La playa de Santa María del Mar en Cádiz tuvo que cerrarse al público el pasado fin de semana porque alcanzó su aforo máximo superior a 3.000 personas, entre otras cosas por la subida de la marea y por ser una playa parcialmente cerrada al resto de la costa, delimitada a la entrada del casco histórico de Cádiz, sin la posibilidad de acceder a otra playa desde la arena.
Algo similar pasó también el pasado fin de semana en otra playa de la costa gaditana, en Conil, informa Vocento. En concreto, en la Cala del Aceite, una playa natural que también está rodeada de piedras y, en parte, cercada, al menos en la zona de la arena, por lo que eso contribuyó a que los usuarios no pudieran desperdigarse.
El aforo máximo tiene el fin de permitir cierta movilidad en la arena mientras se disfruta de la playa con normalidad. Es decir, por el momento, y mientras los ayuntamientos no tomen nuevas consideraciones, las playas de la provincia no están siendo parceladas. Esto significa que los vigilantes de playa para cuestiones de distanciamiento social tendrán que tomar decisiones con cierta flexbilidad, es decir, contemplando los incumplimientos aun cuando se cumpla el aforo mínimo. ¿Por qué? Porque la subida de la marea provoca en los espacios cerrados como la Cala del Aceite y la playa de Santa María del Mar que se reduzca la zona de arena, obligando a compartir espacio a los usuarios.
Conil, por el momento, no ha decidido aforo para sus playas. En el caso del pasado fin de semana, fue la Policía Local la que practicó ese cierre de acceso a nuevos usuarios. Paradójicamente, una de sus mayores bondades, la diversidad de playas resguardadas del viento, se puede convertir en un problema, pues según las condiciones climáticas puede sumar personas a espacios pequeños en días muy concretos. El dispositivo de control del fin de semana es solo uno de los primeros de los muchos que están por venir en las próximas semanas para el control de acceso.