La historia veraz de Curro Jiménez: el Barquero de Cantillana nunca fue el 'Robin Hood' andaluz

La historia del bandolero Andrés López inspiró y derivó en la icónica serie televisiva. En la ficción. quedó enterrada la verdad de un personaje de una personalidad de "indómita rebeldía"

El Curro Jiménez televisivo junto al Algarrobo y el Estudiante, todos personajes de ficción.

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Curro Jiménez, el celebérrimo bandolero televisivo al que la audiencia adoraba como un bienhechor y entregado a responder ante las injusticias, es pura invención pese a que la inspiración llegó a los productores de la serie a través de la historia vital de un personaje bien diferente: el Barquero de Cantillana (Sevilla), que poco o nada tiene que ver con el guapo bandolero amigo de los pobres y enemigo de los terratenientes y de las fuerzas invasoras francesas, que robaba a los ricos y repartía riquezas a los pobres.

La historia de Andrés López, el verdadero Curro Jiménez, se remonta al convulso siglo XIX en España y es tres décadas posterior a la del bandolero de la tele. La deriva de este hombre parte de ser una de las muchas víctimas de los procesos desamortizadores que se sufrieron en Cantillana, que alcanzaron especialmente a la familia del Barquero, a lo que “habría que añadir el perfil psicológico del personaje. Su personalidad de indómita rebeldía, cargada de ideas fijas sobre el honor, la necesidad de venganza, el miedo a parecer pusilánime y demás aspectos irreflexivos, induciría al Barquero de Cantillana a cometer un delito de sangre (no homicidio voluntario, porque en la pelea pudo haber muerto él) y quedar fuera de la ley”, explica a lavozdelsur.es Antonio García Benítez, cronista oficial de Cantillana y catedrático de sociología jubilado de la Universidad de Sevilla.

Este investigador ha ofrecido recientemente una conferencia basada en un libro en el que publicó el resultado de muchos años de investigación sobre el Barquero de Cantillana: “Enfrentarme este personaje ha sido una labor muy difícil, porque está muy sepultado por la invención literaria”. ¿Cómo llega a convertirse en Curro Jiménez una persona que viajó durante cuatro años fuera de la ley, perseguido y buscado? El triste final de su vida le llegó a los 30 años de edad. Fue arrinconado por la Guardia Civil, junto a su cuadrilla, y todos murieron acribillados.

Pintura de la época en la que aparece la barca que cruza el río en Cantillana.

Antonio García cuenta que para llegar a develar la historia de Andrés López ha necesitado 40 años de trabajo desde que llegó a esta localidad sevillana como profesor de instituto “y me encontré con la historia de esta persona, pero llegó Curro Jiménez, un enorme relato de alguien que realmente no existió”.

Explica que todo parte de una novela del siglo pasado que hace crecer la historia de un bandido, el célebre Barquero, que era un gran desconocido. Pero la literatura lo desvirtuó idealizando al personaje “tanto que la mayoría de los datos son incorrectos”. La serie televisiva consiguió ahondar en la su desvirtuación.

Sin embargo, la verdad pasa por la existencia en  Cantillana de un personaje “de carne y hueso”, que vivió cruelmente la desamortización de todos los bienes que tenía, como las tierras comunales. Antonio García explica que en 1880 en España “surge un gusto por la literatura fantástica del bandolero, guapo y un poco Robín Hood. El escritor coge una leyenda y transforma por completo la verdad; desde ese punto manda la invención que sepultó al verdadero barquero”.

Andrés Gómez ya en su condición de bandolero.

Además, a Andrés Lopéz le quitaron el arrendamiento de la barcaza al suspenderse los señoríos, perdiendo el contrato que tenía, “algo que fue injusto pero legal”. En este contexto, el barquero y su familia, que hasta entonces ocupaban un buen estatus social en lo económico, se empobrecieron.

"Su rebeldía indómita, le hizo llevar su conducta hasta el final de sus días”, señalando el investigador que “tuvo la incapacidad de asimilar la desgracia que suponía la destrucción, la aniquilación de su causa, de su vida, y quedar atrapado por ella”. Así, floreció “su impotencia en tolerar las enormes frustraciones que generaban la destrucción de su mundo, que se hundía definitivamente”.

El año 1841 marca un punto de inflexión en la vida de este hombre. En una reyerta mató a un vecino, una persona de igual condición social. No era un cacique. Era un campesino normal. Antonio García Benitez matiza que el barquero de Cantillana es “un modelo claro de los que fueron víctimas de la desamortización”. El bandolero simpatizó con el mundo carlista que conectó con el mundo rural al propugnar la vuelta de las comunidades comunales.

El investigador Antonio García Benitez, en su estudio.

“Su familia le dio la espalda” porque nunca quiso someterse a la ley. De hecho, escapó de tres prisiones y siguió con su vida bandolera asaltando caminos. La Guardia Civil empezó a actuar con contundencia contra los bandoleros y maleantes que asaltaban caminos y cortijos. El nombre del Barquero estaba muy arriba en las órdenes de captura emitidas por los juzgados.

El investigador ha podido comprobar que la Guardia Civil fue arrinconándolo cada vez más y en 1849, en Fuenteluenga, un cortijo cerca de Cantillana, tuvo un enfrentamiento con las fuerzas del orden de casi cinco horas en el que el Barquero resultó muerto junto a sus compinches: el Gerena, el Gallego y el Navarro.

Una treintena de años cumplidos y cinco años de bandolerismo que tuvo su origen en “una lucha por la supervivencia ante un capitalismo salvaje que quitó todas las protecciones a los campesinos”, concluye Antonio García, como la causa “profunda” de esta historia, mientras que la del propio Andrés López se sitúa en una consecuencia de una persona que no aceptó otro camino que delinquir dado también su mal carácter, pero “muy listo, astuto y absolutamente rebelde”.

Este es el auténtico bandolero que derivó en el guapo y bondadoso Curro Jiménez de la ficción. La noche y el día gracias a una leyenda, un libro y una serie nada fieles a la verdad del Barquero de Cantillana.

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