En el polígono de las Salinas de El Puerto, hay empresas de lo más curiosas que no dejan indiferente a nadie. Los nachos o tortilla chips, estrellas de la comida Tex-mex, tienen un hueco en la ciudad desde que a un americano se le ocurriese introducir este producto en el sur de España. Fue en 1986 cuando Bruce Stockwell se mudó de Texas a Cádiz con el deseo de volver a vivir en el país en el que había pasado parte de su infancia. “Un antiguo amigo de mi padre tenía un pequeño bar en el paseo marítimo y cuando llegó aquí compró ese negocio”, explica su hermano Robert Stockwell, gerente de la empresa Super Mex, resultado de la actividad hostelera que nació en la capital.
Bruce y su mujer decidieron montar un restaurante mexicano con pequeñas máquinas que habían transportado de Estados Unidos. “Se trajeron el concepto después de haber hablado con mucha gente de Texas”, cuenta. Con el tiempo, los americanos de la base militar de Rota comenzaron a frecuentar el local y se convirtieron en los principales clientes de este nuevo establecimiento extraño a ojos de cualquier gaditano. Así, el matrimonio se trasladó a la ciudad vecina.
Allí, Bruce comenzó una aventura llena de dificultades que terminó dando sus frutos. “En aquella época era casi imposible buscar ingredientes, no había distribuidores que llevaran productos mexicanos porque no eran conocidos, entonces tenía que hacer todo casero. Los jalapeños en rodajas era lo único que podía comprar aquí”, comenta Sidney Stockwell, actual director comercial de la marca y sobrino del emprendedor.
Al principio, nadie había oído hablar de esta receta que ya ha cautivado a medio mundo. El desconocimiento provocaba comentarios graciosos. “La gente se extrañaba y decía: -Pero si el maíz es para los cochinos”, cuentan ambos sentados en una sala de las instalaciones. Poco a poco, el restaurante fue creciendo y cada vez era necesaria una mayor producción así que Bruce tuvo un pálpito. ¿Por qué no elaborar en una empresa independiente los productos que él mismo hacía en su cocina?
En 1997, convenció a su hermano Robert, que por entonces trabajaba en una consultoría de medio ambiente, y, juntos establecieron Chávez y Clark S.L. para la marca Super Mex. La familia confió en la emergencia de los nachos dejando atrás toda una vida en Estados Unidos. Para ellos, fue un cambio enorme. “Mis padres decidieron dejar lo que tenían y apostar por algo nuevo”, añade Sidney, que apenas tenía 7 años cuando aterrizó en Andalucía. La cultura, el idioma, todo era diferente. El joven recuerda que cuando llegaron, “es verdad que España se había modernizado, pero, por ejemplo, en Estados Unidos internet y los ordenadores estaban muy asentados y aquí casi que no había llegado”.
Nuevos aires les acompañaron a finales de los 90. Las bolsas de nachos que en un primer momento Bruce preparaba en los fogones del restaurante pasaron a envasarse en un vivero de empresas de Rota. Una nave acondicionada que, finalmente, dejaron para instalarse en El Puerto. “Éramos un poco adelantados a la curva de demanda, teníamos un puñado de restaurantes de Sevilla, pero eran muy limitados”, expone Robert.
No solo se enfrentaban a la odisea de buscar clientes sino también al reto de divulgar un producto desconocido. La familia no tenía otra que presentarse en los restaurantes para enseñarles qué eran los nachos y cómo se hacían. “Muchas veces teníamos que ir a los supermercados a dar muestras y a hablar con la gente, teníamos que montar el concepto”, dice el gerente relatando la historia del negocio que lleva 24 años dándole de comer.
Padre e hijo intercambian vivencias mientras exponen cómo Super Mex despegó, voló y se expandió. Las grandes marcas comenzaron a asomar la cabeza en Andalucía y, pronto, los nachos pasaron de boca en boca. El bombardeo de las campañas publicitarias supuso un empujón para que las tortilla chips terminaran de asentarse. “Durante unos años se nos conoció como los Doritos de Rota y todavía hay algún cliente que los llama así”, sostiene Sidney que también trabajó para que sus nachos no fuesen “las papas de Rota”.
Nada de patatas, la estrella de Super Mex son los nachos y la familia tenía claro que quería ofrecer “otro tipo de sabor, hacerlo nuestro”. Con un nombre internacional, Kate Bohrson, madre de Josh y Sidney, junto a Robert, pusieron todo su esfuerzo para sacar adelante este negocio que desde entonces les ha dado muchas alegrías.
"Cocinamos el maíz con una técnica llamada Nixtamalización"
De pronto, Robert abandona la sala y vuelve con tres botes que coloca sobre la mesa. “En realidad esto es la base de un nacho”, dice señalando el maíz, el aceite de girasol alto oleico y la sal. En la nave fabrican “nachos gourmet” 100% naturales y sin gluten a base de materia prima andaluza. El secreto está en el proceso de elaboración. Al contrario que otras empresas que parten de la harina ya remolida, Super Mex comienza desde el maíz seco en grano. “El maíz se seca naturalmente en la mazorca, en los cultivos de Sevilla o Córdoba, no pasa por secadores y lo cocinamos con una técnica llamada Nixtamalización”, explica Sidney que asegura que siguen haciéndolos como los indios Aztecas y como los hacía su tío en los ochenta, aunque entonces “era una forma más rústica”.
La pandemia tampoco ha pasado desapercibida en esta empresa familiar. Según explican los Stockwell, en 2019 llevaban a cabo tres turnos desde las 7 de la mañana del lunes hasta el sábado ininterrumpidamente llegando a producir 25.000 kilos a la semana aproximadamente. Sin embargo, con la crisis ha disminuido. “Ahora mismo estamos solo con dos turnos, nos falta recuperar un poquito”, comentan.
Durante estos meses, de 35 trabajadores se han quedado 28 y, aunque la venta a tiendas y supermercados se ha mantenido, “la de los restaurantes se ha quedado muy parada”, explica Robert. En sus inicios la mayoría de sus clientes procedían de la hostelería, pero hace unos 6 años “empezamos a machacar más este campo de ventas”, y en estos tiempos duros, ha sido el que les ha permitido continuar.
Super Mex no solo tiene presencia en Andalucía, la familia ha logrado exportar sus nachos a distintos continentes, sobre todo a Europa. Desde El Puerto viajan a Reino Unido, Grecia, Suiza, Holanda, Portugal o Israel. “El volumen de exportación está subiendo bastante, hace unos años la venta nacional ocupaba un 90% y la internacional un 10 y este año hemos exportado entre 30 y 35%”, afirman.
Con la esperanza de recuperar el ritmo normal, los americanos más andaluces siguen ideando nuevas formas de ampliar mercado y conquistar paladares con un producto que hoy se encuentra hasta en los restaurantes especializados en pescado. Los nachos se cuelan en las mesas, ya se han integrado y esperan al queso, la carne, o incluso al huevo, para crujir.
Los nachos más solidarios
La empresa ha donado recientemente 2.500 kg de comida al Banco de Alimentos de Cádiz, una de las acciones de su plan solidario de ayuda a la comunidad local. Así, han puesto su granito de arena en estos momentos de crisis. "Toda la ayuda posible es esencial para ayudar a las familias que más lo necesitan", han señalado. Super Mex comienza un plan de ayuda periódica con esta organización benéfica sin ánimo de lucro. Otro de sus compromisos es trabajar con proveedores locales y regionales para su abastecimiento, apostando por ingredientes de máxima calidad de la zona procedente de Sevilla y Cádiz.
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