Un estudio arqueológico ha concluido que los primeros agricultores y ganaderos neolíticos asentados en Andalucía se establecieron permanentemente hace 6.200 años en la isla de San Fernando, donde continuaron recolectando y consumiendo marisco a lo largo de todo el año, preferentemente en invierno. En esta investigación, que ha sido liderada por Asier García-Escárzaga, del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB) y del departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), han participado especialistas de la Universidad de Cádiz.
Las investigaciones llevadas a cabo en las últimas décadas en el sur de la península Ibérica han permitido conocer múltiples aspectos de cómo vivían los primeros grupos neolíticos en Andalucía. "Estas poblaciones fueron las primeras que basaron su subsistencia principalmente en la agricultura y la ganadería, y no en la caza y la recolección de alimentos. No obstante, todavía existían preguntas por responder sobre los modelos de ocupación de los yacimientos (anual o estacional) y de explotación de los recursos marinos tras la adopción de un nuevo modelo económico", concluye el estudio, que ha sido publicado en la prestigiosa revista internacional Archaeological and Anthropological Science.
Para ello, se han aplicado análisis de isótopos estables de oxígeno en conchas marinas que fueron recuperadas en los yacimientos de Campo de Hockey en San Fernando.
Esta necrópolis, excavada en el año 2008, se localiza en la antigua isla de San Fernando y a escasos 150 metros de la antigua línea de costa. El investigador y profesor titular del departamento Historia, Geografía y Filosofía de la Universidad de Cádiz, Eduardo Vijande, ha dirigido estas labores de excavación que permitieron la documentación de 53 tumbas, en concreto, 45 individuales, siete dobles y una cuádruple.
"La mayoría de ellas son sencillas (fosas simples en las que se inhuma al individuo), pero lo más llamativo es la existencia de cuatro sepulturas de mayor complejidad y monumentalidad realizadas con piedras de mediano y gran tamaño consideradas como protomegalíticas. El yacimiento de Campo de Hockey II, anexo al anterior y cuya excavación e investigación fue desarrollada por María Sánchez y Eduardo Vijande en el año 2018, permitió identificar 28 estructuras arqueológicas (17 hogares, dos concheros, cuatro tumbas y cinco estructuras pétreas)", detalla la UCA en una nota.
En la zona, encontraron restos de moluscos y peces en los basureros de los hogares lo que indica que allí se llevaba a cabo el procesado y consumo de recursos marinos. Entre la información que puede obtenerse de los análisis de isótopos estables de oxígeno en las conchas marinas destaca la posibilidad de reconstruir el momento del año en el que murieron los moluscos, y, por lo tanto, cuándo fueron consumidos por las poblaciones prehistóricas en el pasado.
Los resultados obtenidos señalan que los primeros agricultores y ganaderos que ocuparon la isla de San Fernando recolectaron marisco durante todo el año, pero en mayor medida durante los meses de finales de otoño, invierno y principios de la primavera, es decir, de noviembre a abril. Esta información ha permitido al equipo científico concluir que estas poblaciones ocupaban la isla durante los 12 meses. “El tamaño de la necrópolis ya nos hacía pensar en un hábitat anual, pero estos estudios nos corroboran la existencia de un poblado permanente hace 6.200 años” afirma Eduardo Vijande, investigador de la UCA y coautor del estudio.
Según expone la universidad, la mayor explotación de marisco durante los meses más fríos del año coincide con el momento anual de mayor rentabilidad de este recurso alimenticio debido a la formación de los gametos. Es un patrón estacional de consumo de marisco basado en principios de coste-beneficio energético y que es similar al desarrollado por las últimas poblaciones cazadoras-recolectoras en la península Ibérica, “es decir, se produce una mayor explotación de estos burgaíllos en los meses de invierno, ya que es el momento en el que estos animales presentan una mayor cantidad cárnica”, señala Asier García-Escárzaga.
Los autores comparten que aunque estos nuevos grupos neolíticos habían cambiado su modelo económico, viviendo de la agricultura y la ganadería, “en este poblado localizado en un entorno insular la explotación del medio marino continuó teniendo una gran importancia”.