Algecireño aficionado a las canciones desde siembre. Antonio Romero Chipirón, Chipi, vocalista y compositor del quinteto La Canalla está a punto de montarse en un coche aparcado en Sevilla con destino a Córdoba, donde ya habrá entonado sus letras. “46 años. ¿Me vas a hacer socio de algo? He pensado: -A lo mejor hay preguntas que hieren la sensibilidad del menor y se quiere asegurar de que tengo una edad ya”, dice riéndose.
Desenfadado, natural, sencillo. Transmite rareza, pero de la buena. Signo del zodiaco. “Hostia, septiembre, el 9, yo que sé”. Este virgo lleva desde los veinti pocos años dedicándose al mundo de la música, aunque confiesa que estudió mecánica de coches. “Nunca he apretado un tornillo canija. He pegado carteles, he puesto copas, he recogido vasos, pero nunca he arreglado un coche”, comenta el artista, que se mudó a Sevilla —donde ya lleva 15 años— para escribir guiones de teatro y televisión.
En 2009 dio vida a La Canalla y lanzó Flores y Malas Hierbas (2010), El Bar Nuestro de Cada Día (2013) y Amor en crisis (2016), pero sus últimos trabajos han sido un guion de cine y una obra de teatro con Pasión Vega que se estrena el próximo 26 de diciembre en La Maestranza. Lleva desde 2017 centrado en el Chipirón guionista y, aunque no ha dejado de componer, no ha tenido tiempo para cantarlas delante de un micrófono. “He hecho canciones para otra gente como Pasión Vega y he escrito una canción con Jorge Drexler, pero no he publicado nada en cuatro años”, dice.
Ahora Antonio, el hombre que una vez metió un sobre de jamón de pata negra junto al último disco de La Canalla como “antídoto gastromusical para cualquier tipo de crisis”, sube a las tablas. De Córdoba ha viajado a Jerez, donde este fin de semana ha ofrecido un concierto junto al maestro del piano Javier Galiana. La carnavalera peña Mencantajeré ha sido testigo de todo aquello que sale de su mente.
Es un término afectivo. Siempre he trabajado en la noche y conozco a mucha gente. Tengo más amigos que memoria, entonces tengo que tirar de una coletilla que no moleste a nadie, a la gente no le suele molestar que le diga canijo. A menos que sea un caso exagerado en el que digo muchachito o muchachita.
Surgió. Es uno de estos motes que salen espontáneos y no tienen mucha relevancia. Está vinculado al carnaval.
Las primeras veces que escribí cosas cantables eran Carnaval, para chirigotas infantiles.
De forma peyorativa y macabra, ninguna. De forma cariñosa, muchas veces. Pero lo de La Canalla viene más por el término, del vulgo, de la gente de la calle, que es de lo que me gusta hablar y a quien me gusta hablarle.
Sí, yo antes fumaba bastante.
Lo que forma parte del espectáculo es que yo esté bien y que se establezca un diálogo con el público. Es muy difícil establecer un diálogo si una de las dos partes no está a gusto. Como a mi me gusta beber y estar sentado, pues me siento y bebo, y como también en el escenario. Hago lo que me apetece. A mi me gusta que la gente en los conciertos también haga lo que le apetece, no tienen por qué estar obligados a estar tiesos como un San Luis.
Yo creo que es por la intención que tiene la gente de ponerle una etiqueta a las cosas para poder entenderlas. Pero yo creo que las cosas, más que entenderlas, hay que recibirlas tal como vienen y disfrutarlas.
Todo tiene un sitio, canija. Lo que pasa que uno tiene sus limitaciones y la identidad sonora de cada uno está limitada por aquello que ha escuchado. Yo si tuviera una identidad sonora más amplia, haría más referencias a esas otras músicas. Si no lo hago es porque no la tengo, no porque crea que no se lo merece. Antes era normal que la gente se dedicara al blues o al rock porque tu tenías 1.000 pesetas y te las tenías que gastar en un disco y no te la podías jugar, te ibas a comprar algo que te gustara. Pero ahora que hay tanto acceso a la música, estamos tan influenciados por tantos estilos que a mí no me sale dedicarme a un único estilo.
Viven juntos. Comparten piso los dos, entonces algo se le pega al uno del otro. Se duchan y hacen muchas cosas juntos.
Creo que en general el amor es la necesidad de compartir lo que uno cree que es válido de lo que uno tiene. Se buscan un montón de excusas para compartirlo, hay muchos tipos de amor, pero al fin y al cabo, está muy vinculado a la gente, a una persona con respecto a otra. Yo el amor propio no lo comprendo como amor, lo entiendo como un punto de partida que no es ni clasificable. Es tan innato a estar vivo que no lo considero ni bueno ni malo. Quien no se quiere a uno, no tiene razón. Cuando ya entra otra persona en juego, ya hay amor, o no. Pero siempre que tengas la necesidad de compartir algo con alguien, hay un amor.
Yo creo que ahí no hay mucho amor. Ahí hay mucho show pero no creo que haya amor. Yo creo que el amor está en crisis en el momento en que la gente deja de priorizar a la gente por otras cosas materiales, ya sea el dinero, el ego, la reputación, el prestigio. En el momento en que la gente deja de pensar en otra gente, el amor sí entra en crisis. Ahora hay una crisis de amor porque la gente está más pendiente de los avatares de la gente que de la gente.
"Si no hay pelo, no hay amor"
Totalmente. Si estuviéramos solos en una isla desierta rodeados de cocos, no podríamos practicar el ejercicio del amor, no podríamos querer a nadie, y eso sería una putada. Nos sentiríamos incompletos. El ser humano está diseñado para relacionarse con otra gente, y la herramienta que tiene de hacerlo, de buena forma, es el amor, con todos sus eufemismos, cariño, simpatía. Esa necesidad de estar compartiendo con otra gente es lo que hace que le de razón a nuestra existencia. En el momento en el que eso no existe y nos vemos solos, está en peligro nuestra salud mental. Compartir el amor con un avatar o con una pantalla no es compartir. El amor necesita que haya pelo, si no hay pelo, no hay amor.
En ese contexto, esa frase está dicha para que se entienda de forma convencional. Se trata de la exclusividad y de los hábitos más comunes de las parejas. La forma de quererse la gente, en exlusividad, con muestras de cariño más o menos estipuladas, con unos horarios. Lo que viene siendo una pareja convencional. Pero la forma de quererse de la gente en realidad, en el fondo, es la misma de siempre, desear el bien del otro es la única forma de quererse.
La mayoría de las veces que hay violencia de género es porque realmente no hay un amor sano sino que el amor ha mutado a un egoísmo propio. El amor pasa por muchas fases, todas buenas, pero cuando se desvirtúa, eso no se puede considerar una fase. Tu coges la papa y no la fríes, y el huevo lo pones duro, eso ya no es una tortilla de papas. El amor se puede deconstruir, pero no destruir para convertirlo en otra cosa. En el momento en que existe el daño a la otra persona y no el deseo del bien por la otra persona, ahí no hay amor.
"Los artistas tienen la misión de materializar las emociones"
Todos sabemos lo que es un mal de amores porque todos lo hemos padecido. Pero a todos nos gusta que nos lo cuente Chavela, Joaquín Sabina, Serrat o Leonard Cohen. Yo creo que los artistas tienen esa misión de materializar las emociones de la gente. En cierto modo es decir aquello que la gente siente de una forma que la gente no es capaz de decir. Cuántas veces has leído algo que has dicho: -Esto era, esta es la herramienta que necesito. A lo mejor te has enamorado y no sabías como expresar ese cariño. Puedes mandarle una canción y decirle: -Esto es lo que te quiero decir. Esta creo que es la misión de los artistas, no solo para el amor sino para otras muchas cosas. En La Revolución de los claveles, una canción fue determinante para manifestar el cariño patrio a una patria coherente y en otras muchas ocasiones, una canción, un poema, una película, tiene la clave para comunicarte.
O que se evada con otra cosa, que tampoco es bueno estar todo el día metiendo el dedo en la llaga. Pero sí es verdad que necesitamos muchas veces que alguien nos ponga en pie lo que sentimos para tener claro qué es lo que estamos sintiendo. Y es bueno hurgar un poco en la herida para sanarla, pero no estar todo el día con el dedo metido porque entonces nunca se hace la postilla y nunca cicatriza.
"Estar bien no es tener muchas cosas"
Creo que hay mucha verdad. Yo creo que el hecho de haber educado a la gente en un estado de bienestar y hacer que confundan el bienestar con estar bien es un problema. Yo creo que estar bien no es tener muchas cosas, estar bien es ser conscientes de cuáles son las cosas básicas que se necesitan y entender como privilegio o regalo todas aquellas cosas de más. Entendiendo también que más no es mejor, tener un exceso de cosas no necesariamente nos hace estar más contentos o más felices ni ser mejores personas. Probablemente nuestros hijos se terminen educando en una generación donde no le estamos pudiendo transmitir las necesidades básicas y qué es lo que es estar bien. Hay exceso de interés por lo material y a cosas insignificantes se le dan mucho valor.
He conocido a niños en África muy contentos dándole patadas a una pelota de trapo y he visto a niños llorando aquí al lado de mi casa porque no les regalaban el último Fifa de la PlayStation. Estar bien es un estado de ánimo que no tiene nada que ver con cuánto se tiene sino con la capacidad que uno tiene de valorar lo que tiene.
Casi todas están basadas en La Canalla, en el mundo, en la gente, y en la necesidad que tengo de contar las cosas que veo. El amor normalmente no es el fin, es una excusa para hablar de otras cosas. Uno puede utilizar la temática del amor para terminar hablando del racismo, la exclusión social, el maltrato, el capitalismo o hacer una crítica de alguna injusticia política. A mi me da igual de qué color se pinte la luna sino quién la está mirando.
Me apetece hablar mucho de la habilidad que tiene la felicidad para esconderse en las cosas pequeñas para que nadie la encuentre.
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