¿Quién no está al tanto de las desigualdades sociales que hay en el mundo? Mirar para un lado no sirve de nada. Obviar los problemas sociales existentes se ha convertido en uno de los problemas más extendidos a nivel mundial. Especialmente en algunos países latinoamericanos, donde las condiciones vitales son totalmente opuestas a las que vivimos en Europa.
En este sentido, resulta evidente decir que un niño que nace y vive en un determinado umbral de pobreza se encuentra en una situación completamente inferior en lo que a oportunidades se refiere, especialmente a la hora de buscar un empleo el día de mañana. La falta de educación escolar tiene mucho que ver en ello. Además, otra de las cuestiones a las que tienen que hacer frente es al alto riesgo de desnutrición, por lo que el padecimiento de enfermedades es más frecuente. En este sentido, toda persona que apadrina a un niño en América Latina está indudablemente colaborando en favor de dicha causa.
Según indica un análisis elaborado por el Laboratorio de Pobreza en América Latina —plataforma pública de intercambio de datos, indicadores y análisis del nivel de pobreza, desigualdad y — en 2014, el porcentaje de niños latinoamericanos que se encontraban por aquel entonces por debajo del umbral de pobreza (36%) es el doble que el de adultos (19%). Por su parte, Oscar Calvo-González, economista del Banco Mundial, asegura que, a día de hoy, la pobreza infantil “tiene consecuencias importantes para el futuro de la región”. Una razón más para tratar de minimizar este problema.
En esta línea, Calvo-González señala a la elevada tasa de fecundidad en América Latina como una de las principales causas. Y eso que en los últimos treinta años se ha producido una disminución de la misma. No obstante, en los hogares más pobres la cifra sigue siendo alta, sobre todo entre los adolescentes, que, desde 1990, registran la disminución más baja de los embarazos.
Para tratar de remediar el problema, los gobiernos de los países que constituyen la región deberán favorecer de alguna manera a los latinoamericanos menores de 14 años. Sin una solución al respecto, las economías de la región seguirán manteniendo un problema que puede verse reflejado en las 2 de cada 5 personas que sufren el azote de esta situación cada día (la mayoría son niños menores de doce años). El dato resulta verdaderamente escandaloso: cerca de 82 y 36 millones de niños y adolescentes, respectivamente, son pobres.
Ante este panorama, la labor de Plan International es fundamental. Se trata de una organización que trabaja y colabora con 12 países de Latinoamérica con el objetivo de fomentar el respeto a los derechos de niños, familias y correspondientes comunidades. Apadrinar a un niño es una de las posibilidades que ofrece esta institución. A través de este proceso, se crea un vínculo único tanto con el menor como con toda su comunidad, puesto que el apadrinamiento genera un impacto positivo en sus familias y comunidades, que también se benefician de todos los proyectos desarrollados por esta ONG.
Por consiguiente, colaborar con esta causa es un pequeño gesto, pero una ayuda enorme en favor de la lucha contra la pobreza en dicha región del continente. Con tan sólo 60 céntimos al día se puede cambiar la vida de una persona.
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