"Lo tengo aquí, y eso no se vende". Carmen González Nieto, al otro lado del teléfono, describe el primer tocado que hizo. "Es un juego de volúmenes, muy trabajado, de color berenjena...", define mientras lo contempla desde su atelier (taller), ubicado en Madrid. "Gustó tanto que tuve que hacer más. Pero el primero, el primitivo lo tengo aquí guardado, porque eso no se vende", insiste. A día de hoy no concibe su vida alejada de la artesanía, de los colores, las sedas, las plumas... Pero Carmen comenzó dibujando líneas sobre el papel que nada tienen que ver con la moda, o quizás todo... De familia sanluqueña y abulense, nació en la capital gaditana y creció en Barbate durante 14 largos años. "A Barbate le tengo muchísimo cariño, es donde están mis grandes amigos", sonríe. Luego marchó a Sevilla, donde estudió arquitectura en la Escuela Técnica Superior. Una vez que finalizó su carrera, empezó a trabajar como arquitecta urbanista con el arquitecto jerezano Manuel Gonzalez Fustegueras, desde donde dio el salto y se trasladó a la capital española. Afincada en Madrid, Carmen siguió trabajando de urbanista junto a los mejores de España como Enrique Porto, y es que ella ha intervenido en el plan general de urbanización de Sevilla, de Madrid y en el de otras ciudades.
Pero los cimientos dieron de sí cuando en 2012 la empresa para la que trabajaba cerró a cuenta de la "crisis". Haciendo uso del refranero, la gaditana aprovechó que terminó una etapa para abrir otra ventana. "Otra de mis pasiones en la vida, aparte de la arquitectura, era el mundo de la moda y la sombrerería". Y empezó a formarme en Madrid, donde estudió Protocolo y Asesoría de Imagen en la Escuela Internacional de Protocolo y un master en Comunicación y Protocolo. "Me encantaba. Los arquitectos somos personas muy creativas y esa creatividad tenía que sacarla por algún sitio". Carmen comenzó a darle vueltas al asunto nada más salir de la empresa y vio que era el momento perfecto para fusionar sus dos grandes pasiones: "Era seguir diseñando pero de otra forma, sentarte delante de una mesa y seguir diseñando ahora no ciudades, sino sombreros".
Y emprendió. Fue en 2013 cuando decidió erigir, ella sola, lo que a día de hoy es un éxito entre las revistas de moda. Su firma de sombrerería Dmaniq nace de una manera espontánea y a la vez muy trabajada. "Tomé la decisión de crear la empresa cuando me presenté a un concurso que hizo la Fundación Adolfo Domínguez de Madrid". Narra que la marca convocó unas becas para jóvenes diseñadores de moda. Ella se presentó con una primera pequeña colección de tocados e impresionó tanto que ganó una de las becas, por lo que su trabajo estuvo expuesto durante una semana en la fundación situada en la calle Serrano. Fueron tantas las críticas positivas recibidas, que en agosto de 2013 hizo oficial la marca Dmaniq en un evento que celebró en el Parador de Cádiz, inaugurando así la primera exposición de su firma de sombreros, tocados y pamelas.
"Yo no me esperaba esto", confiesa con voz queda. "Estaba convencida de que algún sitio iba a llegar, porque me veo una persona muy capaz. Y con respeto, educación y trabajo, en esta vida se consigue todo. Creo que se puede llegar muy lejos trabajando una hartá", rie al teléfono. "Son muchas horas con la empresa", continúa. La perseverancia y el esfuerzo la caracterizan. Pero sobre todo la polivalencia y la imaginación, y es que en cuatro años ha sido capaz de crear su propia insignia para destacar. "Somos tanta gente haciendo tocados y sombreros, que yo necesitaba hacer algo que me diferenciara". Y lo consiguió al crear un diseño de lazo ancho con punta ovalada para que aquellos que lo vieran lo relacionaran con su marca. Lo tiene incluso registrado, y han sido muchas las tiendas que han copiado su modelo, como por ejemplo Zara, la joya de Inditex. "En el diseño diferénciate, deja volar tu imaginación", aconseja.
Sus trabajos suelen ser muy elegantes, sencillos, con un diseño original y elaborados con materiales de primerísima calidad: paja, sinamay, sinamay de seda, plumas, flores de seda pintadas a mano por ella... "Traigo material de muchas partes del mundo". Al principio, solo sus manos realizaban las minuciosas construcciones de sombrerería, pero en la actualidad cuenta con un equipo. Dmaniq dispone de un único taller en Madrid, al que solo se puede acudir con cita previa. Luego, como ella misma define, tiene "embajadores" que ofertan sus diseños en diferentes tiendas repartidas por la geografía española: Bilbao, Barcelona, Sevilla, Cádiz (en la tienda de moda Milagrosa Grimaldi) y Jerez (en la tienda Belúlah). Además, también reciben pedidos desde distintos puntos del mundo: Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Bélgica, Argentina... "Y ahora mismo acabo de enviar uno a Berlín". Sus diseños han aparecido en medios como Telva, Yo Dona, Bulevar Sur y Flash Moda, de TVE y han sido expuestos en el Hipódromo de Ascot (Reino Unido). Además de participar en el vestuario de la serie de TVE, Seis Hermanas.
En cuatro años, su mirada en el mundo del diseño ha ido evolucionado. "Mi primera colección no tiene nada que ver con la de ahora, era de mucho diseño, mucho plumaje, muy colorida, muy atrevida… Ahora hay diseños atrevidos y otros más comerciales, la adaptas al mercado, eso sí, sin perder de vista tu estilo", expresa. ¿Y cuál es el hilo conductor de sus diseños? Destaca que el Sur siempre está presente en sus sombreros, y sobre todo, la Costa de la Luz. "Mis diseños siempre arrojan mucha luz, siempre pongo cosas que reflejen la luz. Me he criado en las playas de Zahara y de Barbate. La influencia del Sur en mi trabajo es fundamental y además me lo dicen, se nota muchísimo; los aires del Sur...", explica. "Una vez me dijo una clienta: Carmen es que tú traes los aires del Sur aquí a Madrid", concluye con una sonrisa en la voz.
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