El paso por Sevilla de los ultras de Glasgow y Eintracht, ganador en los penaltis de la Europa League, no ha dejado precisamente un buen sabor de boca a los habitantes de la capital.
Muchos entienden que el dinero que han podido dejar en la ciudad en estos días no compensa para nada con el destrozo y el maltrato al patrimonio y a la imagen de Sevilla.
Con la Plaza de España convertida en una piscina para ultras, con muchos lugares tomados por los hinchas radicales y con graves altercados, algunas de las calles de la capital andaluza se han llenado de sangre.
A pesar del gran dispositivo de seguridad que se ha montado, ha habido situaciones que no se han podido controlar y el desmadre ha sido total.
Y, a pesar de los múltiples enfrentamientos entre radicales, el alcalde de la ciudad ha restado importancia a todo. "Son incidentes con algún conflicto entre aficiones, pero nada destacable", ha señalado Antonio Muñoz.