Un banco hecho de forma artesanal con forma del instrumento de las seis cuerdas te da la bienvenida antes de entrar en el reino de la guitarra made in Spain. Quienes aman un instrumento como éste, no pueden dejar de detenerse ante tal reclamo. Será porque por tu boca sale el grito de mi pueblo. Si todo amante del Carnaval de Cádiz recuerda esa silueta del inmortal Capitán Veneno, Juan Carlos Aragón, alzando una guitarra, aquí la guitarra tiene su templo. Será porque la guitarra nos hace libres, como dice el pasodoble que los Yesterday nunca cantaron en el Gran Teatro Falla.
Por si fuera poco, un mural de varios metros reina en la plazoleta anexa. ¿Lo adivinan? Un guitarra enorme vuelve a actuar de reclamo. Como si fuera un forillo de Carnaval, esa fiesta que tanto gusta a Manuel Ruiz-Herrera Verano, propietario de Instrumentos El Clavijero, un establecimiento que es un pequeño tesoro para quienes sienten, aman y practican el arte de crear música. En diciembre, su particular reino cumple una década.
El Clavijero es una de esas tiendas que llaman la atención a simple vista. Situada en la Avenida Antonio Fernández Sevilla, 9, de El Puerto de Santa María, ofrece una atención personalizada a toda persona que tiene alguna relación con la música. Y en su interior en ocasiones no cabe más arte por metro cuadrado.
Así lo demuestra un canal de Youtube donde tienen apariciones estelares artistas de diferente perfil, pero a los que une, principalmente, el instrumento de las seis cuerdas. El Canijo de Jerez, cantantes locales como Sergio Chaves (La Voz), Selu del Puerto, Abraham Lojo (Tierra de Talento), algunas de las mejores guitarras y voces del Carnaval de Cádiz, como Pedro Campos, Manolín Santander o Nico García... Es lo que tiene ser una boutique de la guitarra con el sello de distinción que ha sabido imprimirle Manuel.
Sí, porque, aunque es una tienda donde se venden todo tipo de instrumentos musicales, su propio creador, Manuel Ruiz-Herrera Verano, la califica como “una boutique de la guitarra” fabricada en España. “Aquí no vendemos nada de made in China, pues todo lo que ofrecemos es artesanía, creaciones de artesanos de la guitarra de Madrid, Valencia...”, gracias a una buena cartera que ha ido creciendo en estos casi diez años de vida.
La realidad es que quien entra en El Clavijero puede encontrar una selecta colección de guitarras valoradas en 2.000, 3.000, 4.000 euros, difícil de encontrar en otros puntos cercanos. Precisamente ese fue el germen de esta iniciativa empresarial. Manuel, un portuense que ahora tiene 35 años, toca la guitarra desde pequeño. “Con los años comprobé que faltaba un sitio dedicado a la construcción, reparación y asesoramiento personalizado y tomé la iniciativa”, cuenta.
Pero esta “tienda taller” es un lugar para todos los públicos, porque también tienen productos para iniciarse en el mundo de la música, para los jóvenes que empiezan. De hecho, entrar en El Clavijero supone tener la opción de encontrar a alguien que afina a la perfección tu instrumento y que incluso te enseña a tocar, porque también se dan clases entre sus cuatro paredes.
Con un servicio que cubre toda la península gracias a su tienda online, este negocio portuense tiene como clientes a artistas como los citados anteriormente. Sin ir más lejos, para El Canijo de Jerez, ha diseñado una guitarra de la firma Prudencia Sáez, Jaleo 2021, que define como “garrapatera, callejera, roquera y flamenca”. Y qué decir de las famosas guitarras peregrinas, esas con las que en el Falla se tocó una letra que acabaría siendo un himno del carnaval gaditano, El Credo de Los Peregrinos de Juan Carlos.
Pero no de guitarras (españolas, acústicas y eléctricas) vive únicamente esta boutique de Manuel Ruiz-Herrera Verano. Cajones, castañuelas, violines, baterías, ukeleles y chelos... Todo lo que un músico puede imaginar, se hace posible en una tienda que antepone la artesanía y la personalización de sus productos a cualquier otra cosa.
Si en la música, el age, el quejío o el pellizco marcan la diferencia y dejan un sello imborrable, visitar esta coqueta y cuidada tienda de música es eso mismo. Es salir sientiéndose un peregrino, un garrapatero... es sentir un poco más la música.
En este tiempo de peregrinación, lo que más ha marcado a Manuel es “la cara de los niños pequeños que entran atraídos por la música y se muestran ajenos al gusto de los padres; porque me recuerdan a mí, cuando un día soñaba con tocar la guitarra en una casa donde no se escuchaba música”, afirma.
Quién sabe si algunos de esos ojos y esas manos que sueñan hoy con crear música cogerá algún día el testigo de Manuel y de Instrumentos El Clavijero. Hasta que ese día llegue, toca seguir creyendo: en la música, en la guitarra y todo el arte que sale de las seis cuerdas, aunque sea “para morir y perder, con mi guitarra, mi compañera”, como escribió el añorado Juan Carlos Aragón.