La pandemia cambió vidas. Muchas de ellas para mal por motivos evidentes. Para otras personas, sin embargo, supuso un parón en su día a día que permitió replantear futuros. Una de estas vidas es la de Nuria Fábregas. Esta joven de San Fernando vivía en Madrid cuando llegó el coronavirus. Trabajaba en una de las llamadas Big Four, Deloitte, después de haber estudiado Economía y Negocios Internacionales. El parón pandémico permitió que volviera a su casa en la provincia de Cádiz para teletrabajar. A partir de ahí, cambió su día a día.
Tras muchos años con el 'gusanillo' rondando decidió dar el paso de crear su propia marca en el mundo textil de moda de baño. Senda nació en mayo de 2021, pero era algo que venía planificando desde mucho antes. Justo antes de la pandemia, esta emprendedora ya había estudiado en la Universidad de las Artes de Londres un curso de especialización en moda. El proyecto era nuevo, pero la idea no.
Finalmente, se decantó por los bikinis. Ser de la costa influye, "todo el mundo cuando piensa en Cádiz, piensa en playa y bikinis", dice. Reconoce que uno de sus objetivos si todo va bien en un futuro es hacer bikinis para todo tipo de mujeres, "Ahora mismo diseño para chicas jóvenes y muy delgaditas porque la inversión de una colección no me permite abarcar todo el target que me gustaría". También pretende entrar en el mercado de los bañadores para hombres. El otro objetivo es dar empleo a más personas en la provincia.
Aunque marcas de bikinis puede haber muchas, la peculiaridad de Senda es que son productos sostenibles. Ella lo tenía claro si se lanzaba al mundo textil. Después de evaluar todas las opciones posibles decidió usar la poliamida reciclada. "Del reciclaje se encarga una empresa italiana que recoge material del mar que convierte en fibra que hace diferentes tejidos, entre ellos de baño", cuenta.
Cuando todo el proceso acaba, se pueden comprar de forma online, aunque durante la temporada también participa en mercados y pop ups. El siguiente objetivo es trabajar con tiendas en toda la geografía española que tengan estos bañadores. Pero esto es el final. Antes de poder vender los bikinis y bañadores, hay una cadena de producción que se desarrolla íntegramente en Andalucía. Nuria la comienza diseñando en su oficina de San Fernando. De ahí pasa a Málaga, donde se encuentra la patronista. Todo acaba, al menos en lo referente a la confección, en un taller de Almería con ocho trabajadores. El proceso completo puede durar entre seis y siete meses.
Afirma que para encontrar este taller tuvo que pelearse, y mucho, por internet. "Una cosa complicada en el sector es que no es fácil encontrar proveedores y menos de calidad". En Cataluña sigue habiendo cierta industria textil, pero ella quería que todo fuera andaluz a pesar de que apenas quedan talleres porque la mayoría de marcas trabajan ya en Asia. Una vez terminado todo esto, el producto vuelve a San Fernando, donde Nuria también se encarga de la logística. La oficina, además de ser lugar donde se crean los diseños, también es el plató para la promoción en redes. Lo que menos le gusta, confiesa, es la parte contable. Justo a lo que dedicó sus estudios.
Toda la cadena, unida a la sostenibilidad, provoca, lógicamente, que el producto final sea más caro que lo que ofrecen muchas multinacionales que utilizan la globalización para que el coste de producción se reduzca. "Cuando cuentas lo que hay detrás lo valora, pero a la hora de consumir siguen yendo al centro comercial y miran lo que es más barato para el bolsillo", explica antes de decir que el principal motivo de compra sigue siendo el diseño, luego el precio y por último, como extra, la sostenibilidad de su fabricación.
"Competimos en una industria donde está Shein, Primark o Inditex y las tendencias cambian muy rápido. Se empieza a valorar, pero no es el principal factor de compra. El modelo de negocio de ellos es copiar diseños porque no tienen diseñadores, buscan tendencias".
Su compromiso con el medio ambiente, además, la obliga a calcular bien la cantidad a producir para "evitar el sobreconsumo y producir cosas que no se van a vender".
Precisamente, uno de los momentos más desagradables lo vivió hace unos meses con Primark. Mirando Instagram se encontró con una modelo promocionando dos bikinis, con la mala suerte de que uno de ellos era un diseño que Senda había sacado el verano pasado, "No se puede encontrar en cualquier sitio porque se convierte en braga alta. Me quedé a cuadros", recuerda. Unas semanas antes ya le habían recomendado que patentara el diseño porque no existía, "te da mucha rabia porque eres una empresa pequeña y ves que se lucran de tu trabajo".
Desde el primer momento descartó denunciar porque era consciente de los equipos jurídicos que están detrás de estas empresas, pero le dio muchas vueltas a lo que hacer. Acabó compartiendo en sus redes un vídeo en el que explicaba todo lo que había detrás del proceso de confección del bikini plagiado, "ves un trozo de tela sin saber que eso ha pasado por 20 manos y es proceso largo donde intervienen muchas personas. Si hablas de que España va mal o no hay industria textil y compras en Primark, contribuyes a que eso siga así". Pese a que recibió mucho apoyo tras este episodio, la multinacional no se puso en contacto.
Aunque este episodio fue negativo, Nuria también ha vivido la otra cara de la moneda. En abril logró alzarse con el primer premio en el programa-concurso de emprendimiento femenino WOW.up que organizó la Asociación de Empresarios del Sur de España y en el que participaba la propia Junta de Andalucía. Senda superó a otros 399 proyectos a lo largo de tres fases. "Fue una alegría y un impulso porque en Senda lo he autofinanciado todo. Emprender y ser autónomo en España cuesta una millonada", afirma al recordar este momento.
Y es que esta marca aún se encuentra en proceso semilla y testándose, "queda para ser estable, todavía no es rentable". La situación se ha complicado aún más en las últimas semanas por la inflación, algo que, dice Nuria, nota en el precio de los tejidos y en la confección. Pese a ello, no lo está repercutiendo en el precio final, "es un esfuerzo que estamos haciendo para tener precios competitivos".
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