El consumo de cannabis es una tendencia al alza entre los jóvenes de nuestro país. El uso de esta droga experimentó, según la última encuesta publicada hasta el momento, un crecimiento del 11,8% con respecto a la anterior muestra estadística —de carácter bienal—. Este aumento es particularmente destacable en los españoles de entre 15 y 17 años, el grupo de edad que mayor consumo presenta de esta sustancia: un 12,6% reconoce haber fumado marihuana o derivados de la misma durante los últimos 12 meses.
A fin de establecer un análisis detallado de los procesos que han favorecido la extensión de estas tendencias de consumo entre los jóvenes, la sociedad Socidrogoalcohol, en colaboración con el Consejo General del Trabajo Social, ha elaborado el Estudio Sociológico cualitativo sobre el consumo de alcohol y cannabis entre adolescentes y jóvenes, un informe que trata de analizar los patrones de motivación y pautas de consumo a través de las respuestas obtenidas en diferentes grupos de debate formados por jóvenes y especialistas de doce comunidades autónomas españolas.
El estudio hace especial hincapié en la edad en la que comienza el consumo de cannabis, así como en las características de los entornos en los que tienen lugar estas primeras experiencias. Se estima que la primera toma de contacto de los jóvenes españoles con este tipo de sustancias tienen lugar, de media, entre los 16 y los 17 años —3º y 4º de la ESO—, edades algo más avanzadas que los 13 y 14 años del inicio en el consumo de alcohol. De esta forma, alrededor de 93.000 jóvenes de entre 15 y 17 años se incorporan cada año al consumo de cannabis, situando en un 77% el porcentaje de personas que comienzan a consumir este tipo de sustancias antes de los 25.
La primera toma de contacto de los jóvenes españoles con este tipo de sustancias tienen lugar entre los 16 y los 17 años
Del análisis de los debates llevados a cabo en los distintos focus group se observa una tendencia que vincula el primer contacto de los jóvenes con el cannabis con una “necesidad de pertenecer a un grupo y experimentar con un grado más de transgresión: de probar lo prohibido”. Un patrón de consumo inicial estrechamente relacionado con la experimentación y la aceptación social en determinados entornos, que posteriormente adquiere sin embargo un carácter de hábito. Las principales motivaciones esgrimidas de este consumo con mayor frecuencia tienen que ver con los efectos relajantes de la sustancia, la “evasión de la realidad”, el “aislamiento de la frustración diaria”, y la “regulación de emociones”, entre otras.
El consumo habitual, el que más crece entre los jóvenes según el estudio, se extiende fundamentalmente en grupos “de confianza”, más reducidos que en el caso del alcohol y en los que el consumo de cannabis se considera aceptado y no estigmatizado. Con regularidad, este tipo de uso del cannabis pasa a ser diario, y principalmente diurno, estableciéndose rutinas de consumo a la entrada de los institutos y durante los descansos de las jornadas educativas, lo cual en muchos casos deriva en la asistencia de los jóvenes a los centros educativos bajo los efectos de este tipo de sustancias. En este sentido, es importante destacar los datos que señalan el consumo durante los últimos 30 días desde la realización de la encuesta como el apartado como el que más crece entre los jóvenes.
Por último, el estudio sitúa en algo menos del 30% el porcentaje de jóvenes que admite tener una información “completa y adecuada sobre las drogas”. Ante este dato, Socidrogalcohol pide una “mayor coordinación y cooperación entre las diferentes entidades e instituciones”, con el objetivo de establecer una “educación real”, tanto antes como después de las infracciones, no basada en “castigos económicos que no pagan los adolescentes”. Algunas de las medidas más urgentes propuestas por el informe son la aprobación de una Ley integral de prevención, espacios de ocio alternativo y el control de la publicidad que asocia el consumo de drogas.
Pincha aquí para ir al enlace original de esta publicación.
Comentarios