En la Feria de Abril se juega muchas cosas Sevilla. En parte, su imagen ante el resto de España. Porque los medios de comunicación se pasan los días en la Feria, y lo que ven en ella, llena titulares durante toda la semana. Unos titulares que traspasan la ciudad, hacia Andalucía y España. Una vez que se ha apagado el Alumbrado, toca hacer balance.
Y lo primero, aunque parezca anecdótico, es cómo se está en la Feria. Y si bien 'se está bien' y no sorprende, el calor ha hecho acto de presencia de forma importante en el Real, especialmente en la primera mitad de la semana. El Ayuntamiento, el delegado de Fiestas, Manuel Alés, ya ha dejado entrever y que se replantearán para el próximo año disponer de más espacios de sombra. No está claro cómo, pero desde luego, en momentos puntuales, parece imprescindible. Y eso, a pesar de que este año la feria es más tempranera que otras ediciones que se cuelan en mayo -el calendario, la Semana Santa, el ciclo lunar, mandan-. El tiempo no tiene solución, pero cómo se gestiona particularmente en cada caseta, y en las calles por parte del Ayuntamiento, sí. Habrá que esperar a ver esas soluciones de sombra.
Y claro que se está bien en la Feria. Pero, quizás, en algún momento, se experimenta el exceso. De gente, de visitantes, o de propios sevillanos, que han cogido la Feria 'con ganas' después de una Semana Santa pasada por agua. Es una realidad que ambas cuestiones tienen que ver, y así lo venía a decir Alés en una de las ruedas de prensa diarias. Los datos objetivos así lo atestiguan: es una Feria de récord. Nunca se ha recogido tanto residuo, nunca los proveedores han vendido tanto, los autobuses municipales han superado el millón de pasajeros...
¿Qué hacer ante eso? Parece clave la ampliación en 300 casetas más. No está claro cómo se hará, si se puede abordar de cara al año que viene sin tener presupuesto aprobado de 2024... Pero parece necesario disponer de más metros cuadrados para la gente, porque hay más gente que nunca, y si los dos fenómenos detrás de este incremento -las familias de aquí dedican más al ocio que antes, y el turismo se ha multiplicado después de la crisis sanitaria- continúan por esta senda, para poder disfrutar de la Feria parece 'obligado' afrontar ese aumento. Implicaría casi un 30% más de casetas. Y desatascaría muchas peticiones que llevan décadas de lista de espera. O se afronta esa ampliación, que puede no gustar, o a este paso los sevillanos cada vez van a tener menos sitio en su propia Feria.
Aunque la clave está en otra decisión municipal. ¿Será la última Feria que se inicie en sábado? El domingo empezó con fuerza. Pero la semana, un año más, se fue desinflando. El alcalde habla de exceso de días, que no hay "cuerpo ni bolsillo" que lo resista. ¿Son demasiados días? ¿Es malo que sean demasiados días? Los sevillanos votarán próximamente para decidir por el modelo de sábado a sábado o el tradicional de Pescaíto en lunes. Parece que ganará lo segundo, pero no se sabe.
Hay otros asuntos que tiene pendientes la Feria de Sevilla. Uno de ellos es el número de caballos, tanto de carruajes como de jinetes. Son 6.000, según cifras municipales. Hay un servicio veterinario, hay policías encargados de la vigilancia. Pero lo cierto es que cada año parece más complicado pasear por las calles del Real. Es un atasco de esos de 'categoría' que tiene cada tarde Sevilla, una pequeña SE-30 por el Aljarafe en el albero. Es un gran negocio, pero, ¿está perjudicando el bienestar de los feriantes 'peatonales'? ¿Hay capacidad para revisar el estado de 6.000 equinos? El debate, sobre todo tras la muerte de una yegua el domingo, está en la gente. Y quien no haya visto algún caballo con mala apariencia estos días, será porque no se ha parado a mirar. La mayoría de actas levantadas en carruajes tienen que ver con llevar menores en el pescante o no utilizar guarnición según normativa.
Otro de los problemas ha sido el transporte. La pregunta es: ¿puede el Ayuntamiento considerarse responsable de un aumento de afluencia tan brutal como este año? Por días, había un 15, 20 ó 30% más que en los mismos días del año pasado, que ya fue masivo. ¿Cómo se afronta? Ha habido incrementos en número de viajeros, de autobuses... Pero muchísima gente decide llegar a la Feria y marcharse de ella a las mismas horas. Los momentos más sensibles tuvieron lugar antes del Pescaíto, con colas masivas en autobuses, especialmente desde los barrios más periféricos, pero también en la lanzadera del Prado. Otra cuestión es si el Metro, que convenientemente en su única línea para en Los Remedios, debería tener más trenes. No es mala excusa, aducir la Feria, para que Sevilla tenga, por fin, mayor afluencia.
Asimismo, el Ayuntamiento atajó el domingo algún problema en la cola de los taxis, que se deshizo por falta de vigilancia. Se han contratado miembros de seguridad y la Policía Local ha estado más vigilante. Más o menos, se ha resuelto, incluido un llamamiento del gobierno local a que los taxis continuaran llegando a la Feria durante la madrugada. Algo caótica la noche previa del festivo del miércoles, eso sí.
En otro orden, la 'convivencia' entre Feria y barrios de alrededor, dice el gobierno local, ha ido a mejor. No ha habido cortes de luz en la Feria, y por tanto, tampoco en Los Remedios. Apenas ha habido botellones y, de hecho, al final de la semana, el Ayuntamiento reubicó a agentes de la Policía Local a otros puntos tras ver que había poca botellona. El peregrinaje de bolsas ha existido, pero al menos este año, parece, ha habido menos ruido.
Y la mejor noticia para la Feria ha sido la ausencia de incidentes graves. ¿Ha llegado a haber algún navajazo? Sí. ¿Botellazos? Sí. ¿Hurtos? Sí. ¿Alguna pelea que ha saltado a los medios de comunicación nacionales? Sí, porque se dan por descontado. Pero las cifras de dos administraciones, la Subdelegación del Gobierno y del Ayuntamiento, hablan de un aumento de la seguridad. Las consultas de antecedentes -tomar los datos- se han incrementado, mientras hay menos avisos cada día. Además, dentro de que una agresión con arma blanca efectivamente es grave, no hay que lamentar, al menos que haya trascendido, ningún suceso de la mayor gravedad.
Al menos, a la hora de elaboración de este artículo, no se conoce ningún suceso de la máxima gravedad. Incidentes, incluso en las atracciones, como un niño que puede perder la movilidad en tres dedos. Pero dentro de los inevitables de reunirse cientos de miles de personas, alcohol de por medio y la desconsideración de algunos, en general, es una Feria más segura. La delincuencia ha bajado un 30%, según la Subdelegación del Gobierno. Más inspección ha significado menos peligro. Más uniformes en el albero, también mayor sensación de seguridad. Y todo, en la Feria más masiva.
En definitiva, las administraciones respiran. El gran temor es un incidente grave, una muy mala imagen que dañe la reputación de Sevilla como destino, o algo que verdaderamente enfade a los sevillanos. No ha habido mucho de eso.
Lo que sí es necesario es repasar las condiciones laborales en las casetas. Solo hace falta acudir a preguntar. Casi generalizado es hacer jornadas de más de ocho horas, no respetar las 12 de descanso y, encima, o estar en negro, o que el contrato no recoja las horas reales, o que se pague por debajo del Salario Mínimo Interprofesional. Es duro para los caseteros, pero la realidad es que hacen falta más inspectores laborales en el Real, como mostraba lavozdelsur.es en un reportaje este viernes. Porque es ideal agradecer el esfuerzo a los muchos que se dejan la piel para que salga adelante. Pero no a costa de derechos laborales básicos. La Feria de Sevilla, hay que recordar, no es una excepción al Estatuto de los Trabajadores.
Además de eso, toca hacer una reflexión respecto a cómo los móviles han desembarcado en el Real. Sirven para visualizar, por ejemplo, el baile, la fiesta, la alegría. Pero también, para captar a quien se pasa con el alcohol. A veces -no siempre-, exponiéndoles en mal estado, algo que puede dañar su reputación. Grabar de cara a una persona semiinconsciente puede suponer un problema legal. Se ha hablado en el albero del famoso hashtag de 'papa gorda'. Lo que se debe grabar y lo que no, si es para hacer daño a los demás, debe formar parte de este balance y reflexión.
En líneas generales, una gran Feria, donde el comportamiento de algunos -cuando delinquen, cuando no tienen respeto, cuando se pasan de la raya, cuando son incívicos- emborronan el trabajo de miles. Una Feria con algunas cosas a mejorar. Pero que sigue siendo el momento que más disfrutan los vecinos de esta ciudad.
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