Las necesidades de la provincia de Cádiz son tan acuciantes y antiguas que al ordenarlas por años resultan inamovibles. Un balance renovado de lo necesario y lo esperado sería muy similar al observado si se toman las hemerotecas de los últimos o primeros días de 2022, 2021 o, con el paréntesis pandémico, de los años finales de la década anterior.
El territorio más meridional de la Península Ibérica es periférico en la periferia Andaluza, siempre debitiéndose entre ser cruce de continentes o mares y ejercer como fondo de saco, olvidado y marginado en casi todas las grandes cifras.
Las circunstancias políticas concretas son nuevas: nunca el Partido Popular había gobernado al mismo tiempo las principales instituciones públicas. Nunca había comenzado un año con Junta de Andalucía, Diputación Provincial y ayuntamientos de Jerez, Algeciras y Cádiz en las mismas manos o siglas. Suyos serán todos los logros pero, también, los reproches. Como le dijeron una tarde, en una taberna, al hombre-araña: un gran poder implica una gran responsabilidad.
Por ordenar, la provincia tiene retos y objetivos comunes al resto de Andalucía, por un lado, y los particulares, propios e intransferibles por otro. Entre los primeros, la falta de agua es el esencial. 2024 comienza como el primer año completo en alerta absoluta. Las reservas nunca fueron tan bajas y las restricciones son una amenaza inminente. En las grandes poblaciones no se viven desde medidados de los años 90.
El aspecto del pantano de Bornos, símbolo de reservas hídricas para los habitantes de toda la provincia, ha sido ya objeto de retratos históricos. Nadie lo recuerda así. Está por debajo del 10% de su capacidad. Por debajo de esa cifra, los técnicos dicen que ya lo almacenado apenas sirve por ser el fondo del depósito. Tiene menos de 15 hectómetros cúbicos de los más de 200 que puede contener.
El resto de los embalses pequeños muestra un estado similar. Incluso los dos más grandes (Guadalcacín y Charco Redondo) están ya por el 15%. Parece una obviedad pero muchos ciudadanos aún parecen ajenos a esa realidad: el agua se acaba. Las mejoras en la red y las infraestructuras no llegan. Las desaladoras aùn parecen en fase de estudio, con visitas del presidente Moreno a Dubai, incluidas, las soluciones no han llegado y la crisis se acerca al momento crítico.
El año que comienza podría ser el de las medidas extraordinarias. Pedir agua a Portugal (uno solo de los embalses del Algarve tiene más reservas que toda Andalucía) o traer suministro por barco serían disparates que pueden hacerse realidad en 2024. No sería la primera vez. En julio de 1995, el sufría las consecuencias de una larga sequía, especialmente graves en la provincia.
Los embalses de Huelva, como ahora, estaban en la mejor situación (o la menos mala) de toda Andalucía, así que por orden de un Gobierno presidido aún por Felipe González, el Lemmon Creek cargó hasta 2,4 hectómetros cúbicos para distribuir entre los 750.000 gaditanos de 15 municipios de la provincia que llevaban tres años con cortes diarios de suministro. La operación costó 13 millones de euros pagados a medias entre Junta y Ministerio de Obras Públicas. Por calcular lo que cuesta la sed. No es descartable ver, en la segunda mitad del año que entra, operaciones tan extremas y llamativas.
Con ser especialmente acuciante en Cádiz, la sequía afecta a toda Andalucía (sólo hay que mencionar Doñana) y la provincia tiene dificultades propias, exclusivas, que abordar cuanto antes tras tres décadas de retrasos, de crecimiento ralentizado respecto al resto de la comunidad, España y toda Europa.
Conexiones interrumpidas
Las infraestructuras necesarias pueden dividirse en dos enormes bloques: transportes e industria. Entre las primeras, el nudo de Tres Caminos puede ser una de las principales. 25 años de excusas repartidas entre ejecutivos de PSOE y PP han provocado un embotellamiento crónico en un punto clave. Al margen de la Jerez-Los Barrios, aún con un nivel de uso llamativamente bajo, este enclave de Puerto Real (aunque muchos lo crean de San Fernando) es esencial.
Ningún otro punto conecta directamente la mitad Norte con la mitad Sur de la provincia. Ningún otro espacio concentra tanto paso entre los que llegan o regresan de Madrid-Sevilla-Jerez con los que buscan el tramo más lujoso de la celebérrima Cadizfornia, el formado por las orillas que van de Chiclana hasta Tarifa. Para la industria turística, la primera de la provincia, sería un paso esencial.
Los primeros movimientos de tierra a la vista podrían anunciar, por fin, avances pero los trabajos no estarán culminados, tampoco, en 2024. Al menos, ojala sea el último verano sin el atasco.
La segunda, equiparable, es la saturación de la autopista AP-4 Cádiz-Jerez-Sevilla. Vivirá otro año en blanco. Tras la liberación del último peaje, tres años ya, se mantiene la fase de estudio ¿cómo ampliar carriles? ¿cómo agilizar tráfico? ¿qué se sabe del desdoble de la Nacional IV? Por ahora, la única certeza es que toda la autopista es una extensión de la avenida de la Palmera, sólo faltan los semáforos.
El resto de grandes obras de comunicación terrestre aún se ven más lejanas. La esencial unión de Jerez (por tanto, de La Janda, Campo de Gibraltar y la Bahía de Cádiz) con la Sierra se antoja un sueño sine die. La prolongación de la espléndida autovía de Arcos hasta Antequera ya ni se promete en falso. Nadie iba a creer nada. Como el desdoble de la Nacional 340 a partir de Vejer.
El tren del cobazo y el escobazo
Las mejoras de la conexion ferroviaria, y tercermundista, de Algeciras se mantienen a la espera sin acuerdos que llevarnos . Ni tener uno de los tres puertos más gigantescos de Europa le ha servido de argumento. El alcalde José Ignacio Landaluce ha emprendido una cruzada personal de movilizaciones y quejas. La mayor esperanza sería que no se cansara y que alguien le oyera. Los precedentes no invitan a la esperanza.
La que era ministra de Transportes y Movilidad hace justo un año, Raquel Sánchez, prometía nada más comenzar 2023 un Plan Director del tramo ferroviario Algeciras-Bobadilla. El objetivo, albricias, era "la modernización de la línea para impulsar el transporte de mercancías en tren. Algeciras es la puerta sur de Europa para los tráficos comerciales de África y América".
Pues ni por esas. Los 450 millones distribuidos en los próximos cinco años para conectar "Algeciras a la vanguardia" aún no se notan. Demasiado corto y lentro el trayecto. El objetivo es mejorar 174 kilómetros. Difícil que en 2024 se alcance la mitad del camino.
La recuperación de la vía que transcurría por la Costa Noroeste ya parece ciencia-ficción. Forma parte de los proyectos que ojalá vieran la luz no ya en el año venidero si no en lo que le resta a la década. Sólo al tramo del Bajo de la Cabezuela, en Puerto Real, de uso exclusivamente industrial, se le ven progresos que causen optimismo para 2024.
En el resto de casos, los próximos 12 meses serán como los 120 anteriores, reclamaciones, esperas. De la alta velocidad, ni hablar. Ya se dan por perdidos los próximos diez años y los usuarios, las empresas, la población, se daría con un canto en los dientes durante todo el año que comienza si Cercanías y Media Distancia recuperan cotas admisibles de fiabilidad y puntualidad, sin averías e incidencias casi semanales.
De qué vamos a vivir
Las infraestructuras industriales, agrícolas, forman el otro gran bloque de proyectos, retos y necesidades. Preparar el terreno para que autónomos y empresas puedan producir es una de las funciones esenciales de las administraciones, de todas las instituciones, incluso las privadas.
Con el sector servicios disparado, con el turismo y sus aledaños (distribución, producción, consumo) avanzando hacia el monocultivo, la provincia está obligada en 2024 a empezar a combatir esa dependencia. El último dato oficial habla de que uno de cada tres euros (el 33% del Producto Interior Bruto) procede de ese negocio en la provincia. En Andalucía ronda el 13%. En España, aún va por el 11%.
El turismo, el sector servicios, aporta uno de cada tres euros que mueve la economía provincial, el 33%, cuando la cifra nacional está alrededor del 11%
La renta media por persona y año de Cádiz es la quinta más baja de España (10.712 euros de media anual per capita), por detrás de Almería (10.103), Badajoz, Huelva y Jaén. La conexión es clara. El turismo es necesario por falta de alternativas pero no es tan gran invento. Cuanto mayor es el peso del sector servicios en un territorio, más baja es su capacidad de creación, y distribución, de riqueza entre sus habitantes.
El reto de este año, de muchos anteriores y de casi todos los que le sigan, será crear, potenciar, otras opciones. Sector primario (agricultura, sobre todo, y pesca) o industria son los más observados, al margen de la investigación y el empleo público.
En el campo y la producción agroalimentaria, con un peso económico fundamental en Sierra, Campiña de Jerez, La Janda y Costa Noroeste, la situación es de alarma. La provincia cierra el año con unas pérdidas de 175 millones por culpa de la sequía, según el presidente de Asaja Cádiz, José Pravia Brugarolas.
«Lo más sorprendente es que no se hayan tomado medidas previas para paliar estas pérdidas. Lo sorprendente que las administraciones no haya actuado antes, unir el embalse de Bornos con el de Guadalcacín, por ejemplo, habría permitido un mejor reparto del agua y menos pérdidas», detalla como balance y exigencia.
La provincia empieza 2024 como la quinta con menor riqueza anual por persona de España: sólo Almería, Huelva, Jaén y Badajoz están por debajo
La situación de escasez de agua no va a menguar en todo 2024, así que estas medidas (y una larga lista antes de los barcos y las desaladoras) se presentan ya como inaplazables, pura urgencia.
Con la inflación más alta en lo que va de siglo (desde combustibles al más infrecuente producto químico) apenas las campañas de vendimia y del olivar son ya consuelo. El precio del aceite de oliva sigue por encima de los 8 euros de media para el consumidor final y mientras no llueva, por tanto crezcan las cosechas, no habrá estabilidad.
Los márgenes para la producción son menores que nunca con los precios más altos que se han conocido. Si como dice el Banco Central Europeo (y se empieza a ver en las hipotecas) la escalada inflacionista ha terminado, cabe pensar en una moderación de precios que alivie la situación de agricultores y consumidores sin olvidar que los primeros tienen ambas condiciones a la vez.
La industria, por más que vive atada a la inflación también, tiene otros condicionantes. La competencia internacional, la célebre globalización, complica sin pausa su crecimiento en Cádiz desde principios de siglo. La especialización, la excelencia, parece ser la única vía de salida.
A la mencionada industria agroalimentaria (todavía ligeramente por encima del turismo en el PIB provincial por increíble que parezca) se suman el sector portuario, el naval y el aeronáutico. En todos los casos parecen concentrados en dos polos: Bahía de Algeciras y Bahía de Cádiz.
El primero tiene en su conexión ferroviaria y en su relación con Gibraltar los mayores retos. El acuerdo entre Reino Unido y España parece que, por fin, verá la luz en enero. Ese es, al menos, el pronóstico del ministro de Exteriores, José Manuel Albares que el pasado 9 de diciembre también daba por seguro "el uso conjunto del aeropuerto" en la colonia británica.
Esos cambios podrían suponer un giro para la delicada situación de La Línea de la Concepción, especialmente, y del resto de la comarca. Sus sistemas productivos, de materia prima y mercancías internacionales a turismo, sus comunicaciones con el resto de España y Europa, su precario equilibrio social y económico podrían vivir un cambio notable que convirtiera en el año 2024 en uno para recordar.
En la Bahía de Cádiz, todo parece centrarse en Puerto Real. Su amplísimo término municipal (conecta Cádiz, Chiclana, San Fernando y Jerez) es el escenario de los proyectos más ilusionantes, por el número de puestos de trabajo de calidad que podrían crear.
La Junta de Andalucía insiste en que el año que comienza será el del inicio de la plataforma logística Lógica, heredera en ubicación y función de Las Aletas. El consejero jerezano habla del "año del despegue" pero ese término en idioma político puede ser una simple adjudicación de obras previas.
La conexión ferroviaria del Bajo de la Cabezuela parece una realidad, a la vista, por fin, y en 2024 se espera su entrada en funcionamiento. La expansión de la Zona Franca de Cádiz, a través de la economía azul, la unión muelle-ciudad en la capital gaditana o el inicio de la actividad del Centro de Tecnologías de Fabricación Avanzada (CFA) en Puerto Real antes del verano, también anunciado por Antonio Sanz, son otros de los avances esperados en el año.
Apenas a unos cientos de metros de todos estos proyectos, donde se asentaba la factoría Delphi, el Cádiz Club de Fútbol anuncia un enorme complejo turístico-universitario-deportivo. Sportech City sería su nombre.
Aunque sus directivos insisten en presentarlo como industrial, parece consagrado al sector servicios y, en cualquier caso, sujeto a la decisión del Consejo de Ministros que aún debe decidir si expropia esa enorme parcela en favor de la Autoridad Portuaria, que también la reclama. El año 2024 será, en este caso, el esencial para salir de dudas.
Seguridad en plena frontera
La situación de territorio fronterizo de toda la provincia de Cádiz marca su realidad en cuanto a materia de seguridad. Como otras zonas del mundo que separan países, incluso continentes, está condenada a sufrir mayores índices de tráfico ilegal de personas y de sustancias, así como la presencia de grupos criminales internacionales. El año comenzará con la alerta de la Fiscalía: bandas balcánicas se suman a otras que ya operaban en la zona.
El Plan Especial de Seguridad en el Campo de Gibraltar cumplirá en 2024 seis años de vigencia con más de 12.000 detenidos. El refuerzo en las estructuras judiciales, y sociales, se muestra imprescindible para completar ese trabajo.
La desembocadura del Guadalquivir también se ha convertido en un territorio de máxima dificultad y precisa de un tratamiento propio en el año que comienza, aunque nunca ha recibido la atención de la comarca campogibraltareña.
La marihuana sigue ganando terreno en cuanto a sustancias y casi se iguala con el hachís tradicional. Aparecerá en 2024 el temor a que el fentanilo se introduzca en las calles de la provincia tras entrar por algunas de las costas gaditanas, de Sanlúcar a Sotogrande.
Los colectivos antidroga creen que además de reforzar las plantillas de los juzgados, es necesario un urgente endurecimiento de las penas durante el año que comienza. Juan Franco, alcalde de La Línea, pide medidas para evitar el altísimo nivel de rotación en funcionarios, tanto en seguridad como Justicia, Educación o Sanidad. Casi ocho de cada diez piden el traslado en su primer año de estancia en la zona.
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