Un establecimiento que carecía de licencia ha sido precintado por la Policía Local y el Servicio de Consumo del Ayuntamiento de Sevilla.
Dicho local vendía alimentos a granel que estaban sin etiquetar, no ofreciendo ningún tipo de garantía para su consumo.
En total han sido intervenidos 40 kilos de bocadillos, chacinas y chicharrones. Los mismos han pasado, para su destrucción, a disposición de Lipasam, la empresa pública encargada de la limpieza viaria de la capital hispalense.