Antes de que amaneciera hoy, sobre las seis de la mañana, la Jefatura de la Policía Local recibió el aviso telefónico de que estaba ardiendo el Juzgado de Paz situado frente el Ayuntamiento de este municipio sevillano que roza ya los 39.000 habitantes y que carga desde hace tiempo con la cruz de tener que ir reponiendo contenedores a marchas forzadas porque queman más de los que pueden comprarse. La gamberrada se ha convertido en una peste de la que no solo es consciente el equipo de gobierno, sino toda la población. Casualmente, a la misma hora que los bomberos acudían a sofocar el fuego del Juzgado, que solo ha afectado a la ventana por la que alguien tiró una colilla y que ha provocado la quema de la cortina, una silla y un montón de humo, dos contenedores ardían en la Avenida de Oslo. “Es mucha casualidad que las dos cosas ocurrieran a las 5.55 de la madrugada”, ha dicho el alcalde, Juan Manuel Valle (IP-IU), y ha añadido que “ya hay una investigación abierta para poder identificar pronto al delincuente o a los delincuentes”.
La casualidad ha sido hoy lo del Juzgado de Paz, porque lo de quemar contenedores se ha convertido en una malsana costumbre de la que ni los vecinos se sorprenden ya, resignados a estas manchas carbonizadas en el paisaje urbano. De nada parece haber servido el escarmiento de la pasada primavera, cuando el Ayuntamiento celebró una sentencia en la que el Juzgado de Menores condenaba a dos jóvenes por quemar contenedores que habían sido sorprendidos in fraganti. La sentencia, publicada sin datos personales por el propio Consistorio el pasado mes de abril, estableció una pena de 12 meses de tareas socioeducativas para que los chicos adquirieran habilidades sociales. Por otro lado, como responsables subsidiarios, los padres de ambos tuvieron que pagar 3.380 euros al Ayuntamiento.
Pero la peste incendiaria sigue. “Esto va por temporadas, pero en estas dos últimas semanas a ciertos gamberros parece que les ha dado por volver a quemar contenedores y casi todos las noches queman unos cuantos”, dice un bombero del pueblo a lavozdelsur.es.
Peligro en el Mercadona del pueblo
Precisamente la noche de este pasado jueves saltó la alarma de incendios del interior del Mercadona porque, justo a la espalda del supermercado salieron ardiendo cuatro contenedores a la vez. Fueron los responsables del supermercado quienes dieron aviso a los bomberos, que justo el día anterior habían tenido que apagar el incendio incluso de una palmera. Los propios bomberos han insistido en sus redes sociales en “el gasto significativo que supone para el Ayuntamiento” y ha subrayado que “este dinero podría destinarse a mejoras de infraestructuras o servicios que beneficiarían a nuestro pueblo”. Los bomberos palaciegos, que recomiendan encarecidamente no aparcar jamás los coches cerca de los contenedores, han llegado a hacer un llamamiento a la colaboración ciudadana para que se avise de cualquier actividad sospechosa “para frenar juntos estos actos de vandalismo”. En efecto, en Los Palacios y Villafranca han ardido solo en esta última década más de 500 contenedores. Cada contenedor cuesta hoy por hoy más de 300 euros (700 en el caso de los contenedores de recogida selectiva).
“Con los pocos medios humanos que tenemos, si estamos invirtiendo nuestros medios en estas cosas no podemos asistir a otras salidas, como por el ejemplo casos graves como el accidente con atrapados de esta misma mañana en la N-IV”, refería ayer mismo un bombero a lavozdelsur.es, precisamente después de haber sofocado otro incendio de contenedores en la Avenida de Estocolmo la noche anterior. “El centro de coordinación del 085 nos ha insistido ya en que tenemos el récord de incendio de contenedores en un municipio en toda la provincia”, señala el bombero.