Desde la cuna
El pasado 23 de junio se celebró el Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería, y no sé si ella lo sabía o se le habrán contado, pero a Berta Alfonsín Rodríguez le gustó el universo del teatro, la tramoya y los focos desde antes de empezar a andar. Era muy pequeña cuando ya sabía lo que era un escenario, a qué olía la ropa recién planchada en los camerinos poco antes de que se subiera el telón, y qué se respiraba entra cajas cuando la función iba a empezar.
Nunca lo dudó, lo tuvo claro: Berta quería formar parte de ese mundo inabarcable que es el espectáculo, sobre todo la parte técnica, acaso la menos agradecida porque es la que el público nunca aplaude. Han pasado algunos años, no muchos, y Berta Alfonsín Rodríguez (Jerez, 1990), ya no es aquella chiquilla que corría por los pasillos en busca de que le firmaran libretos o programas de mano. Hoy es ingeniera de Telecomunicaciones, en la rama de imagen y sonido, máster incluido. Preparación exhaustiva y juventud abrumadora.
Creo que sigue habiendo más hombres en la ingeniería. Esto se ve reflejado sobre todo en la aulas. Es verdad que en mi carrera, el primer año, de 65 alumnos, éramos 20 chicas. Es decir, un número bastante alto, casi un tercio. Mi carrera, dentro de la ingeniería, es de las que más chicas tiene. Pero tengo amigas en ingeniería eléctrica, mecánica o industrial... y a lo mejor hay una o dos chicas por clase, no más.
Creo que tiene un carácter más artístico, más creativo. Aunque sea teleco, parece que eso suaviza un poco más el nombre de la ingeniera como tal.
Sí. Al final acompañas a la narración de cualquier obra. Puedes ir a ver una obra de misterio, pero quizá la iluminación no transmita esa sensación, ese misterio. Todas las personas estamos influenciadas por las sensaciones que llegan a nuestro cuerpo por lo que ve y lo que oye. Si acompañas a la narración con lo que el espectador está viendo, creo que al final eso es creativo. Tú haces que lo que el espectador ve, le impresione o tenga ciertas sensaciones.
"Todas las personas estamos influenciadas por las sensaciones"
Sí. A mí me gusta mucho la ciencia; de siempre. Quería estudiar Física, pero es verdad que al vivir dentro del mundo del espectáculo por motivos familiares, me busqué algo que tuviera las dos cosas: la ciencia por un lado y el espectáculo por otro. Encontré Teleco. Aquí tengo la parte técnica y científica, y luego la parte artística; la parte visual de la imagen... y el sonido, pues también.
Así es. Al final la tecnología va avanzando, actualizándose, y un ingeniero no se puede quedar atrás, con lo que estudió hace cinco años, porque lo que estudió entonces ya cambió totalmente. Es verdad que conoce las bases y no se va a perder en lo nuevo, pero tiene que actualizarse continuamente. Tampoco va a ser un esfuerzo como tal porque te gusta. Al final, si has estudiado ingeniería es porque eres curioso y porque te apetece conocer las cosas nuevas. Siempre quieres aprender.
En parte sí y en parte no. Creo que hay equipos de calidad que facilitan el trabajo para que el producto tenga al final mucha más calidad. Es verdad que puede haber equipos muy buenos cuyos técnicos no sepan utilizar y que el trabajo no sea bueno. Las mesas siempre se van actualizando, pero un equipo de calidad hace que sea más accesible, más fácil de utilizar, que sea incluso visualmente más bonito para que el técnico pueda utilizarlo.
"El funcionamiento técnico es el mismo para un espectáculo de 1.000 que de 40.000 personas"
En principio, no. Durante mi carrera he tenido profesoras muy buenas y ellas mismas han inculcado que estemos dentro del mundo de la ingeniería. Y dentro de la carrera nunca he sentido discriminación ni con profesores ni con otros alumnos.
Creo que esto es como una tela de araña. Para 1.000 personas es mucho más pequeña, y con 40.000 la tela va a ser mucho más grande porque tienes más que abarcar, pero el funcionamiento es el mismo.
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