Renovarse o morir
En el mundo de los zapatos existen un montón de dichos y refranes para este elemento del vestir, pero también está el que Cynthia Gordillo (Sevilla, 1979) y su clientela pueden aplicar, y que bien podría servir como resumen del trabajo que hace: Renovarse o morir.
Y así es, al menos, con la cantidad de pares de zapatos que esta artesana del forrado de calzado maneja a lo largo de las semanas. Con mucho éxito, además. No en vano, son más de 28.000 seguidores en su Instagram, y hay lista de espera para que esos zapatos viejos, pero que aún pueden aprovecharse, o nuevos, pero que requieren un forrado especial y diferente, pasen por sus manos.
Pero si están pensando en que Cynthia heredó el oficio de su padre o de su abuelo, no hay nada más lejos de la realidad. Lo de esta artesana nació de su interés por aprender, de su curiosidad y su buen gusto para hacer las cosas.
Bueno, tengo que decir que no me considero zapatera, me encantaría serlo. Los zapateros hacen un montón de cosas que yo no hago. Yo hago cuatro cosas. Me dedico a reparaciones muy concretas. Pero, en realidad, yo me he dedicado a la artesanía siempre por afición, por gusto, hasta que un día empecé ya profesionalmente haciendo complementos, un poco de todo.
Aprendí por gusto. A la gente que nos gusta la artesanía, digamos que nos apuntamos a todo por el placer de hacerlo.
"No me considero zapatera, me encantaría serlo"
Para nada. En mi casa hay tradición de artesanía. Mis abuelos tenían un taller de lámparas, de arreglo de bicicletas. Es que en la época de mi abuelo, quien tenía un taller, hacía de todo. Pero los zapatos y la costura no se han tocado nunca hasta que lo he hecho yo. He probado muchas cosas y esto es lo que me ha ido funcionando y a lo que me dedico.
Unos nueve años. Pero empecé a aprender en 2010, y los primeros que hice para unos clientes fueron en 2015.
Yo empecé con lo de los zapatos, pero cada cuál hace lo suyo. También damos clases de costura.
Es que da la casualidad de que el forrado de zapatos para la Feria y demás fiestas no se hace. Los zapatos, en la Feria, sufren muchísimo. La gente lleva más zapatos de batalla. Alguno te llega para unos tacones o un tinte. Pero el tema del forrado es más para bodas y ceremonias.
Sí, sí. Y de mujeres a partir de los 40 años o algo así. Hay en el mercado tanta variedad de calzado que es raro que una persona necesite que se los hagan a mano. Pero a partir de ciertas edades preferimos unos zapatos que nos queden cómodos y que nos gusten, y convertirlos en lo que necesitamos para ese evento.
"Lo de quererte más que a unos zapatos viejos no puede ser más cierto"
Exacto, exacto. Es que ese dicho es totalmente cierto.
Claro. Se nota. Se nota al trabajarlo. Es un gusto trabajar con un zapato bueno. Si lo ves en los vídeos de Instagram, para que queden como yo quiero, los tengo que desmontar enteros. Y que después vuelvan a su sitio es mucho más sencillo con un zapato bueno. Los malos se deforman un poco y hay que darles mucho cariño para dejarlos como estaban.
Claro. Eso es impepinable. Lo que sí es cierto es que, como trabajo bajo pedido, cuando la gente viene ya he tenido conversaciones por teléfono, por internet. Si en la primera criba no están muy interesados, no llegan ni a venir.
Con una dificultad media, ¿qué tiempo le echa al zapato desde que llega el cliente hasta que se va con ellos?
El trabajo en sí depende del modelo: unas 4 o 5 horas, lo más sencillo. Con otros me llevo un par de días porque me dan problemas, por la calidad, por ejemplo. La tela también influye. El otro día estuve con unos que me dieron problemas, y como tenía que entregarlos al día siguiente, pues estuve hasta las cuatro de la mañana. Pero la tardanza no es tanto por lo que entretiene forrar unos zapatos, sino por lo que tengo delante. Ahora lo que hago es dar cita.
¿Esto de forrar zapatos es caro o barato?
Cuando me preguntan eso digo siempre que es más barato comprarte unos zapatos, y más con el mercado que hay. Lo que ocurre es que cuando tienes unas necesidades concretas, tienes que buscar lo que yo hago. Lo básico puede ir desde los 45 euros. Pero yo he forrado hasta por 100 o 120 euros. Depende mucho del tipo de zapato, del tipo de tela. Hay un abanico muy grande.