Estopa revienta Sevilla con una noche histórica e intergeneracional para el 'cincuentón' y el quinceañero

Los hermanos Muñoz confiesan que es "el mayor concierto de nuestra vida", ante unas 50.000 almas en La Cartuja, aunque "no somos tan guapos como Taylor Swift"

Estopa, en un 'selfi' para cerrar su concierto en Sevilla.

Era 1999 cuando dos hermanos de Cornellá publicaban un disco y dejaban atrás su trabajo en una fábrica de la Seat de Barcelona. David y Jose Muñoz formaban Estopa. Lo demás, historia, como se suele decir. Quizás haya más grupos, más estadios, en la España de las últimas décadas. Pero Estopa tiene algo que no tiene el resto: al menos una veintena de canciones que el españolito medio se sabe, al menos parcialmente. 

50.000 personas aproximadamente reventaron este sábado el Estadio de La Cartuja, en una esquina de Sevilla. Y entre ellas, desde los cincuentones que, hay que recordar, tenían unos 25 años cuando Estopa se colocó número 1 de la música en España, en ventas y en apariciones de radio. Pero también 'chavalitos', quinceañeros, con camisetas y conociéndose hasta la última estrofa. Son la generación de Los 40 principales y la de Spotify. La de padres que hasta se enamoraron con Tu Calorro, y la de los hijos de aquella generación a las que sus padres han bombardeado con esta neorrumba catalana. Porque Estopa, como ellos mismos han venido a decir en sus canciones, son también hijos, a su vez, de los Gipsy Kings, de Peret, de Los Chichos o de El Pescaílla.

Un momento del concierto de Estopa.

La cita comenzaba con Tu Calorro, una de esas canciones de la primera maqueta y el primer disco, cuando acababa el pasado milenio. Seguía Cacho a cacho. Otra de aquel tiempo. "Me cago en la puta, es el mayor concierto de nuestra vida", decía David Muñoz llevándose las manos a la cabeza, sorprendidos. "Y eso que no somos tan guapos como Taylor Swift", venía a decir. En realidad, a ese concierto del Bernabéu es al que le rivaliza el de este sábado de Estopa. 65.000 metió en cada fecha la norteamericana, claro, pero Estopa podría haber llenado una segunda fecha como llenó la primera porque las entradas volaron, y porque incluso unos días antes salieron entradas finales a cuenta de que la organización echó hacia atrás el escenario y ganó espacio sobre el césped y las gradas laterales de La Cartuja. 

El runrún contó con Chonchi Heredia, la granadina que se reencontraba con los de Estopa en esta gira de 25 años. También atronaba la Cartuja con Tragicomedia, canción que no es del primer disco, ni mucho menos, porque Estopa tiene un larguísimo recorrido, evidentemente. Los 50.000 estaban entregados y habrían bailado hasta la música del Telediario gracias a la personalidad de los hermanos, tan descarados y a la vez tranquilos como suelen ser en sus entrevistas, con la misma imagen que tenían cuando salieron de la Seat. El concierto fue cumpliendo expectativas con La raja de tu falda, pero avanzando por ciertas sorpresas.

La grada de La Cartuja, repleta de pulseras de luces, entregadas al inicio del concierto.

Sin afán de desvelarlas todas, valga por ejemplo el trago que se echaron de Cruzcampo, primero en lata y luego recreando una mesa de bar sobre el escenario, donde los músicos y Chonchi Heredia se marcaron una bulería con un cajón que pusieron a prueba elevando la velocidad del ritmo hasta que nadie pudiera seguir con las palmas. Una forma de dejarse querer en Andalucía y en Sevilla para dar paso a Como Camarón. "Esto no lo hace Taylor Swift". Ni AC/DC, otro de los grandes conciertos del año en la capital.

Mención aparta: el rollo del espectador medio de Estopa es variado, pero sobre todo tranquilo. No es que no hubiera incidentes en los alrededores de La Cartuja, es que hoy en día, que un concierto empiece saludando con "todas, todos y todes", que termine con un "visca Sevilla" o que se recuerde a los niños asesinados en Oriente Próximo ("hemos visto una bandera de Extremadura y nos ha recordado a la de Palestina", explicaban los Muñoz, cuya familia es originaria de la comunidad), fue como un remanso de normalidad en plena jornada de reflexión. Lenguaje inclusivo, una pequeña alocución sobre la relación entre catalanes y andaluces o la referencia a una cruel guerra son cosas que Estopa, el grupo de las rumbas catalanas del último cuarto de siglo convertidas en temazos, puede traer a sus conciertos y cerrar aplausos allá por donde van. Por ese buen rollo que trae el dúo, que puede decir lo que le dé la gana, que se lo ha ganado. Faltaba más.

El concierto tuvo momentos espectaculares, y ha sido, sin duda, uno de los grandes momentos para la escena en Sevilla, que viene cargada de noches, pero pocas a este nivel de Estopa. La gira 25 aniversario ha colmado el calendario de los Muñoz para todo el verano y hasta al menos octubre, con un concierto a la semana. Atrás quedan los tiempos de doblete de viernes-sábado. Cerca de Sevilla, estarán en el Concert Music Festival el 9 de agosto. Con visitas a Granada, Fuengirola o Almería también, lo mejor que tiene es que es la del cuarto de siglo, de las bodas de plata, pero no la última. Hay Estopa pa rato.

La organización del transporte en Sevilla, un éxito

El evento llevaba a muchísimos miles de personas hasta la Cartuja. No es la primera vez que se celebra un gran concierto, o un gran partido, en este punto. Pero lo cierto es que, una vez más, fue un éxito. Hubo algún atasco antes del concierto, sobre todo en los casos de aquellos que querían llegar en coche y aparcar -o dejar allí a alguien-. Eso, malo en una zona que tiene aparcamiento, la Cartuja, pero no tanto, y con calles en realidad estrechas. 

La clave era el transporte público. El Ayuntamiento reforzó los servicios de C1, C2 y 2 para el concierto de Estopa. Al acabar, decenas y decenas de autobuses de Tussam esperaban a ir llenándose para iniciar el recorrido. En cuestión de minutos, todo aquel que quiso pudo montarse en un autobús y la salida, escalonada, fue un éxito. Hubo quien prefería caminar hacia el Alamillo o la Barqueta para cruzar hacia Sevilla, o darse un paseo hasta Triana. Pero lo cierto es que minutos después de que se apagaran los micrófonos, había por Sevilla evidencias de que los estoperos habían llegado rápidamente al centro y otros puntos: aún calzaban sus pulseras de luces que habían recibido al entrar en el espectáculo. Teniendo en cuenta la masiva presencia en el concierto, Tussam, taxis, Policía Local o VTC funcionaron de maravilla.

Un autobús municipal de refuerzo espera para recoger pasajeros tras el concierto de Estopa.