'Guerra' a las plagas en la provincia de Cádiz

COAG y Diputación desarrollan un proyecto en el que se estudia el comportamiento de organismos de control biológico sobre las principales plagas que afectan a los cultivos

Un agricultor, cuidando sus cultivos.

La ‘Tuta Absoluta’ es una de las protagonistas de las pesadillas de muchos agricultores que se dedican a la producción de hortícolas en la provincia de Cádiz. Este bichito es muy amante del tomate de excepcional calidad que se produce especialmente en las comarcas de la Costa Noroeste y La Janda.

La polilla del tomate, como es también conocida, es en realidad una recién llegada, pues la primera noticia de su aparición fue en Castellón en el 2006, pero su expansión ha sido fulgurante en los últimos años. Se trata de un lepidóptero, a la que viene bien llamar absoluta, porque absolutos son los daños que produce en la planta. También se le conoce como minadora del tomate.

El tratamiento de la tuta es complicado, ya que es resistente a un gran número de plaguicidas, pero sobre todo el hecho de que gran parte de su ciclo se desarrolle dentro de la planta hace difícil que los plaguicidas habituales la alcancen. Por ello, la lucha biológica se ha convertido en la salvación para los horticultores. Un batallón de insectos, cual legionarios, mantienen a raya a la invasora tuta.

El equipo técnico de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos –COAG- Cádiz vive esta experiencia con especial entusiasmo. Gracias a la implicación de la Diputación Provincial de Cádiz, esta organización de agricultores y ganaderos puede llevar a cabo el proyecto Prácticas de Lucha Sostenible contra Plagas en la Agricultura Gaditana. El principal objetivo del estudio de COAG Cádiz y la Diputación es buscar alternativas para el control de las plagas. Y es que el uso exclusivo de pesticidas ha demostrado una eficacia limitada debido a la aparición de resistencias a distintos insecticidas.

El proyecto contempla otros objetivos específicos, como comprobar la adaptación de los Organismos de Control Biológico (OCB) a las características del clima en la provincia de Cádiz y el comportamiento de dichos organismos sobre los cultivos y las plagas en diferentes escenarios, para ello se realiza una selección de insectos parasitoides y depredadores para cada una de las plagas, así como introducciones de estos insectos en las diferentes fases del cultivo. Se evalúa además la eficacia del Control biológico y se compara el comportamiento de las diferentes plagas ante la introducción de OCB.

Un agricultor, en plena faena.

Así, en las distintas comarcas productoras y aplicados en los cultivos más significativos de cada zona, se hacen las pruebas que, de momento, a un mes de que finalice el proyecto, arrojan unos resultados muy positivos en cuanto a la eficacia de este método inocuo de control de plagas.

Yolanda Gil es la coordinadora del proyecto. Trabaja a pie de campo, con los agricultores “y sus bichos”. Se le intuye pasión por su trabajo y por este proyecto importante para el futuro de la agricultura de la provincia. Y es que habla del Nesidiocoris hasta con cariño, como si su animal de compañía se tratara. Pero se trata de una chinche. Una chinche muy efectiva contra la tuta, eso sí.

En el estudio, Yolanda Gil detalla, por ejemplo, todo el proceso de introducción de Nesidiocoris tenuis, en cultivo de tomate en invernadero: “Método: Se facilitaron 73 botellas de Nesibug conteniendo 36.500 adultos. La distribución se realizó directamente sobre las hojas de las plántulas el mismo día de su recepción, en cultivos de tomate, calabacín y pepino. El tiempo máximo de permanencia de las plántulas en el invernadero (Semillero) fue de diez días”.

En este estudio del comportamiento de Organismos de Control Biológico sobre las principales plagas que afectan a todo tipo de cultivos en la provincia de Cádiz, se han utilizado, en algunos casos, exclusivamente insectos para su control y, en otros, la Lucha Integrada como complemento para la consecución del control sobre plagas. Según la coordinadora del proyecto, “el estudio del comportamiento de las plagas y sus posibles enemigos según su ubicuidad es imprescindible para poder propiciar el establecimiento del equilibrio natural, necesario para que los cultivos no se sientan amenazados por las diferentes plagas".

La lucha biológica se puede hacer por introducción, aumento o conservación de los enemigos naturales de las plagas. “Es importante por ello realizar en primer lugar una evaluación de la fauna auxiliar autóctona de los cultivos, debemos como mínimo conservarla y dentro de lo posible aumentarla, proporcionándole plantas de su preferencia en las que pueda resguardarse y multiplicarse, además de limitar en lo posible los tratamientos químicos, sustituyendo éstos por otros tratamientos biológicos por ejemplo con Bacillus Thuringiensis”, afirma la coordinadora.

Una vez evaluada la plaga, los insectos auxiliares y todas las relaciones con el cultivo, “debemos establecer el momento adecuado para la introducción de Organismos de Control Biológico que nos ayuden a que descienda la población de insectos plaga y podamos conseguir el control natural”.

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