La risa, remedio infalible
O eso dicen. Susana Cantalejo (Jerez, 1980) es el alma máter de los vídeos humorísticos que se han hecho poco a poco un hueco en las redes sociales, donde reciben visitas y comentarios de todas partes de España. La otra cara del negocio, Lencería Venus, la cabeza pensante, es su hermana Yolanda (Jerez, 1975), quien maneja las cuentas y también hace las veces de operadora de cámara. "En el primer vídeo promocionando nuestra ropa salía Yolanda, pero aquello parecía un velatorio, así que me puse yo, y hasta hoy", cuenta Susana, que no para de reírse y de contar anécdotas durante toda la entrevista mientras su hermana, que la conoce mejor que nadie, asiente con la cabeza y ríe las ocurrencias como si fuera la primera vez que las escucha.
Susana Cantalejo: Empezamos en Facebook durante la pandemia. La gente nos hablaba: "Oye, unos calzoncillos". Y allí íbamos nosotras, en pleno confinamiento, cogíamos de la tienda lo que nos habían pedido, sacábamos el ticket y lo llevábamos sin que nos vieran. Como el que vende droga, vamos. Soltábamos las cosas en un aparcamiento. Pero todo por ir apareciendo en la redes. Parecíamos traperos. Todo a escondidas.
Yolanda Cantalejo: Yo me acuerdo perfectamente de eso. Tenemos un fabricante al que le compramos muchas cosas. Él me decía: "Haced algo en la redes, que las redes tiran mucho". Yo no le hacía mucho caso. Pero un día se lo dije a mi hermana. Yo salgo, y empecé a hacer el vídeo, pero Susana me quitó, que decía que lo mío parecía un velatorio.
S.C.: Claro, eran los meses en que no se podía salir a la calle. Teníanos una clienta que nos dijo que podía salir en sujetador y bragas, y se lo dije a mi hermana. Al final lo hicimos nosotras. Se puso mi hermana Yolanda... Fíjate tú, no tenía arte ni para tocar las palmas, tú palillitos, hija, palillitos. Le dije que los vídeos los hacía yo, que para eso no valía ella, y empecé a hacerlos.
S.C.: Un cachondeo. Entre el habla en andaluz malamente, la media lengua que tengo... Empecé vendiendo pijamas, haciendo de Beyoncé. Luego haciendo tonterías en TikTok, aunque eso fue más tarde. Empecé a hablar vendiendo nuestros productos. La gente me decía: ¡Qué alegría, Susi! Yo creía que habíais cerrado.
S.C.: 23 años llevamos aquí. Bueno, llevamos 26, pero en otro local de al lado. La gente se preguntaba si aún existía la tienda, y empezó esto a moverse.
S.C.: Muchísimo. Lo que más nos ha ayudado. Gente por teléfono, llamándome a las tantas... Te cuentan que su marido está en el hospital de Cádiz, y que cada vez que se siente triste pone mis vídeos. Cuando estoy yo en la tienda es una locura. A mi hermana le gusta el cachondeo, pero es más formalita. Yo soy más de hablar con todo el mundo, de hacer chistes de todo, y nos dicen que venir a la tienda es pura terapia. Yo he hecho el canelo toda mi vida. A mí me gusta ayudar a la gente. No me gusta contar mis problemas. Siempre voy con la máscara puesta a la calle, y muchísima gente me repite que para reírse hay que veinr a verme.
"Las redes nos han ayudado muchísimo"
S.C.: Eso es descomunal. Viene gente de todos lados. Enfermeras que te dicen: "No chilles tanto en los vídeos, que ayer puse uno en una guardia, con todo el pasillo callado y no veas la que se ha liado. Nos reunimos en el puesto de guardia los enfermeros, los médicos...". Nos llena de alegría eso. Vendemos a mucha gente de los hospitales, también a la gente que ha sufrido operaciones en el pecho, tanto de cosas graves como algunas que no lo son tanto. Y también viene gente de parte de los médicos.
S.C.: Cuando empezamos nos bloqueaban mucho. Entonces contratamos a una empresa privada de Sevilla. Le dijimos que ellos manejaban bien el marketing, pero contestaron que la esencia era yo. No querían añadir nada. Nos censuraban por alto contenido sexual.
Y.C.: Lo que ha dicho Susana, tuvimos que contratar a una empresa profesional, porque si no te hackean la cuenta y te la quitan.
Y.C.: Es que pasábamos también, por medio de una chica, los modelos, y Facebook nos los quitaba. Pero, ¿qué íbamos a hacer, dejar las tetas en el armario?
S.C.: También nos piden que enseñemos más medias, pero eso por privado (risas).
Y.C.: Sí. Hay una estadística sobre eso. La hace la empresa, por tramos de edad. Son clientas en su mayoría, clientas que luego vienen a la tienda. Y en cuento a los vídeos, la empresa se encarga de mandarnos a qué hora nos ven más, qué ha gustado más.
S.C.: Seguimos creciendo mucho y queremos seguir creciendo. Es que es increíble cómo pueden llegar a funcionar las redes.
"Uno de nuestros vídeos alcanzó las 230.000 visitas"
Y.C.: Uno que nos hizo Capullo de Jerez mostrando unos calzoncillos de lunares, pero no puestos (risas). Ese tuvo 60.000 visitas.
S.C.: Pero no ha sido el que más. Hay uno en el que me quito el vestido y dejo ver un body negro. 230.000 visitas.
Y.C.: Qué va. De todos los pueblos de la Sierra, de Sanlúcar y hasta de Madrid han venido a conocer a mi hermana Susana. Nos dicen que les alegramos la vida, que somos muy simpáticas. Que somos sencillas y atendemos muy bien.
S.C.: Es que la atención personalizada prácticamente ha desaparecido. Tú vas a una tienda de esas grandes y no, pero vienes a la nuestra y sin probadores ni nada... Y vendemos sujetadores. Entra la que sea: tú, la 95. "¿Tú cómo lo sabes?", me dicen. Eso es como el albañil que ve el cuarto de baño. Nada más verlo sabe lo que tiene que comprar.
Y.C.: Esa respuesta no la pongas (risas).
S.C.: Eso, mejor no (carcajada).
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