Un cuarto de siglo en lo más alto
El cantautor madrileño Ismael Serrano (1974), actúa este miércoles en el Gran Teatro Falla, en la capital gaditana (20.00 horas), donde presenta su espectáculo Seremos. Una actuación diferente donde el cantante alternará sus canciones con el teatro, cuyo hilo conductor será el de un imaginario programa de televisión. En él, Serrano explica el porqué de sus letras y del mundo musical en el que se mueve. Un espectáculo singular en el que el intérprete huye de las presentaciones al uso de uno nuevo disco. En esa alternancia, Seremos brilla con luz propia en la ya dilatada carrera artística del cantautor, con 16 discos en el mercado.
Desde La Memoria de los Peces (1998), pasando por El Viaje de Rosetta (2006) y Hoy es siempre (2017), entre otros muchos. Canciones y versos que son himnos para una generación, como Papá, cuéntame otra vez. La entrevista telefónica se produce en la misma mañana en la que se ha conocido el triste fallecimiento del maestro Pablo Milanés, un espejo al que asomarse para Serrano. Heredero de la nueva generación de trovadores de los 90, la voz de este madrileño bebe de las influencias de Serrat, Aute, Joaquín Sabina y Silvio Rodríguez, así como de poetas como Luis García Montero y Mario Benedetti, pero con el paso de las décadas se ha labrado, lo más importante, una identidad propia y muy personal.
Me ha afectado mucho la muerte del maestro. Aprendí a tocar la guitarra con las canciones de Pablo Milanés. Es una referencia ineludible en la trova cubana. Forma parte de mis referencias más inmediatas, y Pablo representa para mí lo que es la esencia de la poesía en los cotidiano. Imprimía a las batallas domésticas esa épica de la que no siempre fuimos conscientes. Le cantaba al amor y la lucha poética con un vuelo muy alto. Más allá de eso, es que forma parte de mi vida.
Vi muchos conciertos, pero no tenía tanta relación con él. Lo he visto y disfrutado inmerso entra la multitud del público.
Sí, es cierto que siempre queda su música, sus discos, pero es que verlo en vivo era otra cosa. Tenía una capacidad enorme de transmitir cosas, de crear armonías; él solo con la guitarra, o con Miguelito Núñez al piano. En directo era muy especial, todo muy de verdad.
"Quiero hacer algo diferente que vaya más allá de una sucesión de canciones"
Siempre me ha gustado mucho contar historias; buscar un hilo argumental que me ayude a hilar canciones, para que no fueran letras sin más, pero nunca había hecho nada tan teatral, tan cerrado, con una estructura tan guionizada como ahora. Pero fundamentalmente lo hago porque me divierte hacerlo. Quiero hacer algo diferente que vaya más allá de una sucesión de canciones y la presentación de un nuevo trabajo. Me permite contar todas las historias que hay detrás de un disco e imprimir más capas.
Sobre el amor, sobre el paso del tiempo. Y verbalizar todo eso es más sencillo con un guion teatral. Es un viaje diferente. Lo disfruto muchísimo. Me lo paso muy bien. Me gusta contar historias, casi en el sentido más tradicional, un trovador; como las del ciego. Escribo también teatro. Por eso cuando me hablan del folio en blanco es que no sé qué contestar, pero desde luego teniendo historias que narrar, el folio en blanco no existe.
Fundamentalmente se escribe para combatir ciertos miedos, porque en cierto modo, no somos capaces de gestionar la pérdida que impone a veces el paso del tiempo, la renuncia. Eso también crea un espacio de soledad que el escribir palia de alguna manera.
Es inevitable que la perspectiva de cualquier futuro condiciona la mirada. Vivimos con una sensación de precariedad que se ha exacerbado con la pandemia. Todo eso parecían cosas más propias de una distopia, pero ojo que nos hemos dado cuenta de que lo improbable es posible. Puede ocurrir. Todas estas circunstancias, por supuesto, hacen que veas las cosas desde una perspectiva diferente. Todo esto acaba afectando a los planes más inmediatos. Vivimos una crisis que se cronifica y que colapsa. La gente cree que desde 2018 vamos empalmando una crisis con la otra. No, es la misma que perdura.
"Lo malo es la huida permanente, que es algo infantil porque nos esconde de la realidad"
Hay dos maneras de enfrentarse al mundo: el primero, de la confrontación con el problema, que te lleva a tratar de entender lo que te sucede a ti y lo que le sucede al mundo. Y hay otra que es el escapismo, que es lo que se impone hegemónicamente en la música. Pero eso es una huida permanente. Eso tiene que ver con cierta música urbana. El escapismo está bien practicarlo, vemos películas, escuchamos música… Lo malo es la huida permanente, que es algo infantil porque nos esconde de la realidad.
No lo creo. Esto va todo por épocas. Como el hedonismo de los años 20, el pasar de todo. Habrá quien apueste por eso, pero tarde o temprano haremos contacto con esa poesía que habita lo cotidiano, que es lo que hablábamos al principio de Pablo Milanés, que es la música que nos humaniza y que teje redes de humanidad. Va a haber siempre cantautores; y sobre todo cantautoras, hay muchas mujeres que están escribiendo el relato de su tiempo. Otra cosa es que sean más exitosas, que atraigan más la atención de los medios, pero siempre va a haber.
"El teatro no ha recuperado todavía los niveles de antes de la pandemia, y no digamos el cine"
En términos generales hay muchas ganas, pero no indican exactamente lo mismo los estudios de venta de entradas. Si hablas con los productores no es tanta esa sensación. De todas formas, también depende de los espectáculos, de la edad y el tipo de público. El teatro no ha recuperado todavía los niveles de antes de la pandemia, y no digamos el cine, que está padeciendo una crisis terrible, sin precedentes. Ya venía arrastrándola y la pandemia le ha dado la puntilla.
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