La trágica historia de María Coronel, la monja cuyo cuerpo incorrupto se expone al público en Sevilla

Fundadora del convento de Santa Inés, esta sevillana cuenta con una gran cantidad de fieles. Para que el rey Pedro I dejase de acosarla, se echó aceite hirviendo en la cara

El cuerpo incorrupto de María Coronel.

Cada 2 de diciembre, coincidiendo con la fecha de su muerte en 1411, el cuerpo incorrupto de Doña María Coronel –nombre con el que ha pasado a la historia y que da nombre a una calle en Sevilla– es venerado en la capital hispalense. De familia aristócrata, la historia trágica de esta monja ha pasado de generaciones en generaciones para convertirse en una leyenda conocida por muchos. 

Hija de Alfonso Fernández Coronel, alguacil mayor de Sevilla y señor de Aguilar, y esposa que fue de Juan de la Cerda, descendiente en línea directa de Fernando III, el Santo. Por orden del rey Pedro I, el Cruel, su padre fue decapitado en 1353 y años más tardo corrió la misma suerte su marido. 

María Coronel, ante el grave peligro que perseguía a su esposo, llegó a hacer un largo viaje para suplicarle al rey el perdón, pero a su regreso, Juan de la Cerda ya había sido ejecutado. Desolada por lo sucedido, María se encerró en el convento de Santa Clara y se ordenó monja posteriormente. 

Pedro I, que había quedado prendido por la belleza de María cuando la conoció, comenzó a perseguirla con el fin de enamorarla, pero la sevillana siempre huyó de él y un día, cansada del rey, se echó aceite hirviendo en la cara para desfigurarse el rostro y, de esta forma, poner fin a la persecución del monarca. 

Tras la muerte del rey a manos de su hermano Enrique II, María y su hermana Aldonza pudieron recuperar parte de sus bienes y fundaron el convento de Santa Inés en la misma casa de sus padres, situada en la calle que hoy lleva su nombre. 

Al morir, María fue enterrada en el coro del propio convento. Con motivo de unas obras realizadas más de dos siglos después de su fallecimiento, en el año 1626, se realizó el traslado de sus restos, con la sorpresa de que su cuerpo fue encontrado incorrupto. 

Desde 1833, María Coronel se encuentra en una urna en un altar lateral del convento y es expuesta al público a los fieles cada 2 de diciembre.