Sugiere que sería interesante que el turista disponga de información sobre estos elementos históricos. "En Málaga tienen tres esquinales, y al lado de cada uno tienen un tótem donde se explica qué es y para qué se utilizaba. Aquí tenemos 115 y no hay ningún cartel ni una guía que hable del tema", concluye.