Con una serie de propuestas para "recuperar la ilusión" en el ámbito universitario, y con el catedrático de Ciencias y Técnicas de la Navegación Francisco Piniella (Cádiz, 1961), el equipo de UCA ilusiona se presenta como invitado no esperado a las elecciones universitarias de la Universidad de Cádiz. Estos comicios de la comunidad universitaria, previstos para la primavera del próximo año, incluyen a tres candidaturas: dos "oficiales", que cuentan con miembros de la dirección actual, y la de Piniella, que reconoce "no tener que justificar ninguna gestión anterior". El actual rector, Eduardo González Mazo, que fue elegido en las últimas, celebradas en 2015, ya no podrá presentarse a la reelección.
UCA ilusiona pretende actuar como "revulsivo a una universidad de dos velocidades y al desequilibrio existente entre áreas y centros, entre profesores de diferentes categorías, donde se reconozca que nuestra universidad representa a los diferentes modelos de investigación". Todo un reto para un colectivo que quiere una universidad centrada en lo social, en la gestión pública, participativa, igualitaria así como "diversa, inclusiva y concienciada con el medio ambiente y la cooperación internacional". Paco Piniella, ex decano de la Facultad de Ciencias Náuticas —hoy Escuela de Ingenierías Marina, Náutica y Radioelectrónica—, reconoce ser uno más de un proyecto que se define a sí mismo como "alternativo". Y no oculta en la entrevista con lavozdelsur.es su ilusión, la misma que para la propia comunidad universitaria reivindica.
El grupo de profesores, personal de administración y servicios que presenta su candidatura lo hace con el lema "recuperar la ilusión". ¿Se ha perdido la ilusión en la Universidad de Cádiz o es algo que circunscriben al ámbito universitario en general?
La pérdida de ilusión ha sido general como con el resto de servicios públicos. También es verdad que en la universidad hemos vivido unos años con recortes y sobre todo con trabajos precarios. Ahora mismo los profesores sustitutos son uno de cada tres docentes de la UCA, un 30%. Profesores sustitutos que difícilmente llegan a ser mileuristas. Luego tenemos un montón de investigadores que después de un montón de años de becas, tienen que irse de la universidad. Ha sido un proceso de pérdida de la ilusión, de mucha burocracia y es momento de intentar recuperarla, de hacer ver que la universidad es algo muy importante y que podemos salir adelante.
¿Cómo se puede trabajar en esa línea desde el propio Rectorado?
Lo mínimo para ilusionar a la gente es que vea accesibilidad. Uno de los defectos del actual equipo es la falta de permeabilidad por parte de las facultades y escuelas, de canales hacia el equipo rectoral. En cierto modo, es algo que queremos recuperar.
La candidatura que presentáis se define como alternativa frente a dos candidaturas oficiales.
Nuestra candidatura está formada por personas con experiencia que no proceden de ningún equipo de gobierno. Es alternativa porque mientras que en las otras dos candidaturas van los vicerrectores del equipo actual, en nuestro caso el equipo tiene experiencia pero sobre todo en los centros, que además es donde creemos que están los verdaderos problemas de los estudiantes, en los centros, en las escuelas. En nuestro equipo vienen varias compañeras y compañeros que han sido decanos o son decanos, como en el caso de las facultades de Enfermería, Ciencias del Mar, o Educación. Somos alternativa porque somos diferentes y no tenemos que defender ninguna gestión anterior.
¿Cuáles son las medidas o líneas de actuación que prevéis trabajar en un primer término?
Ahora mismo estamos en fase de la realización de un programa participativo. Nosotros empezamos a reunirnos en Semana Santa y en este periodo de tiempo nos hemos preocupado en recoger de los profesores, de estudiantes y de personal de administración cuáles son los problemas de la gente y escuchar a la gente, que es algo que ha faltado en estos años. Más que presentar propuestas, propio de la campaña, estamos centrados en hablar con la gente y abrir mecanismos, como el formulario que tenemos en nuestra página web, abierto a todas las personas y en el que nos dejando muchas propuestas.
Entre ellas, destacará alguna...
Una de las quejas más habituales es el exceso de burocracia, de papeleo. Hay profesores que dedican más tiempo al papeleo que a sus labores de docencia e investigación y eso hay que acometerlo.
La UCA es una universidad con varios campus repartidos por la provincia. Puerto Real, Jerez, Algeciras y el de la propia ciudad de Cádiz. ¿Cómo valora esa vertebración de la UCA? ¿Han pensado profundizar en ese valor?
Claro. Unificar todos los campus sería algo absurdo de pensar. Tenemos que adaptarnos a las circunstancias de una universidad fragmentada. Y lo que podía ser un problema, puede ser una oportunidad. Tenemos por ejemplo, el Campus Bahía de Algeciras, que está en una zona con un alto nivel industrial, donde hay muchas transferencias con las empresas y donde está el primer puerto de Europa. Es cuestión de aprovechar ese tipo de sinergias.
Le he escuchado decir que la universidad hoy es elitista... ¿vive el mundo universitario de espaldas a la sociedad?
A lo mejor no me expresé bien. Yo me refiero a una élite académica, lo que es el alma máter de la sociedad. Pero lo que no puede ser es una élite económica. Afortunadamente, en la universidad andaluza, por lo menos hasta ahora, hay gente de todo tipo y de toda clase social. Es una de las claves de un estado social, la igualdad. Pero eso no quiere decir que la universidad no tenga que abrirse más. No solo a los universitarios sino a cualquier persona. Una de las cosas que estamos pensando es abrir más la universidad y dar una segunda dimensión a algo que ha tenido mucho éxito, como es el Aula de Mayores. Se trata de profundizar en un concepto que hemos llamado "la UCA sale de la UCA", popularizar la universidad.
Como especialista en temas marítimos, algo así como desanclar a la UCA de sus propios centros y lo académico, navegar por otros ámbitos...
(Ríe) Claro, yo creo que sí. Y eso no implica perder esa élite académica. Se puede mantener pero bajando a la ciudadanía. En eso se puede avanzar bastante.
Más de 20.000 alumnos estudian en la Universidad de Cádiz y más de 1.500 personas trabajan en esta institución. Hace unos años se destapó un escándalo de las tarjetas de crédito en el seno del rectorado de la UCA. Dos años después el actual rector concluyó en la auditoría que "solo eran pequeñas anomalías". Hay un grupo de profesores que manifestó desde un primer momento su desaprobación con el uso de estas tarjetas institucionales. ¿Cómo ha perjudicado este episodio a la imagen pública de la UCA? ¿Prevé su equipo dotar de mayor transparencia, fiscalización y control a la institución?
Evidentemente empeoró la imagen de la Universidad de Cádiz. El primer error fue asimilar estas tarjetas de crédito a las tarjetas black de una entidad bancaria que sabemos todo y pasó lo que pasó. Evidentemente en el programa una de las cosas que llevamos es la transparencia, aceptar la rendición de cuentas, incluso aplicar programas de cuentas abiertas que en algunas comunidades autónomas se está llevando a cabo, mecanismos de control. El problema no es pagar con una tarjeta de crédito, sino que los gastos estén debidamente justificados y en qué te lo gastas. La clave está en los controles, no en las tarjetas en sí. Se han aplicado controles y nosotros seguiremos en esa senda de hacer auditorías, porque el dinero público hay que cuidarlo.
A parte de la comunidad universitaria no le convenció la auditoría que hizo el Rector.
De cara a la comunidad universitaria yo creo que se debería de haber aclarado no solamente lo que planteas sino cómo se vieron afectados muchos profesores y profesoras saliendo en las portadas de los periódicos poco menos como si fueran unos delincuentes. Cuando se ha llevado esto a un tema judicial, se ha visto que ningún juez ha establecido ninguna pena. No ha habido ninguna sentencia sobre este tema. Entonces, yo también quiero defender a algunos profesores que han salido en primera plana y cuando se aclaraba el tema salían en la página 23. Ha habido mucha gente que se ha visto afectada por la dimensión de eso.
Cree entonces que se sobredimensionó y que se comparó con las tarjetas black de Bankia...
Se utilizó ese símil cuando no había parangón entre un caso y otro. Repito, que esto no quiere decir que tengamos que avanzar en controles. Por parte de la universidad hubo un fallo de comunicación.
Con la polémica de los títulos universitarios superiores aún abierta y con la Universidad Rey Juan Carlos en el punto de mira, son muchas las voces que reclaman un cambio en el sistema universitario español...
Nosotros como propuestas de cambio, evidentemente vamos a seguir con todos esos controles. Igual que he dicho anteriormente, creo que se ha ido generalizando. Generalizando lo que ha sucedido en una universidad determinada que además estaba muy politizada con el resto de las universidades. Cada universidad tiene su historia y cada universidad tiene su funcionamiento. La UCA tiene un sistema de garantía de calidad, tiene una evaluación y una verificación por la DEVA, que es la agencia de evaluación de la calidad de las universidades andaluzas, por la agencia española de calidad y bueno, estamos inmersos en un proceso continuo de mejora. Como toda institución puede tener sus fallos, pero que lo que ha ocurrido en la Universidad Rey Juan Carlos no se puede extender al resto de universidades.
¿Está la universidad lo suficientemente fiscalizada? ¿Es democrática?
Las universidades gozan de lo que llaman autonomía universitaria. La universidad se rige por principios electorales de la propia universidad y se elige por la propia comunidad universitaria. Pero también es verdad que todas las universidades estamos en un sistema público de evaluación, y que estamos muy fiscalizados. Los propios profesores tienen que estar habilitado a nivel nacional para poder presentarse a una plaza. Se ha avanzado mucho en controles para que esto no ocurra. Pero evidentemente, en todos sitios cuecen habas.