Las prisas del montaje de la Feria de Abril son lo habitual. No hay otra. Porque es el trabajo de mucha gente. Por las casetas pasan los que realizan el montaje, carpinteros, electricistas, fontaneros... Un millar de casetas que requieren muchas horas de trabajo.
Y además de forma coordinada. Aquel llega después de este otro, pero no antes que tal o cual profesional. No hay que olvidar que las casetas son, en realidad, el sector de la construcción. Aunque sean obras efímeras. Y aunque parezca sota, caballo y rey. Porque nada puede salir mal, por una cuestión de seguridad, de higiene y, también, de buen gusto.
De esto último se encargan los decoradores. Ángel y Encarni trabajan en otras cosas el resto del año. En un asador de pollos. Pero desde marzo ha sido el mes para el trabajo en el Real. Son pareja, y son decoradores.
Este año realizarán 33 casetas. "Vamos adelantados, gracias a Dios", cuenta ella. Estos días puede surgir cualquier necesidad, pues una vez que está hecho el trabajo primario, llega el de revisión de los socios. "Si te organizas, no te coge el toro".
"Colocamos telas, carteles, cuadros...", señalan. El último toque, especialmente en casetas familiares, corresponde a quienes vivirán cada día la Feria. Un cuadro que no gusta, una ubicación que hay que cambiar. Por el Real, van con un carro de hierro kilómetros arriba y abajo cada día. No tienen contadores de pasos, pero en estos días, quizás daban la vuelta a los números, como los cuentakilómetros de los autobuses viejos al llegar al millón.
Trabajan casetas de uno y hasta tres módulos. Casetas de socios, de familias. Las empresas o colectivos grandes trabajan de otra forma. Ellos, sobre todo, están con quienes más necesitan aliviar trabajo manual como es el de ofrecer un aspecto a la caseta.
La lluvia de las pasadas semanas no ha roto sus tiempos. Va todo como debe ir. "Somos muy cofrades y no hemos venido en Semana Santa", días en los que más se han acumulado las lluvias. Mucho más cofrades que feriantes. Apenas la pisan algún día, y eso que nunca les faltaría una caseta donde meterse. "Ahora sí venimos pero para traer a los niños", cuentan.
Él lleva 14 años en el sector. Comenzó montando con familiares, pero ahora está especializado en temas de diseño. Ella se unió a la faena hace apenas un par de años. "Mi tío llevaba cerca de 45 años en carpintería metálica". Un negocio familiar donde era asalariado hasta que decidió montárselo "por su cuenta".
El negocio de la Feria deja millones de euros en Sevilla. Principalmente, en los días en los que las bombillas están encendidas. Pero para costuras, de trajes a mantoncillos de Cantillana, o para el montaje, es un tajo que lleva más tiempo, y que también deja huella para muchas familias.
El estilo no ha cambiado con los años. Se impone la tradición, porque esta, la Feria de Abril, es una festividad que siempre mira al pasado. "Hemos estado trabajando incluso en casetas con premios". Se impone, dentro de la norma, por fuera, las lonas de rayas rojiblancas o verdiblancas. Y, por dentro, donde hay libertad, "nos llevamos a los clientes a nuestro terreno".
Ya esta semana, son aquellos socios los que van pidiendo que un cuadro no esté torcido, ese último fleco, esa última petición. Son los días del picoteo, de la previa. Para muchos, estos días ya es Feria. Para los decoradores, mientras tengan que correr arriba y abajo, no.
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