(Leer escuchando a Para llevarte a vivir, Javier Ruibal)
Meditar y rezar es bueno, pero también hay que pasar a la acción, luchar por los más débiles. En Granada, tierra que quiero mucho, parte de mi vida, nos dijeron a Carmen y a mí que Fray Leopoldo de Alpandeire no le gustaba pedir, pero que se pasó toda la vida haciéndolo.
Su vida me recuerda mucho a la del hermano Adrián del Cerro, fallecido este pasado sábado y cuyo funeral tendrá lugar hoy lunes a las 12,00 horas en el Santuario de San Juan Grande, donde descansarán para siempre sus restos mortales.
El limosnero jerezano ha repartido su alma entre miles de jerezanos y jerezanas, y sus benefactores anónimos: es nuestro patrimonio, el de aquellos que tuvimos la inmensa suerte de hablar con él, como me pasó a mí a principios de diciembre de 2013.
Me emocionó entrevistarlo, tanto como la preciosa labor que hace la orden de San Juan de Dios con el economato que lleva su nombre. Me casó un hermano de esa congregación, el hermano Teodoro y Carmen trabajó como médico en el sanatorio, porque el hospital siempre será el Sanatorio de Santa Rosalía.
Adrián del Cerro pasó más de cincuenta años de dedicación a los niños atendidos en el antiguo sanatorio y a los necesitados de toda la ciudad. Nació en Retamoso de la Jara (Toledo) en 1923, Siempre ejerció “su acción solidaria de amor, de entrega, de sacrificio, de virtud, de trabajo y de santidad en Jerez”, escribe mi buen amigo y compañero (creo que lo es, de verdad) Gabriel Álvarez en su nota, emitida por la Diócesis de Jerez.
Ingresó en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios el 17 de octubre de 1950. Llegó a Jerez de la Frontera el 15 de septiembre de 1952. En ese mismo año el Adrián ya comenzó a recorrer las calles de Jerez pidiendo limosna para los más necesitados. Fue su vida, ayudar a los débiles.
Ayer, la propia orden hospitalaria decía de su hermano:
“Lloviese, hiciese frío o calor, el Hno. Adrián cada día recorría las calles y campos de Jerez, con su hábito negro, su cartera, y con su inseparable boina. También pedía limosnas en otras ciudades de la provincia gaditana, Ceuta y Melilla, así como en Marruecos, país del que eran atendidos muchos niños en el Sanatorio que padecían la secuela de la polio”.
Por lo menos cumplimos como ciudad con Adrián en vida: “Se le concedió en su momento la Distinción de Honor del Consejo Local de Mayores, se le dedicó una avenida en su callejero y existe, además, un libro bajo el sugerente título ‘Hermano Adrián, limosnero de Dios. Vida, obra y aventuras del Hermano Adrián del Cerro’ del que es autor el reconocido investigador histórico jerezano Antonio Mariscal Trujillo”, recuerda Gaby. Os lo recomiendo.
Dicen que el olivo es el árbol de los pobres, porque lo da todo sin pedir nada a cambio, apenas necesita cuidados. La tierra de Jesús está llena de ellos. Me lo recuerda el experto en viajes @RickSteves, desde su serie este sábado en el Canal Viajar, nuestra afición matinal en casa.
En una etapa de mi vida viajé mucho, por toda España, por el mundo, y no se imaginan lo que se aprende primero: dormir lo justo, aprovechar cada segundo, captar, robar imágenes, sentimientos, rostros, paisajes, sensaciones, olores y asumir lo poco que somos en realidad y la forma tan estúpida en la que nos complicamos la vida. No dejar pasar un segundo en balde.
Me han preguntado por qué escribo en mi blog y en La Voz del Sur sin recibir nada a cambio. Respondo a esa persona que porque nada ni nadie me harán callar. No podrán. El 29 de enero de este año, cuando fui despedido injustamente de un proyecto que había parido con gran esfuerzo y poco presupuesto, creo que lo intentaron.
Me resisto a escribir sobre estas cuestiones, siento dolor y pudor a la vez. No seguiré, pero sigo confiando en Dios, que todo lo ve y ya decidirá sobre quienes hacen el mal sin pensar que tendrán que dar cuentas, que el universo te lo devuelve todo pero amplificado. Es lunes, y no pierdo la esperanza.
Tengo los amig@s justos, la familia que necesito y adoro, lejos y cerca, y pienso en mi padre, que seguro se siente orgulloso de mí. Las cosas te hacen daño si dejas que lo hagan, pero si levantas la barbilla, sonríes, piensas en positivo y alejas a las personas tóxicas de tu lado, con energía y sin miedo, serás feliz. O simplemente piensa en el hermano Adrián, toda su vida entregada a los demás. Da igual tu fe o si no la tienes (lo siento por ti), o en quién crees, o si no crees en nada, pero seguro que sabes ser una buena persona. Eso se lleva en el corazón.
Como lo es, estoy seguro, Javier Ruibal (qué delicada entrevista le hicieron Paco Sánchez Múgica y Juan Carlos Toro) de quien he elegido una canción, que dedico a quienes esperan a leer este comentario, que escribo con amor a quien lo merece y está a mi lado. “Para llevarte a vivir” acurruca mis sentimientos en esta tarde de domingo, pegajosa y malaje, me traslada a sus conciertos. Gracias Javier, por haber cantado y escrito lo que sentimos y no sabemos expresar. He buscado una de las más bellas canciones para hoy, con la Orquesta de Córdoba.
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