Los escolares de Infantil y Primaria del Colegio Miguel de Cervantes, ubicado en el municipio de Olvera, se ven obligados a caminar cada día 1,4 kilómetros agarrados a una cuerda, sean cuales sean las condiciones climatológicas, acompañados de dos monitoras para poder ir al comedor de un centro cercano, el San José de Calasanz, ya que en el suyo no existe este servicio.
Ante esta situación, las familias de esta localidad demandan a la Junta de Andalucía que construya un comedor en dicho centro para evitar a los niños esta larga caminata. Los más pequeños tienen alrededor de tres años y, según denuncian las familias demandantes, el recorrido es muy largo para ellos y cuenta con varios puntos que pueden ser muy peligrosos, pues se trata del centro del municipio y por allí circulan varios coches en las horas en las que los menores se desplazan, según informa Diario de Cádiz.
En total, entre Educación Infantil y Primaria, son quince los niños que cada día se ven obligados a desplazarse para hacer uso del servicio de comedor. Además de estos quince, hay más solicitudes de familias que reclaman este servicio y que han quedado fuera del cupo establecido.
En el itinerario, las monitoras, de la empresa de catering del comedor del Colegio San José de Calasanz, también realizan otra parada en la Escuela Infantil Gloria Fuertes, en la que se suman al grupo otros nueve niños más, con edades comprendidas entre los tres y los cinco años.
Pese a la solicitud que han realizado a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, los padres y madres señalan que no tienen respuesta, si bien existe la suficiente demanda del servicio de comedor en el Miguel de Cervantes como para que se ponga en marcha.
El pasado 21 de marzo, las familias llevaron a cabo una protesta a las puertas del centro y no llevaron a sus hijos a clase. A la concentración acudió también la alcaldesa de Olvera, Remedios Palma, y representantes de los grupos políticos municipales.
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