En el verano de 2017, y en apenas 24 horas, el Banco Popular pasaba de valer 1.330 millones de euros en Bolsa a ser comprado por el Santander a cambio de la simbólica cantidad de un euro. Miles de accionistas e inversores, entre ellos grandes familias bodegueras y terratenientes de la ciudad, perdieron millones de euros tras la quiebra del banco que, en 2009, absorbió al antiguo Banco de Jerez, el cuarto más longevo de España.
En la calle Larga ha salido recientemente a la venta la sede central del Popular en la capital del sherry. Bajo la comercialización de Gilmar, la empresa propiedad de la familia Gil que lleva unos años bien posicionada en un mercado inmobiliario jerezano que en la época del pelotazo (hasta 2008) se le resistió, el inmueble se oferta por 2 millones de euros.
Con 1.114 metros cuadrados, en una de las arterias principales de Jerez, Gilmar ofrece la antigua sede del Popular, en la que aún pueden verse hasta las cajas fuertes del banco, como "gran local comercial en pleno centro de Jerez, en la calle más comercial".
"Su antiguo uso ha sido de banco y se encuentra impecable, ya que se le hizo una reforma integral y a los pocos meses se cerró. Ideal para una gran superficie. Estudiar el cambio de uso y hacer apartamentos turísticos. Localización inmejorable", expone la compañía inmobiliaria, con muchos intereses en el negocio del ladrillo en la zona.
"Las oficinas centrales del Popular en calle Larga tenían más de 60 empleados en los años 90, pero aparte tenía sucursales en la plaza del Caballo, calle Ancha, Madre de Dios, Las Palomas... Ya en los últimos tiempos apenas podían seguir trabajando unos 10 o 12 empleados", relataba a lavozdelsur.es, en el momento del crack de esta entidad, un antiguo empleado de la entidad financiera en la ciudad. Hoy, su emblemático edificio central en la ciudad espera inversor capaz de transformarlo en oportunidad de negocio.