El pleno ordinario del mes de octubre de Sevilla se ha celebrado este jueves, que en parte puede considerarse el primer gran pleno del mandato de José Luis Sanz. Porque entre el verano mediante, los famosos 100 días, unas elecciones generales y un hackeo del que aún no se ha llegado a salir, ha servido para marcar el ritmo de lo que viene.
Y ha estado marcado por la protesta de una veintena de policías locales, que han sido desalojados del pleno, reclamando una mejora del colectivo y con un aviso al alcalde: "Esta es la primera de las movilizaciones que vamos a emprender". El cuerpo reclama mejora de retribuciones, instalaciones dignas y mejores medios de trabajo. La Comisaría de La Ranilla, que será reformada con una inversión de dos millones de euros, es ejemplo del estado en que trabajan los agentes. Y si la situación no se arregla, Sanz está llamado a ver sus cuatro años marcados por protestas. El colectivo policial, cuando protesta, lo suele hacer con contundencia.
En cuanto al debate de los partidos, Sanz ha tenido que salir al paso de las críticas por aumentos de impuestos. En eso, se han unido PSOE con Podemos e IU, y también Vox, aunque en menor medida. Las críticas han ido a que aumenta el coste de casarse en el Ayuntamiento. El alcalde ha recordado que es una de las capitales más baratas para hacerlo y que los alrededor de 180 euros que tendrán que pagar los novios "no cubre los gastos" que se generan. Y ha mandado un mensaje político, poniendo como ejemplo los aumentos en Cádiz de tasas del "señor Kichi", como ha dicho Sanz, o de "la señora Colau" en Barcelona.
Las tasas del cementerio o que comience a cobrar el sello de las motos de baja cilindrada han encontrado de nuevo las explicaciones ya esgrimidas por el ejecutivo municipal: las necesidades de cada servicio. "El cementerio necesita arreglos". Todo, cuando en campaña el PP llevó a los juzgados la aparición de huesos, desestimada finalmente este mes."Sevilla es una ciudad que tiene los barrios más pobres de España", recordaban desde Podemos-IU sobre las repetidas subidas de impuestos. En este caso del cementerio, la subida es de hasta el 300%.
La subida de impuestos de algunas tasas, señala en resumen el PP, se debe a una fórmula para ordenar la ciudad. No un tasazo, como dice la oposición. Y en esos impuestos está el asunto del agua. La entidad pública, Emasesa, subirá un 15% el recibo. Pero el debate del agua ha ido en torno, principalmente, a la solicitud de infraestructuras al Gobierno de España. 40.000 millones, en concreto. Desde PSOE y Podemos-IU rechazaron la propuesta. La razón: es un asunto de "argumentario del PP" instar al Gobierno de España, haciendo "copia-pega" de otras mociones en otros ayuntamientos y en el Parlamento andaluz.
En el debate cuerpo a cuerpo, Vox y PP parecen haber acercado alguna postura, algo clave para los presupuestos, que hoy se ven difícil despues de la que fuera candidata en mayo, Cristina Peláez, asegurase que había un pacto oculto para entrar en el gobierno municipal. No suena tan a chino este jueves, cuando se ha confirmado la entrada en el equipo municipal de Vox en el Valencia, del PP. El gobierno local, de hecho, contempló cómo la ultraderecha sevillana le ponía delante dos asuntos: memoria monárquica y educación. Pidieron que San Fernando sea fiesta grande. El PSOE le recordó que habría, entonces, que eliminar el festivo de la Feria. "Con los musulmanes, las mujeres serían apedreadas. Eso no ocurre gracias al rey San Fernando. O a los homosexuales". Vox pidió desfiles por la ciudad para recrear la reconquista sevillana. Risas en la izquierda. Silencio en la derecha.
Luego, Peláez sacó un recortable dedicado a niños de cinco años: "Le pusieron un pene a una niña y vulva a un niño", afeó al PSOE. En una de esas, Vox también pidió que se dejase de usar en el Ayuntamiento el lenguaje inclusivo. "A mí no me gusta, pero no lo voy a prohibir", le respondió el alcalde.
Los socialistas, en todo esto, han sido parte del juego especialmente en el asunto de la capitalidad. El PP les reprochaba que quieren sacar el asunto porque Moreno está en la Junta. El PSOE pedía compromiso de todas las administraciones y defendía el actual del Gobierno central. Lo que parecía una partida de ajedrez pasó a ser un partido de tenis, con la pelota botando en ambos campos en busca del punto. Todo para una moción.
Lo que sí lograron en las filas de Antonio Muñoz fue una moción para que se elabore un protocolo en caso de ciberataques. Si en los primeros días hubo cierta tranquilidad política, ciertos reparos en sacarse reproche, cierto mensaje de unidad, una vez que los bits se han reordenado, una vez que tras el virus el paciente (la web y los servicios) ha pasado planta, ha vuelto la batalla. "Tenemos una perspectiva constructiva", dijo el PSOE. Pero luego llegó el pero. Que faltó gestión o que ha habido poca prisa en sacar adelante una norma que aplazara oficialmente los pagos que no se han podido realizar en este mes y medio largo. "Si critican al Ayuntamiento, critican a los funcionarios municipales", respondió el gobierno.
Unos cruces de reproches que han dado, ahora sí, la imagen de los cuatro años que quedan por delante. Agua, cabreos y un partido de entradas al tobillo en acciones intrascendentes. De peleas que el ciudadano, a menudo, no entiende. De pañuelos.
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