El instructor de artes marciales cuenta que salvó tres vidas: "La de la madre, la del bebé que tenía en brazos y la del que está esperando".
Eduardo estaba en un descanso entre turnos en la puerta del gimnasio de artes marciales que tiene en Cieza (Murcia) cuando, de repente, escuchó voces desde un tercero de una mujer que estaba siendo maltratada por su pareja. No lo dudó ni un segundo y subió los tres pisos corriendo, derribó la puerta de una patada y se enfrentó al agresor, reduciéndolo para evitar que siguiera atacando a la víctima.
"Salvé tres vidas: la de la madre, la del bebé que tenía en brazos y la del que está esperando", asegura Eduardo, que es profesor de kárate e instructor policial, al Verne, la sección dedicada a noticias de internet de El País. "Si yo no hubiese subido tan rápido a lo mejor se habría convertido en una desgracia bastante grande", señala.
"Oí gritos espantosos y vi que un hombre tenía enganchada a una mujer por la pechera. Ella tenía medio cuerpo fuera y sostenía a un bebé en los brazos. Además, estaba en estado. Él empezó a pegarle y al tercer golpe no me lo pensé: subí a la carrera —los vecinos me abrieron el portal— le di una patada a la puerta, la derribé, y entré en la casa", relata al citado diario.
En la vivienda había tres mujeres, la esposa del agresor, su hermana —tirada en el suelo con la boca llena de sangre— y una tercera que miraba aterrada la escena. “Qué pasa con usted, que está pegando a unas mujeres", dice Eduardo que le espetó al maltratador, que acto seguido contestó que “eran todas unas putas, enganchó a su mujer, la tiró al suelo, le pisó el torso y se fue a por mí”, relata el instructor de artes marciales. Luego lo redujo y esperó a que llegara la policía. López, luego, denunció y el agresor ingresó en prisión sin fianza en espera de que se celebre el juicio. La rápida acción de este hombre evitó una posible víctima mortal por violencia de género.