El pleno del pasado viernes en Sevilla, histórico porque nunca antes había vivido una cuestión de confianza aparejada a la aprobación de los presupuestos, ha generado un plazo de un mes para que Sevilla tenga presupuestos. Pero el alcalde, José Luis Sanz, quiere recortar los plazos. La situación es la siguiente, pues se ha hecho uso de un instrumento legal muy poco habitual. En resumen, el alcalde pregunta al pleno si sigue teniendo apoyos (la cuestión de confianza), y que si es así, le apruebe el borrador de presupuestos. El pleno le dijo que no (más votos de la oposición que del PP). Ahora, legalmente toca que la oposición ofrezca un candidato alternativo para desalojar a Sanz (como una moción de censura automática). Si ningún candidato logra más síes que noes en 27 días, Sanz seguirá como alcalde, y con sus presupuestos aprobados.
Esto ha alejado de la ecuación a Vox, partido que permitió indirectamente la investidura de Sanz en 2023 al votar a su propia candidata, pero sin entrar en el gobierno. Desde entonces, tensión entre los dos partidos y un presunto acuerdo entre ambos abortado por Juanma Moreno, que ha acabado en que Sanz haga uso de este instrumento que le permite la ley electoral.
La clave de estas cuentas es que son las primeras con el PP en el gobierno municipal. Y clave para que ponga en marcha su proyecto para Sevilla: más dinero para limpieza, algo que urge al alcalde tras su campaña electoral, donde tanto prometió respecto a la suciedad. Pero también otros ámbitos, como ayudas a colectivos y programas en los barrios, arreglos de colegios... Elementos que marcarán la agenda de aquí a final del mandato. Por eso, en parte, desde que salga adelante el presupuesto, comenzará, de verdad, el gobierno de José Luis Sanz con todos sus efectos, con manos libres para poner en marcha sus planes.
El alcalde ha mandado una carta a los tres grupos políticos reclamándoles que renuncien por escrito a presentar esa candidatura alternativa a la Alcaldía. Como Vox no se pondrá de acuerdo nunca con la izquierda, se da por hecho que a Sanz le saldrá perfecta la jugada. Ahora, además, tiene prisa por poner en marcha esas cuentas cuanto antes y no esperar al mes de julio.
Vox, protagonista de todo este proceso, acusa al regidor de "retorcer la legislación vigente, saltándose el plazo preceptivo que establece el mecanismo que el propio alcalde ha activado para someterse a una cuestión de confianza ligada a los presupuestos".
Así, la líder de la formación de Abascal, Cristina Peláez, insistía en que "ha sido él el que ha activado un mecanismo inédito en la historia del Ayuntamiento para pasar el rodillo e imponer una voluntad que es la de Juanma Moreno y no la de los sevillanos". Le acusa, incluso, de caciquismo: "El alcalde Sanz pretende hacer trampas en el propio mecanismo que él se ha sacado de la chistera en una clara muestra de caciquismo, en el que por supuesto no vamos a entrar, en una maniobra que pone de relieve la falta de respeto del alcalde a las instituciones y las garantías democráticas. El alcalde debería escuchar la voluntad de las urnas, que es la que como portavoz de VOX defiendo y defenderé. Sanz no representa a la mayoría de los sevillanos porque no le han votado".
La clave para Vox era entrar en el gobierno. Principalmente, han explicado en varias ocasiones, porque no se fían de pactar algo con el PP, sacar adelante las cuentas y que el partido que gobierna no cumpla. El precedente, dicen, el primer mandato de Juanma Moreno en la Junta de Andalucía. "En Vox estamos de acuerdo en que Sevilla necesita unos presupuestos acordes a las circunstancias que vivimos, por eso no hemos apoyado los que ha presentado el PP ni los facilitaremos nunca. Sostenemos que los presupuestos de este gobierno no son los que necesita Sevilla porque son tan de izquierdas o más que los presupuestos socialistas de los últimos ocho años, y todos sabemos a donde nos llevaron los presupuestos de izquierdas, con poco dinero para los servicios públicos pero mucho para los sindicatos, los colectivos memorialistas, de género o LGTBI".
Ahora, todo apunta a que Vox continuará tres años en la misma dinámica que en la actualidad: quizás el PP le apruebe alguna moción sin acuerdo previo, pero, en general, tras las últimas semanas, apunta a que cuando el PP le pudiera pedir apoyos, Vox se los negará. Es la tónica de todos los plenos de 2024. Con todo, insisten en Vox, "nuestra mano sigue tendida para hacer las cosas bien y como quieren los sevillanos, para hacer unos presupuestos que sí sean acordes a las circunstancias, que reduzcan impuestos, apuesten por la familia, la limpieza, la seguridad o los barrios y dedique los recursos, en definitiva, a lo que realmente necesita Sevilla".
Comentarios