Contemplar las vistas desde la ermita de Santa Ana de Chiclana es uno de los atractivos de esta ciudad. Una parada obligatoria para los visitantes y un lugar de culto para los fieles que en los últimos días ha sufrido las garras del vandalismo.
En la fachada de este templo de estilo neoclásico que data de la segunda mitad del siglo XVIII se aprecian pintadas, garabatos incluso el dibujo de un pene. "Esto es lo primero que ven los fieles todos los días cuando visitan la ermita", denuncia un vecino en un grupo de Facebook.
El icono monumental situado en la parte más alta de la ciudad se consolida como uno de los lugares de interés de la localidad chiclanera. Sin embargo, cuidar y respetar el patrimonio sigue siendo una tarea dificil.
"Se pintó y restauró no hace mucho, pero el vandalismo no tiene freno", comenta una usuaria. Otros señalan la "falta de civismo" por parte de algunas personas.