Este domingo, cuando apenas empezaba la Feria de Sevilla, llegaba una de esas noticias tristes que deja cada año el Real: la muerte de un caballo. Llamaban la atención varias cosas. La primera es que, si bien el día fue caloroso, no fue un infierno. Por encima de los 30 grados en algunos momentos de la tarde, pero no mucho más que eso. La segunda cuestión, que era solo el primer día de Feria, por lo que no había dado tiempo a que el animal estuviera cansado. Entonces, ¿qué pasó?
Un cochero de caballos que estuvo cerca del suceso y que vio al animal explica que no fue una muerte por golpe de calor o agotamiento, sino un infarto. "Pudo influir el calor", añade. Pero es claro: "Es como si te diera un infarto a ti o a mí en cualquier momento".
Más allá de esa consideración, añade algo, desde su ojo experto ante los equinos, que el caballo tenía "buen estado, buena apariencia", y no parecía ni enfermo ni escuálido, y ni mucho menos maltratado. "El primero que no quiere quele pase nada es el dueño".
Los fallecimientos de caballos en la Feria de Sevilla a menudo se producen entre animales de mayor edad, o que no están cuidados. Una realidad que, efectivamente, existe, puesto que hay dueños que no hacen descansar al animal lo suficiente, que no son estrictos con los cuidados. Pero que este no sería el caso.
De hecho, fuentes municipales indicaban esto el mismo domingo del suceso: la explicación de la muerte es el ataque al corazón, un suceso repentino e inevitable. Esa es la principal y única versión facilitada del suceso.
Y queda clara una cuestión. El incremento en el número de caballos en el Real de la Feria es evidente. El domingo, la Feria estaba llena de coches de caballos, de carruajes, que en muchos momentos estaban atascados en algunas calles como si fuera un embotellamiento del tráfico de esos que son tan frecuentes alrededor de Los Remedios. A más animales, mayor probabilidad, vendría a ocurrir.
En cualquier caso, el partido Pacma anunciaba el domingo que llevaría los hechos ante el Ayuntamiento y al Seprona. Este año está en vigor ya la esperada Ley de Bienestar Animal, con multas cuantiosas en casos de maltrato, por lo que la petición de que se inicie una investigación no es un asunto menor.
Sea como fuera, por desgracia hay que asumir que no será, seguramente, el único caballo que muera esta Feria de Abril recién comenzada. Porque vienen temperaturas cada vez más altas, aglomeraciones, cansancio acumulado... Una realidad en eventos de este tipo, como la Feria o los casos conocidos de El Rocío.